Lucas Victoriano, Instituto y el sueño de América: “Cuando competimos internacionalmente, hacemos magia”

Instituto, de Córdoba, va por la gloria. La anhela, la sueña. Sabe que la tiene muy cerca, pero también muy lejos. La oportunidad de hacer historia conmueve a un plantel mayoritariamente compuesto por jóvenes y liderado tácticamente por Lucas Victoriano, talentoso exjugador de Real Madrid, entre otros equipos, y subcampeón del mundo en la selección nacional en Indianápolis 2002. Como cuando vestía musculosa y pantalón corto, el tucumano tiene una creatividad que está por encima de la media entre sus colegas y que lo ubica como uno de los entrenadores más valorados y reconocidos de la actualidad en Argentina.

Desfachatado, fresco y espontáneo, el director técnico de la Gloria se presta a una charla por video con LA NACION a horas de que su equipo afronte una semifinal de la Basketball Champions League Américas (BCLA) frente a Boca Juniors en el estadio Maracanãzinho, de Río de Janeiro, en pos de de meterse a la definición contra el Flamengo de Sergio ‘Oveja’ Hernández o Franca, ambos, de Brasil. Y habla de sus dirigidos, el presente del equipo, las chances de ser campeón, los rivales, el básquetbol nacional, la selección y el anhelo de estar algún día al mando.

–¿Cómo llegan al Final Four y, especialmente, a la semifinal con Boca?

–Estamos enfocados. Es un objetivo marcado a fuego en la temporada. Queremos ser competitivos, nos entrenamos para eso, tomamos confianza y ojalá le ganemos a Boca y juguemos una final más. Para nosotros, como cuerpo técnico, sería fantástico, por más que todos los años jugamos finales. Esto, de darse, sería una coronación.

–¿En qué momento de la temporada los encuentra?

–Bien, estamos bien. Nos preparamos para esto. Perdimos contra Franca los tres partidos de la primera etapa y en los cruces nos tocó un equipazo que va primero en la liga de Brasil, Minas Tenis Clube. Nos fortalecimos mentalmente, fuimos competitivos y nos recibimos de equipo serio. Cada temporada es nueva, más allá de que hay cosas que se repiten, y se necesita construir una identidad. Hayamos hecho dos cambios de jugadores o 12, se necesita encontrar esa identidad, y la encontramos contra Minas. A partir de eso construimos confianza y ahora necesitamos levantar la efectividad del ataque, cosa que va a pasar, porque tengo talentosos que juegan bien. Estoy supercontento con los chicos. No dependemos de ningún jugador; somos un equipo compacto, con dos jugadores por puesto, fuerte mentalmente y al que le gusta competir. Eso, para un entrenador, es reconfortante.

–¿Cómo se maneja la ansiedad en la semana previa a un objetivo tan grande?

–Desde la clasificación para las semifinales hasta que jugamos pasa mucho tiempo, y día tras día se potencia esa ansiedad. Se trata de comunicar el presente, no el futuro ni el pasado, pero es difícil. Creo que les pasa a los cuatro equipos querer competir ya, y saber manejarlo puede ser una clave. No hay que estar ansiosos, sino tranquilos y disfrutar para competir bien.

–¿Te gusta Boca para la semifinal o habrías preferido un equipo brasileño?

–En una lista de presupuestos, que en el básquetbol son muy importantes, los tres equipos deben de triplicarnos. Para nosotros elegir es complicado . El que toca, toca. Boca y nosotros nos conocemos mucho; en la final de la Liga Nacional del año pasado no logramos ganarle y en el Super 20 de este año tampoco. Pero está bueno competir con un equipo tan poderoso, y vamos a hacerlo sin pensar en eso. Dentro de la lógica, no podemos elegir. Lo que viniera estaba bien; vino Boca y está bien. Y si pasamos a Boca va a tocarnos Flamengo o Franca, dos equipazos, y encima, sin prepararnos para el partido.

–¿No se piensa en una hipotética definición?

–Las finales son más emocionales. Nosotros nos preparamos para el partido contra Boca, y para el siguiente no nos preparamos porque no sabemos quién es, aunque sí tenemos una idea. A las 24 horas competimos contra un equipo para el que no nos preparamos de forma ideal, por eso digo que lo emocional juega muchísimo, como la preparación para tomar decisiones que están ensayadas. Nosotros preparamos algo para aplicar en un momento del partido, no es que preparamos, por ejemplo, una defensa zonal para jugar contra Boca solamente.

