Mamelodi Sundowns: la admiración por Cruyff, la camiseta de Brasil y el fútbol ofensivo

“Shoe Shine & Piano”. O lo que es igual, lustrabotas y piano, una conjunción difícil de adaptar a un estilo futbolístico para jugar al fútbol. El dedo índice de una mano derecha apuntando hacia arriba en el escudo, una simbología muy extraña para identificar a un club. Una indumentaria verde-amarelha con medias blancas, esta sí, inconfundible y que remite a una manera de jugar admirada y admirable, más allá de que sus inventores hoy parecen haberla extraviado. El legado indirecto de los colonizadores neerlandeses, a través del recuerdo de cuando Johan Cruyff y sus compañeros de camiseta naranja asombraban al mundo. Una frase que remata el distintivo como incentivo: “El cielo es el límite”. Y como remate indispensable del cóctel, dinero, mucho dinero proveniente de las minas de oro, platino y otros metales. El Mamelodi Sundowns llega al Mundial de Clubes desde Sudáfrica envuelto en todas esas capas y con un cartel que brilla cual diamante: el club más rico de toda África.

Futbolísticamente hablando, el país del apartheid, de Nelson Mandela, de los Springbocks y del Mundial 2010 continúa siendo un desconocido, eternamente postergado por aquellos que de manera periódica se han repartido el predominio dentro del África negra -Nigeria, Camerún, Costa de Marfil, Senegal-; o por los más consolidados vecinos del norte: Marruecos, Argelia, Egipto y Túnez. Con tanta competencia y viniendo desde el lejano sur del continente, parecía imposible hacerse un lugar en medio de tanta competencia. Pero The Brazilians, como se les conoce, fueron creciendo poco a poco y atravesando obstáculos para acomodarse entre los Orlando Pirates y los Kaizer Chiefs, los grandes del país, hasta que en 2003 “le tocó la lotería”.

Patrice Motsepe había nacido en Soweto, el suburbio negro de Johannesburgo que simbolizó como ningún otro la discriminación racial que gobernó durante décadas la vida sudafricana. Pero no era uno más en el barrio. Pertenecía a la familia de los príncipes tswana, una de las minorías importantes en el país, y sus progenitores, que se habían trasladado a Pretoria, pudieron progresar como para darles a sus siete hijos la posibilidad de estudiar. Patrice eligió Derecho, aunque su carácter emprendedor y ambicioso lo llevó por otros caminos.

En 1993, cuando cayó el régimen del apartheid, renunció a su puesto en un despacho de abogados, y aprovechando el apoyo del nuevo gobierno al empoderamiento de los postergados habitantes negros, comenzó a dar sus primeros pasos en la industria minera. Una década más tarde ya era suficientemente millonario como para comprar un club de fútbol. El elegido fue el Mamelodi Sundowns, que por entonces ya llevaba varias ligas en sus vitrinas.

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⚽ Ulsan HD vs Mamelodi Sundowns
📆 17 June
⏰ 18H00 EST | 00H00 SAST
🏟 Inter&Co Stadium, Orlando, Florida
📺 SS 203
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— Mamelodi Sundowns FC (@Masandawana) June 15, 2025

Los rands, la moneda del país, comenzaron a llover sobre el club en la medida que Motsepe engrosaba su cuenta corriente (en 2008 fue el primer africano negro en ingresar a la lista Forbes). La fascinación por Cruyff lo llevó a contratar entrenadores que habían trabajado junto al mito holandés, como Hristo Stoichkov o Johan Neeskens, sin demasiado éxito. Hasta que llegó un exjugador del club, Pitso Mosimane, y logró traducir en juego y resultados el estilo de fútbol que el dueño del club soñaba con ver sobre el césped.

