ROMA.- Aunque este martes finalmente se resolvió el increíble caso del cardenal Angelo Becciu -quien, por “el bien de la Iglesia”, renunció a ingresar al cónclave-, sigue causando asombro la presencia en las congregaciones generales del cardenal peruano Juan Luis Cipriani.
De 81 años y arzobispo emérito de Lima, Cipriani, el primer cardenal de la historia del Opus Dei, tras ser acusado de abusos sexuales de menores, fue sancionado por el papa Francisco con un “precepto penal” con restricciones a su actividad pública, lugar de residencia y uso de insignias. Por eso su presencia en las congregaciones generales provocó un nuevo escándalo, porque está desobedeciendo una sanción dispuesta en vida por Jorge Bergoglio. Según pudo saber LA NACION de fuentes informadas, el cardenal Cipriani fue convocado oficialmente a las reuniones precónclave por el cardenal Giovanni Battista Re, el decano del colegio cardenalicio.
“Para mí, si hay sanciones contra Cipriani los cardenales tienen que intervenir”, dijo en una entrevista a LA NACION el jesuita alemán Hans Zollner, uno de los máximos expertos del Vaticano en el tema de los abusos sexuales.
Sin ocultar su perplejidad ante esta situación, Zollner consideró que deberían tomar cartas en el asunto el cardenal camarlengo, Kevin Farrell, quien tiene un rol clave en este momento de “sede vacante” y los tres purpurados que han sido sorteados este lunes para asistirlo en los primeros tres días (el filipino Luis Antonio Tagle; el alemán Reinhard Marx y el corso-francés Dominique Mamberti).
“No conozco las sanciones, pero si existen y las está desobedeciendo, insisto, tienen que intervenir los cardenales, porque quiere decir que hay un problema de aplicación de las sanciones y de credibilidad de las sanciones”, advirtió Zollner, quien ayudó a Francisco a crear la Pontificia Comisión para la Tutela de Menores -que abandonó hace dos años- y que dirige desde hace 13 años el Instituto para la Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana.
Teólogo, psicólogo y consultor de la diócesis de Roma, el especialista consideró clave que el sucesor de Francisco tenga muy en claro el escándalo de los abusos -sexuales de conciencia y de poder-, que dañaron como nunca la credibilidad de la Iglesia y los pasos adelante que ha habido en los últimos años para enfrentarlos.
“Es necesario que entre los candidatos a papa esté muy claro cómo actuaron respecto a los abusos en el pasado y cómo actuarán en el futuro, porque se trata de un asunto importante para el pontificado, independientemente de quién sea papa”, aseguró.
El legado de FranciscoPara él, el papa Francisco en sus doce años de pontificado hizo tres cosas muy positivas en todo este tema.
“La primera es que se ha reunido con muchas víctimas. Tras su muerte, en los últimos días, me han llegado numerosos mensajes de víctimas que tenían un contacto personal con el Papa, que habían tenido la oportunidad de reunirse con él y que se habían sentido muy conmovidas y agradecidas a Francisco por su modo de escucharlos. Francisco escuchaba a las víctimas con empatía, compartía el dolor de esas personas heridas. Yo lo he visto con mis propios ojos porque he estado presente en algunos de estos encuentros, cuando el Papa ha recibido a víctimas de abusos cometidos por miembros de la Iglesia”, dijo.
“Obviamente Francisco no se pudo reunir con todas las víctimas, lo digo porque estos días estoy viendo noticias de personas que se quejan de que no hizo todo lo posible y no se encontró con ellos para escucharlos. Sucede especialmente en América Latina, donde probablemente por la proximidad cultural y lingüística muchas víctimas pensaban que tendrían un acceso mayor al Papa”, añadió.
El segundo punto que destacó Zollner fue la cumbre anti-abusos de febrero de 2019, cuando convocó a todos los presidentes de las conferencias episcopales del mundo. “Esto permitió que se hablara de la dimensión estructural del problema de los abusos, de la dimensión institucional y sistémica del problema. El papa Francisco permitió que durante tres días no nos dedicáramos únicamente a repetir lo que ya sabemos todos: que hay que escuchar a las víctimas, que hay que enfrentar a las abusadores, etc. Francisco permitió que se cuestionara también el papel de la Iglesia como institución respecto a los abusos, el papel de una Iglesia que durante décadas no sólo ha permitido casos de abuso y que tiene por lo tanto una responsabilidad colectiva al respecto. Los casos de abusos se han repetido por todos lados y, con mucha frecuencia, siguiendo el mismo tipo de patrón. Por eso es muy importante que en esa cumbre se hablara por primera vez de la corresponsabilidad de los obispos y de la necesidad de exigirles cuentas”, resaltó.
“Antes de eso no había ninguna sensibilidad al respecto, no se planteaba la necesidad de exigir cuentas a los obispos por su comportamiento ante los casos de abusos. Ha sido Francisco el que lo introdujo, aunque obviamente no se puede pretender cambiar una cultura de un día para otro, ni siquiera en un periodo de cinco o diez años. Se trata de un proceso largo que se inició con el papa Benedicto XVI y que Francisco ha continuado, ampliado y profundizado. Esto es como un maratón y, aunque se ha recorrido un trecho importante, tenemos que continuar con la carrera y hay mucho camino por delante”, sumó.
El tercer logro del papa Francisco para él fue que cambió diversas leyes sobre este flagelo, entre ellas el mutu propio Vos estis lux mundi. “El problema es que, por desgracia, no sabemos si se están aplicando en forma consistente en todo el mundo”, advirtió.
“En Vos estis lux mundi se habla por primera vez de que los obispos tienen responsabilidad y están obligados a rendir cuentas. En ese motu propio también se habla por primera vez de la responsabilidad de los clérigos, también de la de las personas laicas, y se habla también de abusos no solo sexuales, sino también espirituales, físicos y emocionales. También, por vez primera, se habla de personas adultas vulnerables”, recordó.
¿Qué debe hacer el próximo papa respecto a los abusos? “Debe continuar por el mismo camino y debe ver cómo hacer para comprobar que las cosas realmente están cambiando. Si queremos de verdad que las cosas cambien respecto a los abusos es necesario alcanzar otra sensibilidad y que se llegue a la convicción de que todos nosotros, todos los católicos, todos los miembros de la Iglesia, somos corresponsables y todos tenemos por lo tanto la capacidad de iniciar procesos, no solo contra los sacerdotes sino también contra los laicos y contra los superiores, como obispos o provinciales. Todos tenemos la obligación de denunciar a alguien que no actúa como debería”, contestó.
Ante una consulta, Zollner consideró muy poco probable que el sucesor de Francisco pueda dar pasos atrás en el tema de los abusos sexuales y la pedofilia. “La Iglesia ha iniciado un proceso que debe continuar y que espero que se amplifique, se intensifique y sea cada vez más consistente”, concluyó.