–¿Qué aprendieron de las finales perdidas frente a Boca?

–Cómo juega el rival, qué falta y cómo se puede hacerle daño. Pero todos los partidos son diferentes, y los momentos de confianza, también. A veces nos enfrentamos con un equipo afilado, y otras, con un equipo que tiene dudas. Para mí, va a ser un partidazo, y el de Flamengo vs. Franca, también. No creo que arrastremos anímicamente una derrota anterior contra Boca, como tampoco victorias sobre otros rivales. Tenemos que pensar en hacer bien las cosas, y si las hacemos bien, vamos a tener muchas ganas de ganar.

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Para llegar a estar otra vez entre los mejores de América, Instituto soportó perder la final de la LNB 2023/24 a manos xeneizes y se reconstruyó con juventud de calidad. Victoriano hace hincapié en que la institución cordobesa no tiene “la disponibilidad de Boca” de fichar a jugadores de renombre y que, incluso, se bajó el presupuesto. “Hay que reconstruirse por necesidad o por rendimiento, porque que hay chicos que juegan bien y a los que vienen a buscar con propuestas difíciles de igualar. Es parte del deporte”, analizó.

Su equipo, segundo en la Liga Nacional por detrás del propio conjunto porteño, es uno de los más poderosos del país desde hace un lustro y es animador de todos los torneos. Su realidad en una competencia interna que sigue siendo criticada a pesar de los resultados internacionales de los clubes argentinos (en 2024, Quimsa, de Santiago del Estero, fue campeón de la BCLA), le permite codearse con los mejores del continente.

El entrenador argentino está muy preparado tácticamente, entonces permite competir contra todos, incluso contra equipos de Brasil, que están en otro nivel de presupuesto.

Lucas Victoriano, DT de Instituto

–Se habla mucho de que la LNB bajó su nivel, pero los resultados en la BCLA del año pasado y éste contradicen eso. ¿Qué opinión tenés?

–Creo que hay una trampa. El básquet de hoy no tiene nada que ver con el de antes. Antes los jugadores no se iban a ningún lado, estaban acá. Con otra situación económica en el país, uno traía un extranjero de cierto nivel, y hoy en día la situación no lo permite. Antes no había tantas ligas de proyección, como la de Taiwán y la de Japón, donde se les paga una fortuna a los extranjeros. Antes en la escalera se hablaba de NBA, Europa y luego la Argentina, que era donde mejor se jugaba. Para los extranjeros éramos, quizás, la quinta elección, y hoy somos la número 20 o 25. Entonces, es incomparable. No estoy en favor de los que creen que la Liga perdió nivel, porque es lógico, el mundo cambió y nosotros estamos en otra realidad.

–¿Se puede revertir eso?

–Es muy difícil. Estamos hablando de que los países deportivamente emergentes son muy superiores. Cuando yo jugaba, hace 25 años, a la liga de Alemania no la conocía nadie. Hoy es una de las más importantes de Europa. En su momento decías “Europa” y era España o Italia. De hecho, muchos nos fuimos a esas ligas. Pero hoy Francia, Grecia, Alemania y otros países tienen ligas muy competitivas y otra realidad económica, con la que no podemos competir. Se sumaron ligas de Oceanía, de Centroamérica y Asia, y es una realidad en la que es muy difícil competir. Cuando competimos internacionalmente en el nivel de clubes hacemos magia.

–¿Qué es lo que más te gusta de la Liga?

–Valoro mucho que sea tan competitiva, que los dirigentes apuesten y que se deje un dinero importante. Valoro mucho que los viajes, hoteles y cuerpos técnicos hayan mejorado. Ningún equipo en la LNB permite decir antes de jugar que uno va a ganarle. La Liga tiene sus momentos; ahora estamos exportando nuestros mejores jugadores, están retornando algunos que ya tuvieron su experiencia en el exterior y estamos promoviendo jóvenes talentos. Los entrenadores estamos en esa magia de manejar talentos de físicos diferentes, jóvenes y experimentados. El entrenador argentino está muy preparado tácticamente, entonces permite competir contra todos, incluso contra equipos de Brasil, que están en otro nivel de presupuesto.

–En este contexto, ¿cómo se seduce a un extranjero para que llegue a Instituto?

