“Representar a la Argentina en un contexto tan competitivo y global como CanSat es un enorme desafío y una gran responsabilidad, pero también un orgullo inmenso”, dijeron desde el equipo SEDS ITBA en diálogo con LA NACION. La competencia CanSat, organizada por la American Astronautical Society y patrocinada por Northrop Grumman, simula todas las etapas de una misión espacial real en miniatura. En la edición 2025, participaron 67 equipos de 19 países, y solo los mejores 40 pasaron a la instancia final, que se realizará presencialmente en Virginia, Estados Unidos.
SEDS ITBA, el capítulo local del Students for the Exploration and Development of Space en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires, quedó en segundo lugar en la clasificación mundial junto con otros cuatro equipos y será el único representante argentino en la final. No es la primera vez que participan en esta competencia. “Este año es la segunda vez que participamos en la competencia de manera consecutiva, habiendo participado también en 2021 y 2022. En 2024 obtuvimos el quinto puesto a nivel mundial, siendo la mejor performance no solo de un equipo argentino sino también de uno latinoamericano”, indicaron.
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El equipo SEDS ITBA está integrado por los estudiantes Ezequiel Bolzicco, Daniela Maradei, Agustín M. Haarth, Rafael Dalzotto, Micaela Perillo, Thomas Marthi, Agustín Pilotto, Santino Agosti, Emanuel Albornoz, Santiago Bolzicco y Eduardo Barbier.
Del equipo contaron a este medio que el nuevo logro “es un orgullo y una motivación enorme” y que ser el único grupo argentino les genera una gran responsabilidad: “Sabemos que tenemos que esforzarnos al máximo para dejar a la Argentina bien representada y eso se puede ver en el resultado que obtuvimos en el PDR. También queremos transmitir a todos los argentinos, especialmente a los más chicos, que con pasión y esfuerzo se puede llegar muy lejos, hasta estar compitiendo cabeza a cabeza con los mejores”.
El diseño técnico presentado fue uno de los aspectos más valorados por el jurado internacional. Según explicaron desde el equipo a LA NACION, “nuestra propuesta técnica fue muy buena en general, utilizamos algunos de los componentes y técnicas más avanzadas que existen como, por ejemplo, un sistema de Control de Campo Orientado (FOC) para un motor de precisión, sensores Bosch de alta performance, entre otros. Pero lo que más nos ayudó a destacar fue el extremo nivel de organización que tuvimos para cuidar el fino de los detalles en los documentos entregables”.
Durante el desarrollo del proyecto, implementaron un sistema de seguimiento detallado: “Nos basamos tanto en los 85 requerimientos técnicos como en la guía/manual de misión para hacer un Excel interactivo con gráficos que nos permitió hacer seguimiento sobre más de 150 ítems específicos que impactan directa e indirectamente en nuestro desempeño”.
Una de las instancias más exigentes hasta el momento fue la defensa técnica del diseño preliminar: “Uno de los momentos más intensos que vivimos hasta ahora fue la exposición de nuestro PDR, en el que tuvimos que defender ese documento de 176 páginas por teleconferencia en vivo y en inglés técnico frente a destacados profesionales de la industria (Brenda Clyde de JHU/APL y Gustavo Gargioni de Virginia Tech), duró casi una hora y nos hicieron muchísimas preguntas durante y después de la presentación, fue muy exigente”.
Diseño y pruebasActualmente, el grupo se encuentra en la fase final de diseño y pruebas. “Hace una semana, el 28 de marzo, entregamos nuestro CDR (Critical Design Review) y tenemos que presentarlo frente al jurado el 10 de abril. Después de eso nos queda realizar testeos (temperatura, vacío, caída y vibraciones) a finales de mayo, y la primera semana de junio ya estaremos viajando a EE.UU. Una vez allá, debemos realizar el chequeo prevuelo, el lanzamiento y una presentación posvuelo con análisis de datos”.
El equipo está compuesto por estudiantes de distintas carreras de ingeniería y se organiza en dos grandes grupos: “Materiales y Estructuras” y “Electrónica y Software”. Además, sumaron una célula encargada de gestión administrativa y comunicación. “Somos todos estudiantes de ingeniería. Y tienen un miembro del equipo encargado de gestionar cuestiones administrativas con la universidad.
También existe una dinámica de integración entre las áreas para garantizar que los cambios en un subsistema no perjudiquen el funcionamiento general: “Para poder coordinar las distintas áreas, empleamos un método que consiste en que haya un integrante de un grupo en los otros grupos para enterarse de los cambios o discusiones que se están llevando a cabo y advertir futuros problemas de integración entre subsistemas antes de que se avance con una decisión de diseño que pueda perjudicar a otra área. Actualmente tenemos integrantes de Mecánica participando de Electrónica y viceversa. De esta forma logramos una excelente integración y trabajo interdisciplinario”.
La misión del satélite que diseñaron es compleja y reproduce diversas etapas técnicas. “El CanSat está dividido en lo que se denomina payload (carga útil), que es lo que llevan todos los mecanismos y artefactos delicados. Y el container, que es el que envuelve y sujeta al payload y asegura el acople entre estos dos, con el cohete provisto por la competencia. Este conjunto payload+container será lanzado hasta aproximadamente 700 metros, donde serán liberados del cohete”, se explicó a este medio.
