Vivimos épocas de cambios acelerados. Son inevitables, hay que aprender a convivir con ellos. Mejor, debemos utilizarlos para generar más y mejor conocimiento, para ampliarlo y lograr mayor acceso a la ciudadanía cultural y política para vastos sectores de la sociedad. Ese es el desafío que tenemos por delante. Durante la década de 1960, filósofos como Umberto Eco en Apocalípticos e integrados, y Marshall McLuhan, en El medio es el masaje, abordaban también debates similares, por entonces ante el avance de lo que se conocía como “medios masivos” de comunicación. Hoy, en épocas de IA se abre nuevamente un sinfín de preguntas y de dudas. Sin embargo, también está la oportunidad de sumar conocimiento.
Las nuevas tecnologías, cada vez más al alcance de las personas, otorgan el acceso a repositorios que permanecían disponibles solo para un público especializado. Desde el surgimiento de las primeras ciudades y expresiones de los protoestados, hace miles de años, comenzó también la necesidad de los archivos. Lo que comenzó siendo espacios para letrados, escribas y estadistas, y remitimos a la obra de Eco El nombre de la rosa, se ha convertido en sitios visitados por públicos amplios con demandas diversas. Las instituciones públicas como bibliotecas, museos y archivos han dado un gran paso, desde hace ya algunas décadas, en exhibir virtualmente sus patrimonios culturales.
En la Argentina este proceso también avanza, desde el Estado y desde la sociedad civil, con un camino virtuoso hacia la democratización de estos acervos. Existen una riqueza y diversidad cultural que distinguen a la sociedad civil argentina, con la formación de espacios culturales en sus diversas expresiones. Mucho de todo este invaluable patrimonio se aloja también en las asociaciones y los centros de inmigrantes, que por centenares han poblado el territorio nacional, tejiendo una verdadera red asociativa. El aporte de los inmigrantes al país es un dato innegable de la historia nacional. Su presencia puede observarse en cada aspecto de la vida social, económica, institucional y cultural. En la actualidad, aun con disparidades, también se han desarrollado proyectos que buscan salvaguardar, preservar, digitalizar, poner en valor y divulgar la historia de estos centros, generando conciencia respecto de su protagonismo en la construcción de la Argentina moderna.
El Proyecto Memoria Viva (www.memoriaviva.com.ar) es una iniciativa independiente que persigue la conservación preventiva y la divulgación de los patrimonios de las asociaciones de la inmigración española, a través de las nuevas tecnologías. Esta inmigración, tan ligada al país por su idioma, cultura y religión, pobló con millones de inmigrantes buena parte de las provincias argentinas. Esta presencia se materializó, en parte, a partir de la creación de asociaciones de socorros mutuos, hospitales, y clubes sociales que continúan activos, la mayoría de ellos con una trayectoria más que centenaria. Este proyecto apunta a la participación de las asociaciones para realizar trabajos de catalogación y preservación de sus archivos, avanzando además en la divulgación de la historia de estos centros y de las localidades en donde estas se han desarrollado. Se trata de una tarea multidisciplinaria y conjunta que busca aunar los saberes de la academia, la experiencia de los directivos y los asociados y el voluntariado de las nuevas generaciones de socios, quienes aportan nuevas miradas para la vida institucional.
El proyecto persigue, además, la creación de un trabajo mancomunado y autogestionado por las asociaciones de todo el país, buscando compartir su historia y sus actividades. Esta herramienta del trabajo en red es una respuesta a la extensión territorial de la Argentina y para dar una alternativa a las más de 700 instituciones que poseen actividad en todas las provincias. El ejercicio de la memoria es una acción regeneradora y vital, colabora con la formación de conciencia y recupera la historia. A la par de la acción estatal, la trama institucional del inmigrante ayudó a conformar pueblos y ciudades en muchas regiones del país, protagonizando una parte importante de la historia argentina y también española. Esta experiencia binacional conformó un capítulo de complementariedad y virtuosismo, dado que desde las asociaciones de migrantes se generaron ayudas, campañas y aportes para la creación de infraestructura en las provincias de ambos países, y fue centro de formación de dirigentes sociales y empresarios. Estas experiencias permanecen aún en los registros de las instituciones, en sus archivos y en sus publicaciones. El proyecto se hace eco de una demanda genuina para conocer, divulgar y mantener viva la experiencia asociativa de los pueblos.
Doctor en Historia; investigador del Museo Mitre