Son las 18.30 de un miércoles gélido en Buenos Aires. Sobre la Avenida Corrientes, el run-run del tránsito en la vuelta a casa se mezcla con el paso veloz de los transeúntes; las miradas bajas, clavadas en las pantallas de los celulares, los rostros amilanados por el frío. Así atardece.
En el hall del Teatro San Martín el movimiento es apenas incipiente -alguien consulta en la boletería, una mujer espera la llegada de su acompañante-, pero la calidez que abraza apenas se cruza la puerta convierte el inmenso espacio en un remanso instantáneo.
Dos pisos más arriba, en cambio, todo es preparativos. Faltan 90 minutos para que el telón se descorra y Joaquín Furriel (peluca platinada, bonete verde, guirnalda fucsia shocking colgada al cuello y silbato de una fiesta de cumpleaños que nunca fue -ni será- en mano) se enfrente al público ya en la piel de Ricardo III, semicolgado de una estructura metálica.
Es la función número 34 de este clásico shakesperiano revisitado según la mirada del regisseur Calixto Bieito que estrenó el pasado 26 de junio, coincidentemente la fecha en que el monarca asumió el trono de Inglaterra en 1483, y faltan aún otras 20 para que la obra se despida de la grandiosa sala Martín Coronado para poner rumbo a España, donde está prevista una gira, con Madrid y Bilbao como plazas ya confirmadas.
La verdadera historia de Ricardo III -tal el nombre completo- agota localidades desde el debut (al 13 de agosto fue vista por 31.960 espectadores) y es un tour de force que involucra, cada noche, a 10 actores en escena (de los 60 que se convocaron al casting original), 50 técnicos en el backstage, peluqueros, maquilladores, vestuaristas, asistentes de escenario, 10 bonetes, 10 silbatos espantasuegra, un repollo, una armadura antigua traída de Europa, un Torino ploteado de naranja que cuelga desde la parrilla del escenario, un lavado de cabeza express entre patas y una torta de merengue -que hasta prueba el público, de manos del propio “Ricardo”-.
LA NACION presenció la trastienda del espectáculo, desde la llegada del elenco y su transfiguración hasta el repliegue a camarines, tras el saludo final. Cuatro horas de verdadera superacción, en el frente y en el detrás de la escena.
PreparativosSube el telón“Yo, tan defectuoso y falto de gracia... Ya que no puedo actuar como un amante y disfrutar, voy a hacer el mal” - Ricardo III
Ricardo III
“La conciencia es una palabra que inventaron los débiles” - Ricardo III
“Un caballo, un caballo... Mi reino por un caballo” - Ricardo III
Agradecemos a Joaquín Furriel y todo el elenco y equipo realizador del Teatro San Martín.
Para agendarLa verdadera historia de Ricardo III, versión libre de Calixto Bieito y Adrià Reixach sobre Ricardo III, de William Shakespeare, con traducción de Lautaro Vilo y dirección general de Calixto Bieito. Sala: Martín Coronado, del Teatro San Martín (Corrientes 1530). Funciones: miércoles a sábados, a las 20; domingos, a las 19.