Cada 20 de agosto el calendario marca una fecha especial para los amantes de la gastronomía: el Día Mundial de la Papa Frita. Esta celebración rinde homenaje a uno de los acompañamientos más populares y versátiles del planeta, cuyo origen se disputa entre Francia y Bélgica, pero que con el tiempo logró conquistar paladares en todos los rincones del mundo. En esta ocasión, la efeméride invita no solo a disfrutarlas, sino también a descubrir cuál es la mejor manera de prepararlas en casa para que queden crocantes por fuera y tiernas por dentro.
La papa, un tubérculo que forma parte de la mesa cotidiana en innumerables culturas, se presta a ser preparada de múltiples maneras, con infinidad de acompañamientos y condimentos que realzan su sabor. Sin embargo, su versión frita logró un lugar de privilegio en la cocina internacional: desde las clásicas tiras crocantes hasta variantes más innovadoras, se convirtió en una de las preparaciones más queridas y celebradas por comensales de todas las edades y regiones del mundo.
A continuación, se presenta la receta que promete ser la más fiel al estilo tradicional y, al mismo tiempo, la más efectiva para lograr papas fritas doradas, crocantes por fuera y suaves por dentro:
Ingredientes (para 4 personas):
3 papas (preferentemente variedades recomendadas para freír como Monalisa o Kennebec) 1 litro de aceite (girasol o de oliva virgen extra, según preferencia) Sal al gustoPaso a paso:
1. Preparación de las papas
Pelá las papas y cortalas primero en rodajas de un centímetro de grosor. Después, hacé bastones de un centímetro de ancho por unos cinco de largo. Lo ideal es usar variedades para freír, como Monalisa o Kennebec, porque quedan más crocantes y doradas.
2. Remojo (opcional, pero recomendable)
Poné los bastones en un bol con agua para que no se oxiden y para quitarles parte del almidón, así evitás que se peguen entre sí. Dejalas reposar unos 15 minutos. Si querés un resultado todavía mejor, podés alargar el remojo hasta 30 minutos o agregar una cucharada de vinagre por litro de agua para que no queden aceitosas.
3. Secado
Escurrí bien las papas y secá cada bastón con un repasador limpio o papel de cocina. Este paso es clave para que no salpique el aceite y para que queden más crocantes al freírlas.
4. Sal inicial (opcional)
Si querés, podés espolvorear apenas un poco de sal fina sobre las papas antes de freírlas. De todas formas, la sal final siempre se agrega al terminar la cocción.
5. Primera fritura (cocción suave)
Calentá el aceite en una sartén hasta llegar a unos 140 °C. Meté las papas y freílas durante 7 u 8 minutos, solo hasta que estén cocidas por dentro pero sin que lleguen a dorarse.
6. Reposo breve
Sacá las papas del aceite y dejalas descansar unos 10 minutos, mientras subís la temperatura del aceite para la segunda fritura.
7. Segunda fritura (alta temperatura)
Subí el fuego hasta alcanzar unos 190 °C y volvé a meter las papas. Freílas durante 5 minutos, hasta que estén bien doradas por fuera y tiernas por dentro.
8. Escurrido y sal final
Retiralas del aceite y ponelas sobre papel absorbente para quitar el exceso de grasa. Sumales sal a gusto y movelas un poco para que se reparta bien. ¡Y listo, a disfrutar unas papas fritas bien crocantes!
Un buen truco para que las papas fritas queden todavía más ricas es freírlas en aceite limpio y abundante, sin amontonarlas, para que se cocinen de manera pareja. También podés jugar con los cortes: más finitas para que queden bien crocantes, o más gruesas si preferís que tengan un corazón suave y cremoso. Y si buscás una versión más liviana, la freidora de aire o el horno son buenas alternativas para disfrutar de este clásico sin perder sabor.