Manos embarradas con propósito. Semillas nativas, tierra suelta y una consigna que parece juego pero es activismo medioambiental: hacer bombas de semillas.
Esa mezcla ancestral de arcilla, compost y semillas que, una vez lanzada, puede convertirse en jardín. Silvestre, inesperado, espontáneo. Y sobre todo: colectivo.
En tiempos de pantallas y rutinas urbanas, fabricar bombas de semillas es una forma de conectar a los niños y niñas con el suelo, con el tiempo lento de la naturaleza y con un concepto tan hermoso como revolucionario: sembrar sin pedir permiso.
“Las bombas de semillas son una herramienta para sembrar vida sin hacer daño, sin intervenir demasiado, sin controlar. Las hacés, las tirás y dejás que la tierra haga lo suyo”, explican desde Articultores, un colectivo que impulsa huertas urbanas, cultura libre y activismo verde en Buenos Aires.
“Los Articultores promovemos el libre tránsito de la cultura, de los alimentos y de las personas. Las bombas de semillas son una forma de romper con el control del espacio urbano, devolverle vegetación a la ciudad, invitar a que las plantas vuelvan a ocupar lugar”, explican.
¿Qué es una bomba de semillas?Es una esfera hecha con arcilla, compost y semillas. Una vez lanzada sobre un terreno, la bomba se seca, espera la lluvia... y cuando el clima es propicio, germina. No requiere cavar ni regar. Solo confiar.
Las bombas de semillas no se plantan: se lanzan o se dejan en lugares donde la naturaleza pueda activarlas
¿Dónde? Baldíos, veredas secas, terrenos abandonados, parques con zonas degradadas. Siempre que no sean reservas naturales ni jardines cuidados.
Tirar una bomba de semillas es un acto de confianza. No sabés si va a germinar, no sabés cuándo. Pero la intención está ahí: devolver algo al suelo.
¿Por qué hacerlo con los más chicos?Porque es una actividad que mezcla ciencia, juego, arte y filosofía vegetal. Porque les muestra que sembrar es un acto pequeño pero poderoso. Porque activa la paciencia, la curiosidad y la conciencia sobre lo que crece cuando dejamos de controlar. Y porque también tiene la dosis de travesura que les encanta.
¿Te preguntarás si llamarlo bomba o semilla? Es ambas. Es barro y es esperanza. Es juego y es política. Es jardinería para quienes no tienen jardín y activismo para quienes creen que una ciudad más verde simplemente se siembra.
Paso a paso: cómo hacer bombas de semillasIngredientes:
5 partes de arcilla (puede ser arcilla roja o de alfarería)3 partes de compost o tierra fértil1 parte de semillas nativas (o fáciles de germinar)Agua (muy poca)Manos listas para embarrarseUna superficie plana o bandeja para secadoSemillas sugeridas:
Para una experiencia exitosa con chicos, conviene usar especies fáciles de cultivar:
Trébol rojo, zinia, caléndula, manzanilla, rabanito, rúcula, chía, cebollín o achicoria.Si querés hacerlo con nativas argentinas: portulaca, verbena bonariensis, gaura, coreopsis o cualquier semilla que encuentres en tu zona.Instrucciones:
Mezclá bien la arcilla y el compost hasta que quede una masa homogénea.Agregá las semillas y mezclá otra vez, sin romperlas.Sumá agua de a gotas hasta lograr una textura moldeable (¡sin que se vuelva barro líquido!).Formá bolitas del tamaño de una nuez.Dejalas secar a la sombra durante 24 a 48 horas.La capa de arcilla y barro protege las semillas y evita que sea alimento de pájaros, roedores y otros animales. Las semillas están así protegidas a la espera de la época lluviosa, en ese momento la arcilla absorbe el agua y la semilla la utiliza para poder germinar.
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Consejo: no pongas muchas semillas por bomba. Con 3 o 4 alcanza. Demasiadas compiten entre sí y ninguna prospera.
Podés armar un mapa de lanzamiento donde marcar los lugares donde se tiraron bombas y volver después de las lluvias con cámara en mano para registrar si brotó algo.