Historia del reloj floral que está frente a la catedral San Isidro y ¿qué famoso joyero lo construyó?

San Isidro tiene una plaza emblemática en pleno casco histórico frente a su conocida catedral, marco de muchas festividades patronales y de la feria artesanal cada fin de semana. Es la plaza Mitre, también llamada informalmente por los vecinos la Plaza del Reloj por el reloj floral que está en su centro. Lo que pocos de los que por allí circulan saben es que el reloj floral fue construido en el año 1913 y que está inspirado en una postal de la ciudad escocesa de Edimburgo con la imagen de un reloj de esas características que había fascinado al intendente del momento, Adrián Beccar Varela.

Un dato más: lo construyó José Testorelli, el iniciador de la familia joyera relojera, con piezas traídas desde Alemania. Al ser el relojero del pueblo tuvo la responsabilidad de dotar al partido de uno de sus símbolos que aún hoy, con algunas modificaciones, decora la plaza. Junto a su hijo José Juan, José Testorelli se hizo cargo ad honorem del desafío que representaba la construcción del reloj. “Donaron su trabajo porque sintieron que era un regalo que podían hacerle a San Isidro, un lugar que había acogido con mucha calidez a mi bisabuelo cuando vino de Suiza en 1887”, dice Miriam, la bisnieta de José Testorelli, actual vicepresidente de la marca y junto a sus hermanos Fabián y Gladis parte de la cuarta generación familiar.

Las piezas fueran pedidas en Alemania, llegaron en barco al puerto de Buenos Aires y de ahí a la localidad de las afueras de la ciudad en carreta. Los descendientes del relojero explican que el reloj tenía el mecanismo debajo de la escalinata que baja al reloj. Contaba con una cuerda de contrapesos por lo que en la instalación debió construirse un pozo profundo para el descenso del contrapeso de la cuerda, y se le daba cuerda una vez a la semana.

La máquina original del reloj floral era una maquinaria mecánica con un gran tren de rodaje que demandaba mucho mantenimiento, tenía mucha fricción y roce continuo de las piezas, y debía lubricarse permanentemente, lo que hizo que se reemplazara hace unos veinte años por un mecanismo electrónico. Esa máquina original se encuentra actualmente en el Museo Quinta Los Ombúes, que se dedica a la historia de la localidad.

La puesta en marcha del reloj floral fue motivo de festejo: la inauguración tuvo lugar a la medianoche del 31 de diciembre de 1913, cuando todo el pueblo presenció en un gran evento el primer minuto del reloj con bandas de músicos y bailarines. “Siempre en la familia se hablaba del reloj y todos nos sentimos orgullosos de ser descendientes de quienes lo habían construido”, declara Miriam. En 2013 la familia celebró los cien años del reloj con una gran reunión familiar.

Además de un punto de encuentro para los vecinos de todas las épocas, el reloj floral terminó siendo un emblema de San Isidro y el primer reloj de su tipo en Sudamérica. Durante la más reciente remodelación de la Plaza Mitre que finalizó en 2022, uno de los hitos más importantes fue la puesta en valor del reloj floral y de la morfología de los canteros que lo rodean.

Los Testorelli

Oriundo del pueblo de Morcote en el Cantón del Tesino, Suiza, donde también trabajaba de relojero, José fue el iniciador de una familia joyera que ya va por la quinta generación dedicada al negocio familiar. Emprendedor, y con un talento innato para los objetos de precisión, instaló su primer local de relojería, armas y óptica sobre la calle 25 de Mayo frente a la vieja municipalidad, que después trasladó a la vuelta sobre 9 de Julio al 400, donde aún hoy se encuentra la joyería más emblemática de San Isidro.

Miriam cuenta que de chica junto a sus hermanos, bajaban al local apenas llegaban de la escuela para ayudar a sus padres y abuelos. Así, a medida que se tejían los lazos familiares, aprendieron el oficio. “Mi padre Norberto comenzó a trabajar de muy joven en 1944 cuando fallece su padre y aún estudiaba en el colegio Marín”, relata. Cuando el joven Norberto queda al frente del negocio, los directivos del colegio le acomodaron el plan de estudios para que pudiera seguir estudiando y trabajando en el negocio de la familia.

En la actualidad, Testorelli 1887 cuenta con locales en los shoppings de Alto Palermo, Galerías Pacífico y Unicenter, en la avenida Alvear de Recoleta, y la casa matriz de San Isidro, donde también están las oficinas centrales y los talleres. Como novedad, recientemente anunciaron la apertura para este mes de una nueva casa en el corazón de San Isidro. Ubicada en la esquina de 25 de Mayo y Primera Junta, la nueva sede está pensada para exhibir sus icónicas joyas y relojes, y para recibir a los clientes en un espacio distinguido apuntado a que la experiencia de elegir una joya sea única.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-lugares/historia-del-reloj-floral-que-esta-frente-a-la-catedral-san-isidro-y-que-famoso-joyero-lo-construyo-nid18062025/

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