Los Sundowns conquistaron la Copa de Campeones de África en 2016 venciendo en la final al Zamalek egipcio, y aunque hasta ahora no pudieron repetir la conquista (este año cayeron en la final ante el Pyramids, también de Egipto), ya no bajaron de la élite continental, y en 2023 The Brazilians se alzaron con la edición inaugural de la Liga Africana que promueve la FIFA.

El argentino Junior Mendieta integró ese equipo y se sorprendió con el nivel del conjunto: “Hay mucha calidad y un muy buen sistema de juego que todos conocen de memoria porque hay varios muchachos que llevan muchos años juntos”, comentó en ese momento en charla con LA NACION. Lejos habían quedado los tiempos en los que reinaba la desorganización que provocó la salida prematura de Ángel Cappa, quien pasó por el club en 2005.

El extécnico de Huracán, Racing y River, entre otros, aterrizó en Pretoria desconociendo todo lo que le esperaba en Sudáfrica, incluido el idioma: “El primer partido lo ganamos 1 a 0 y cuando los jugadores volvieron al vestuario les dije: ¿saben por qué ganaron? Porque no me entendieron nada”. El entrenador argentino encontró en Pretoria algunas virtudes que consideraba perdidas en Europa o Argentina. “Tuve jugadores con mucho talento y capacidad futbolística, pero sobre todo eran chicos a los que no les había llegado la contaminación de las presiones exteriores. Para ellos, el fútbol seguía siendo un juego. A veces, en el área chica rival, seguían tirando paredes antes de priorizar la posibilidad de hacer un gol”.

Los veinte años transcurridos modificaron la situación. En la cancha, los Bafana ba Style (“chicos con estilo) se convirtieron en los dueños absolutos del fútbol local, se han quedado consecutivamente con las últimas 8 ligas y han consolidado ese estilo de juego que recién asomaba en tiempos de Cappa y destacaba Mendieta hace dos años: ofensivo, de pases cortos con la pelota pegada al piso, pero veloz cuando llega a los metros finales de la cancha.

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— Mamelodi Sundowns FC (@Masandawana) June 15, 2025

“Estamos acostumbrados a controlar los partidos en la liga sudafricana. Tenemos la posesión del balón en un 70 por ciento, y a veces incluso más. Ahora debemos prepararnos mentalmente para situaciones en las que el rival tenga el balón la mayor parte del tiempo. Dudo que podamos controlar los partidos como lo hacemos normalmente en nuestro campeonato”, razonaba días pasados Miguel Cardoso, el entrenador portugués del Mamelodi.

Más optimista, el arquero Ronwen Williams mostraba en cambio sus convicciones: “En el Mundial debemos mantenernos fieles a nosotros mismos y a nuestra identidad. No queremos ir allí, cambiar algo y empezar a jugar de otra manera solo porque los rivales puedan parecer más fuertes. Creemos que tenemos la capacidad suficiente para superar la fase de grupos jugando nuestro fútbol”. Williams es una de las estrellas del equipo, junto a los mediocampistas Teboko Mokoena y Marcelo Allende (chileno), y el delantero brasileño Lucas Ribeiro, goleador del equipo.

También en los despachos las últimas décadas han sido auspiciosas. Patrice Motsepe siguió acumulando riqueza merced al oro, el platino y los diamantes de las minas sudafricanas, y volcando parte de ella en el club, hasta que consiguió llegar todavía más lejos. Hoy preside la Confederación Africana, mientras su hijo Tlhopane dirige los destinos del Mamelodi.

Incluso el sorteo del Mundial fue relativamente amable con los Sundowns. Ni el Ulsan coreano, ni las realidades irregulares que mostraron Borussia Dortmund y Fluminense en esta temporada parecen inalcanzables para que “los brasileños” de Pretoria encaren el torneo convencidos de que solo el cielo es el límite para su “Shoe Shine & Piano”.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/futbol/mamelodi-sundowns-la-admiracion-por-cruyff-la-camiseta-de-brasil-y-el-futbol-ofensivo-nid17062025/

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