Fue un viaje para “salir de la rutina y volver a conectarme conmigo”, dice Candela “Cale” Ruggeri (33), tras gozar de unas fabulosas vacaciones en las paradisíacas playas de St. Maarten junto con su amor desde hace seis años, el ex futbolista y empresario Nicolás Maccari (33), y su hija Vita (2). La modelo e influencer aprovechó la escapada para sumarse a una wellness week de lujo organizado por la PR Andy Videla en el resort La Samanna Belmond. “Mientras Nico y Vita descansaban, yo me anoté en las distintas actividades de bienestar: sesiones de meditación, yoga y encuentros frente al mar. Me encantó porque pude tener unos ratitos para mí y dedicarme a vivir el aquí y ahora. Y eso es algo muy difícil cuando tenés una beba chiquita que depende ciento por ciento de vos”, cuenta la hija del ex futbolista Oscar Ruggeri, quien compartió la experiencia con su amiga Sofía “Jujuy” Jiménez.
–La maternidad cambió parte de tu rutina...
–Me cambió la vida entera. Antes de Vita –la tuve a los 30 años–, mis tiempos eran otros y después de su nacimiento me tuve que adaptar a una nueva rutina con otros horarios y pocas horas de sueño. . Ojo, Vita es el amor de mi vida y daría todo por ella, pero es muy fuerte el impacto de la maternidad: es una revolución interna.
–¿Meditás?
–Lo voy incorporando de a poco, todos los días trato de guardarme quince minutos para mí, para respirar, cerrar los ojos y valorar todo lo que tengo. En ese sentido, esta experiencia de yoga y meditación me enseñó a agradecer lo que me dio la vida: una hija increíble, un gran amor y un trabajo que me llena de orgullo y placer. Soy una privilegiada: tengo todo lo que siempre soñé.
Por tu trabajo y estilo de vida mantenés hábitos saludables. ¿Se los vas a transmitir a tu hija?
–Sí, claro. Me cuido bastante y hago deporte: voy al gimnasio y salgo a correr, dos rutinas que me cambian el día. Y esto me lo enseñó papá, que siempre hizo ejercicio. Así como él me inculcó el amor por el deporte, me encantaría hacer lo mismo con Vitu. Quiero enseñarle la importancia de seguir un camino saludable. Después, que practique lo que más le guste: danza, ejercicio, lo que le divierta. En cuanto a la alimentación, soy vegetariana hace más de diez años y tengo fuerte con vicción de que comer animales y absorber esa energía no hace bien. No juzgo a nadie porque mi novio come asado de vez en cuando y mi papá y mis amigas también. A mí esto me parece importante y quiero compartirlo con Vita. En algún momento me gustaría que vaya a una nutricionista para que tenga las herramientas que la ayuden a decidir mejor sobre su alimentación.
–Hace casi seis años que están juntos con Nico. ¿Cómo mantienen viva la relación?
–Tratamos de encontrar esos momentos para no perdernos. Una vez lo charlamos y le dije: “Gordi, una vez por semana tengamos una cita sí o sí. Busquemos la vuelta para reencontrarnos sin Vita”. Fue difícil porque me costaba mucho dejarla, aunque fuera por unas horas, pero al mismo tiempo, sentía que teníamos que buscar ese equilibrio entre paternidad y la vida en pareja. El amor también es una construcción, todos los días tenemos que dar lo mejor. Con Nico nos elegimos, nos amamos y, aunque sabemos que es difícil, igual soñamos con llegar a viejitos juntos.
–¿Tienen ganas de casarse?
–¡Sí! Yo ya le dije que quiero la propuesta formal, el anillo, todo. Quiero vivir la boda como un cuento de hadas. Este último tiempo fue muy intenso para los dos: fuimos padres, estuvimos en obra dos años y estrenamos casa. Estamos esperando que se calmen las cosas para empezar a proyectar otra vez.
–¿Cómo es Nico como padre?
–Es un padrazo. Ahora que veo cómo es él con Vita, siento que mi papá es mejor abuelo que papá. . Es que los padres de antes no se tiraban al piso a jugar ni se ocupaban tanto de los bebés como las generaciones de hoy. Nico me apoyó siempre, incluso me alentó a volver a trabajar cuando más lo quería. Hoy veo todo el camino que recorrimos y siento que elegí al mejor papá del mundo. Sin él no hubiese podido ser esta mamá que soy hoy. Nico está pendiente de Vita, le cambia los pañales, le cocina, la baña, somos un equipo. Cuando tengo una producción de fotos o un evento, él se ocupa de buscarla al jardín. Tener un compañero así es una bendición. Soy muy feliz y muy agradecida por esta familia que tenemos.
Agradecimientos: Alexandra Schaede para La Samanna Belmond Hotel (fotos) y Cipritia.