La clave está en una pequeña proteína llamada alfa-sinucleína, cuya actividad, según el estudio, está relacionada tanto con procesos de neurodegeneración como con la proliferación celular descontrolada (cáncer). El estudio fue publicado recientemente en la revista Science Advances. La investigación revela que esa proteína ya conocida por su implicación en enfermedades neurodegenerativas, también tiene un papel decisivo en el desarrollo del melanoma.
En el contexto del Parkinson, esta proteína contribuye al deterioro neuronal. Sin embargo, en las células de melanoma, parece actuar en sentido contrario, favoreciendo el crecimiento celular desmedido.
“El desarrollo de medicamentos que se dirijan a la alfa-sinucleína puede ser útil en ambas enfermedades”, explicó Vivek Unni, autor principal del estudio y profesor asociado de neurología en la Facultad de Medicina de OHSU.
De la reparación al problemaEste hallazgo se apoya en investigaciones previas lideradas por el mismo equipo en 2019. En aquel entonces, Unni y sus colegas identificaron que la alfa-sinucleína ayudaba a reparar roturas de doble cadena en el ADN neuronal, una función crucial para la supervivencia de las neuronas.
Sin embargo, en el melanoma ocurre lo contrario. La proteína actúa con una eficacia tal que permite la reparación continua del ADN, lo que impide que células defectuosas mueran y, en cambio, facilita que sigan replicándose sin control. “Las células de la piel crecen, mueren y se reemplazan constantemente. Es normal”, indicó Unni. “El problema surge cuando las células que deberían morir no lo hacen”, agregó.
Diferencias entre neuronas y células cutáneasEn las neuronas afectadas por Parkinson, la alfa-sinucleína tiende a abandonar el núcleo celular y se acumula en el citoplasma, formando los conocidos cuerpos de Lewy. Esta acumulación impide que la proteína cumpla su función reparadora, lo que lleva finalmente a la muerte celular.
“Una neurona debe vivir toda la vida de una persona. Cuando la alfa-sinucleína alcanza un punto crítico de abundancia, ya no puede realizar su función normal y la neurona muere”, señaló Unni.
En contraste, en las células de melanoma la alfa-sinucleína no solo permanece en el núcleo, sino que aumenta su actividad. Allí, cumple su función de identificar roturas de ADN y reclutar a la proteína 53BP1 para repararlas, facilitando así una replicación celular que puede derivar en cáncer.
Nuevas oportunidades para la medicinaEste hallazgo abre una puerta a futuras terapias que, al modular la actividad de la alfa-sinucleína, podrían tener un impacto positivo tanto en enfermedades neurodegenerativas como en ciertos tipos de cáncer.
El equipo de investigación también estudia opciones terapéuticas alternativas, como el refuerzo del papel de la proteína 53BP1, con el objetivo de sustituir parcialmente la función de la alfa-sinucleína en el tratamiento del Parkinson.
“Esto proporciona un marco para comprender el vínculo entre (la enfermedad de Parkinson) y el melanoma, y ofrece posibles objetivos terapéuticos en el melanoma que se centran en reducir la reparación de la rotura de doble cadena del nucléolo mediada por aSyn”, concluyen los autores del estudio.