Una sesión que violenta los principios de la república

Durante siglos, la voluntad del soberano no se discutía. Su palabra era ley, sin control, porque “el rey no se equivoca”. Los cambios de las ideas políticas y el reconocimiento paulatino de la igualdad entre los hombres modificaron esta regla y transfirieron el poder del rey al pueblo, que actúa a través de sus representantes. Así, parlamentos y congresos pasaron a ser la voz de la voluntad popular.

La democracia surgió entonces como principio rector. Las decisiones pasaron a ser producto del debate de ideas y de la decisión mayoritaria. Sin embargo, poco a poco, se advirtió que la regla democrática no resultaba suficiente. Los riesgos de que las mayorías avasallaran los derechos de las minorías generaron la necesidad de controles adicionales. Como señaló Alexander Hamilton, los hombres no son ángeles, por lo que el control es necesario. Por eso, las reglas de la democracia fueron moderadas por los principios del sistema republicano de gobierno, en el cual se enrola nuestra Constitución.

Según los principios republicanos, la decisión de la mayoría debe ser adoptada conforme reglas procedimentales preestablecidas que garanticen el respeto a los derechos de todos, no solo los de las mayorías, por importantes que estas sean en un momento determinado. De este modo, la república constitucional es, esencialmente, un sistema procedimental, que obliga a todos y que ninguna mayoría puede avasallar. Solo a partir del respeto a las reglas preestablecidas puede lograrse una república virtuosa que dé cabida a todos y reduzca los márgenes de discrecionalidad y error. Lo que se vivió hace unos días en el Senado de la Nación violentó tales principios republicanos. No se trata de si los proyectos que pretendieron tratarse eran mejores o peores, sino de si se respetaron las reglas del juego. Y la respuesta, lamentablemente, es no. Y eso sella la suerte de la sesión.

Conforme la Constitución, cada cámara del Congreso dicta su propio reglamento. En el caso del Senado, este es claro en señalar que corresponde a la presidencia la convocatoria a sesiones, tanto ordinarias como especiales y extraordinarias. Incluso el reglamento prevé la posibilidad de que un número de senadores solicite a la presidencia la convocatoria a sesión. Y este no es un dato menor, ni responde a un capricho formalista. La necesidad de convocatoria previa busca respetar las reglas del correcto juego republicano, dando la posibilidad de que todos puedan asistir a la sesión debidamente informados y, de ese modo, contribuir a la formación de la ley. Esta regla no puede ser dejada de lado, por amplia que sea la mayoría que lo pretenda. De lo contrario dejamos de lado los frenos y contrapesos que conforman la esencia del sistema de la república y transformamos el gobierno en un gobierno asambleario carente de todo control.

No existe norma reglamentaria alguna que autorice a un número de senadores, cualquiera que sea este, a reunirse y desarrollar válidamente una sesión sin previa convocatoria. El reglamento podría haberlo dispuesto, pero no lo hizo. Y, por lo tanto, la sesión celebrada carece de validez y las decisiones allí adoptadas resultan nulas por no haberse respetado “los requisitos mínimos e indispensables que condicionan la creación de la ley”.

Cuenta la historia que cuando Benjamin Franklin, uno de los más respetados hombres en los Estados Unidos de su tiempo, y uno de los redactores de su Constitución, modelo de la nuestra, fue interpelado a la salida de la Convención Constituyente de Filadelfia por una señora que le preguntó: “Dr. Franklin, ¿qué nos están dejando, una república o una monarquía?”, este contestó con firmeza: “Una república... si pueden mantenerla”. La frase encierra una profunda enseñanza. El mantenimiento de la república y sus valores no es una tarea fácil y exige un compromiso permanente por parte de la ciudadanía y los gobernantes. El respeto a las reglas del juego es uno de los principios que no podemos dejar de lado si queremos que el Estado de Derecho prevalezca y lograr así nuestra realización como nación.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/una-sesion-que-violenta-los-principios-de-la-republica-nid24072025/

Comentarios

Comentar artículo