Werther: una obra que brilla más allá de la oscuridad

Werther, ópera de Jules Massenet. Reparto: Jean-François Borras (Werther), Annalisa Stroppa (Charlotte), Jacquelina Livieri (Sophie), Alfonso Mujica (Albert), Cristian De Marco (El alguacil) y elenco. Dirección escénica: Rubén Szuchmacher. Dirección musical: Ramón Tebar. Orquesta Estable y Coro de Niños del Teatro Colón. Función del Abono Verpertino. Nuestra opinión: muy bueno

La historia de Goethe, de 1774, “reducida” a libreto operístico en francés, es tan sencilla como propia del pensamiento, la cultura y la literatura de un tiempo apenas anterior al surgimiento pleno del romanticismo. Un joven poeta, Werther, se enamora apasionadamente de Charlotte, una mujer comprometida con otro hombre, Albert. Si bien Charlotte también siente algo por Werther, cumple con la promesa hecha ante el lecho mortuorio de su madre y se casa con Albert. La angustia y la desesperación creciente por ese amor no correspondido llevan a Werther a una profunda desesperación hasta que, abrumado por ese dolor, se suicida, muriendo en brazos de Charlotte quien, en ese instante, le confiesa su amor. Pasados dos siglos y medio de aquella novela epistolar de Goethe, este argumento no tiene ninguna conexión con lo que hoy son las relaciones de pareja. Pero si en el presente, todavía se recuerdan las penas del desventurado joven Werther es porque, en 1887, Jules Massenet le agregó sonidos y concluyó una ópera en cuatro actos cuya música es digna de ser escuchada y disfrutada aun cuando, por momentos, la insustancialidad y la reiteración argumentales y las inevitables lejanías de aquellos más que pretéritos planteos de pareja puedan resultar, concretamente, insustanciales y lejanos. Si bien toda ópera requiere buenos y satisfactorios resultados por parte de los involucrados en su realización, queda claro que para que una ópera con una historia tan anticuada genere atenciones y provoque emociones, la exigencia de una altísimo nivel en todos los participantes en su factura es imprescindible. En esta nueva producción del Colón no fue exactamente así y hubo disparidades dentro del elenco.

El comienzo fue impactante. Sobre una pantalla blanca que ocupaba la totalidad del escenario, en el rincón inferior derecho, aparecía la firma de Werther sobre un manchón de tinta negra, un simbolismo que remite tanto a Goethe y su novela epistolar, como a la significación que habrán de tener las cartas, en el tercer acto. Con este telón omnipresente de fondo, llegó la bellísima obertura traída por Ramón Tebar, un muy buen director español, y la muy eficiente Orquesta Estable. Tras las melodías, las armonías modales y cromáticas y las mejores propuestas del romanticismo musical francés vertidas por Massenet, se abrió el telón y la excelencia dio paso a otras alternativas.

Tal como lo anticipó Rubén Szuchmacher, su idea escénica fue la de abrir el espacio para que, sobre escenarios mayormente despojados, pudiera fluir la música y que lo visual no superase ni distrajese la primacía de las voces y de la orquesta. En los cuatro actos, amplísimos y abiertos pasaron el patio de la casa del alcalde, la explanada frente a la iglesia, la casa de Charlotte y el apartamento de Werther. Una sutileza brillante tuvo lugar antes del tercer acto. Anticipando la tragedia por venir, aquella pantalla inmensa con la firma de Werther que había abierto los primeros actos, cambió de color. La mancha de tinta ahora era blanca sobre un inmenso y ominoso fondo negro. Las marcaciones actorales apuntaron a cierto recato, sin exuberancias emocionales y también condujeron, por consiguiente, a cierto estatismo. Hubo, como es de suponer, diferencias en las aptitudes teatrales de los miembros del elenco y, en este sentido, largamente, sobresalieron las pericias de Jacquelina Livieri. La frescura y la inocencia de Sophie afloraron cautivantes y espontáneas. Si sobre esa idoneidad actoral, la soprano rosarina aportó sus reconocidas virtudes vocales, es entendible que los aplausos más encendidos del final hayan sido los que a ella se le tributaron aun cuando su personaje es definitivamente menor en comparación a los de Werther y Charlotte.

El tenor francés Jean-François Borras, el desgraciado enamorado que sólo expone sus desdichas de principio a fin, con una voz densa y lírica a la vez, ofreció un canto sensible y de gran calidad. Afinadísimo, con fraseos claros y distintos matices fue sólido en sus graves y natural, sin forzamientos de ningún tipo, en los agudos. En el tercer acto, recibió una merecidísima ovación tras “Pourquoi me réveiller”, la celebérrima aria que Borras cantó con gran expresividad, entremezclando la melancolía y las sensaciones de un desenlace inevitable. La mezzosoprano italiana Annalisa Stroppa, en cambio, ofreció pocos matices a su personaje. Su voz, un tanto engolada y con un vibrato excesivo, no ofreció variantes a pesar de que Charlotte, su personaje, no es la misma en el comienzo que en la tragedia del final. Su canto enjundioso e impulsivo resultó ectópico para darle vida a la feliz prometida de Albert y ciertamente mucho más apropiado cuando se enfrentó a Werther en su casa o cuando, doliente, le reveló su amor en el instante final. Correcto aunque un tanto uniforme fue el canto del barítono español Alfonso Mujica y Cristian de Marco, el padre de Charlotte, se mostró demasiado estructurado tanto en su actuación como en su canto. Un párrafo especial para el sexteto de chicos del Coro de Niños del Colón, los hermanitos de Charlotte, que aportaron frescura y buenas voces.

El Colón, con muy buen tino y con el indudable objetivo de traer nuevos públicos al teatro, ha resuelto ofrecer una función de Werther sólo para menores de treinta el próximo miércoles 3 de septiembre. En la propuesta, se aclara que será una oportunidad de vivir la experiencia de una ópera completa entre pares de generación y sin código de vestimenta. Será interesante ver cómo los millennials, los centennials y la Generación Alpha reaccionarán ante una ópera cuyos planteos del amor y de la pareja, a priori, parecerían absolutamente ajenos. O tal vez no...



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/musica/werther-una-obra-que-brilla-mas-alla-de-la-oscuridad-nid25082025/

Comentarios

Comentar artículo