En el momento de mayor altitud, debe desplegarse un paracaídas que frene la caída a 20 metros por segundo: “Al llegar al 75% de la altura máxima el payload se debe separar del container para luego desplegar un autogiro. Esta es una de las partes más complicadas de la misión, porque se tienen que abrir un par de hélices que funcionen como sustentación y hagan descender al payload a 5 metros por segundo de manera controlada”.
Durante el vuelo, el satélite debe recopilar y transmitir en tiempo real una serie de datos clave. “Cabe destacar que durante toda la misión, se deben recopilar datos de altura, presión, temperatura, velocidad, etc, y transmitirlos a una estación en tierra. Otra de las partes complicadas de la misión es estabilizar una cámara para que apunte al norte durante todo el vuelo”, explicaron desde el equipo a LA NACION.
El diseño no replica una misión única, sino que integra varios ejemplos históricos: “En sí, no hay una misión en específico que haya sido tomada como referencia para simularla en la competencia. Sino que son muchas misiones a lo largo de la historia aeroespacial de las que se tomaron cosas para simularlas en este único lanzamiento”.
El proceso de admisión fue riguroso, indicaron: “Una vez inscriptos, tuvimos que realizar dos diseños viables en el marco del PDR, concluyendo con una defensa oral frente a dos jueces. En función de los puntajes obtenidos en esta etapa, los mejores 20 equipos de EE.UU. y los mejores 20 equipos del resto del mundo clasifican para la etapa final. Es por esto que cumplir con todos los requerimientos provistos por la organización era vital en esta primera etapa”.
Durante todo el desarrollo, contaron con el respaldo institucional del ITBA, una universidad especializada en ingeniería, tecnología y gestión. “ITBA nos fue de gran ayuda en todo este proceso. Nos abrieron las puertas de sus talleres, laboratorios y profesores para apoyarnos en toda la competencia: desde el taller de mecánica, pasando por el laboratorio de impresión 3D, y el laboratorio de electrónica”, contaron en diálogo con LA NACION.
Además del equipo argentino, compartieron el segundo puesto con otros cuatro grupos internacionales. “Los cuatro equipos con los que compartimos el puntaje de 99% en el PDR son: dos equipos de Turquía, uno de Estados Unidos y uno de México. En total, 67 equipos de 19 países distintos presentaron su PDR, de los cuales los mejores 40 son seleccionados para la final. Fuimos el único equipo argentino en presentar el diseño”, ampliaron.
Los integrantes explicaron a este medio que la experiencia les dejó enseñanzas diversas y que el proceso aún continúa: “Cada miembro del equipo se está llevando aprendizajes personales extremadamente distintos.” Más allá del resultado en la competencia, buscan visibilizar las capacidades que existen en el país. “Nuestro objetivo es mostrar que en la Argentina hay un nivel técnico muy alto y que podemos competir de igual a igual con cualquier universidad del mundo. Buscamos inspirar a las futuras generaciones a que desafíen los límites a pesar de las dificultades del día a día, sabiendo que con esfuerzo y dedicación podemos lograr cualquier cosa”, argumentaron.
También apuntan a que se reconozca el valor de este tipo de proyectos: “Soñamos con un futuro en el que se le dé más atención a proyectos como este, que permiten poner la teoría en práctica al mismo tiempo que se fomenta la curiosidad y el trabajo en equipo. Creemos que proyectos como CanSat pueden ser el origen de cosas mucho más grandes y es nuestra responsabilidad como sociedad hacer todo lo posible para que se lleven a cabo”.
El equipo necesita apoyo financiero para cubrir los costos del viaje. “En este momento, nuestra mayor prioridad es conseguir el financiamiento necesario para cubrir los costos del viaje y asegurar nuestra presencia en Estados Unidos. Para ello, estamos buscando sponsors que nos apoyen mediante aportes económicos directos o alianzas estratégicas que nos ayuden a solventar los gastos del equipo”, indicaron.
Detallan que los mayores gastos se concentran en el traslado y la estadía: “Dentro de nuestras necesidades más urgentes, el costo más significativo son los pasajes de avión, seguidos por el transporte interno y el alojamiento”.
El contexto económico de varios integrantes vuelve el desafío aún mayor: “Un aspecto clave a destacar es que 6 de los 10 integrantes del equipo son becados, lo que hace que el desafío económico sea aún mayor. Sin el financiamiento necesario, existe el riesgo de que algunos miembros no puedan viajar, lo que afectaría no solo nuestra participación en la competencia, sino también el esfuerzo y dedicación que hemos puesto en este proyecto”.
Concluyeron que lo más urgente es conseguir apoyo para concretar el viaje: “Buscamos el apoyo de empresas, instituciones y personas que crean en el talento de los jóvenes argentinos y en la importancia de impulsar la ciencia y la ingeniería en nuestro país. Con su ayuda, podremos representar a la Argentina en esta competencia de alto nivel y demostrar que estamos a la altura de los mejores equipos del mundo”. Quienes deseen colaborar o contactarse con el grupo pueden escribir a cansat_seds@itba.edu.ar o seguir su trabajo en Instagram en @cansat.seds.itba.