–Hay que conocer mucho y hablar mucho. Nosotros tuvimos un infortunio con la lesión de un jugador , fuimos a buscar un pivote y terminamos trayendo un ala–pivote porque no había presupuesto para lo que queríamos. Se hace complicado, y por eso tener la billetera es importante: la ponés y listo. Nosotros no podemos hacer eso. Vemos cómo un jugador puede adaptarse al grupo, al planteo y a la filosofía de juego, y tratamos de fichar acorde con eso. También explicamos la manera en que trabajamos: en mis equipos prácticamente no hay titulares ni suplentes y quizás un extranjero juega 20, 22 minutos, y no 35, como se acostumbra en otras ligas, en las que son los jefes del equipo y no se entrenan tanto. Acá se entrenan mucho, juegan menos minutos y tienen que estar a disposición del equipo. Entonces, para ellos no es tan fácil.

No es la primera vez que Instituto protagonizará una semifinal de la BCLA. Lo hizo en la primera versión, la 2019/2020, y perdió a manos de Flamengo por 66 a 64. En total jugó cuatro veces el certamen más importante de América y en sus 29 partidos registra 12 triunfos y 17 caídas. El número 30, el de este viernes a las 18.10 (transmisión de DSports) ante Boca Juniors, será el más importante del último lustro, pero intentará que quede opacado pronto: eso implicaría que habrá avanzado a la final y que competirá por el trofeo que le falta a su vitrina.

BOCA JRS. vs INSTITUTO

La final está llamando... ¿Quién responderá? 📞🔥#BCLAméricas pic.twitter.com/GJRvg0hV3e

— #BCLAmericas (@BCLAmericas) April 13, 2025La selección, su anhelo

Lucas Victoriano coincidió como jugador con la mejor camada de la historia del básquetbol argentino, la Generación Dorada, y en su puesto, el de base, tenía una competencia feroz con figuras emblemáticas: Juan Ignacio ‘Pepe’ Sánchez, Alejandro Montecchia, Daniel Farabello y Pablo Prigioni. Fue uno de los basquetbolistas a los que el entrenador Rubén Magnano desafectó del plantel antes de los Juegos Olímpicos Atenas 2004, los de la gloria eterna, y, aunque había sido subcampeón mundial dos años antes, al tucumano le quedó atragantada la espina de no ser un atleta olímpico.

Su voz está más que autorizada para hablar del presente del combinado nacional, que atraviesa una reconstrucción y carga consigo no haberse clasificado para la Copa del Mundo de 2023 ni para los Juegos Olímpicos de 2024. “Es parte de la realidad que vivimos. Los jóvenes talentos se van y es difícil hacer entrenamientos y concentraciones. El mundo del básquet que conocimos con la Generación Dorada ya no existe y comparar no hace más que perjudicar el proceso. Hay que adaptarse a la nueva realidad. En América estamos en un lugar difícil para acceder a los cupos de los mundiales y los Juegos Olímpicos. Hay que trabajar mucho. No hay tantos jugadores, ahora no tenemos ninguno en la NBA y sí en la Euroliga, pero no pueden venir a las ventanas clasificatorias. Es todo muy complejo, es difícil de trabajar", analiza Victoriano.

–¿Cómo se sale de esta situación?

–Es un proceso que hay que aguantar. Y hay que trabajar para ir construyendo. Si no hay talento e infraestructura, hay que laburar más. Ojalá volvamos a los mundiales y los Juegos Olímpicos; el objetivo tiene que ser ése. Hay que entenderlo, aceptarlo y apoyar.

–¿Te gusta la doble función de Prigioni entre la selección y Minnesota Timberwolves, o habría que tener un DT de tiempo completo?

–Si un entrenador argentino está en la NBA, está hipercapacitado para estar en la selección. El resto es cuestión de la Confederación Argentina (CAB). No se puede criticar eso porque está acordado. Vi una entrevista que hicieron con Pablo y dijo que no era lo ideal. Desde fuera tampoco parece lo ideal, y los resultados no lo acompañaron. Pero que es el idóneo para manejar la selección argentina no se puede discutir: es un entrenador de la NBA. Después, cómo se arma el proyecto es una cuestión que determina la Confederación Argentina, y no puedo decir nada porque no conozco detalles.

–¿Es un objetivo tuyo dirigir a la selección argentina?

–Sí, totalmente. Aclaro que no estoy postulándome, ni mucho menos. Ponerse esa camiseta es increíble. La selección argentina es lo más sagrado que tuve en mi vida y sigue siéndolo, lo más prioritario que puede haber. Pero también entiendo que la del DT no es una posición que se gane solamente con méritos deportivos. Hay un montón de situaciones que engloban los momentos, y si alguna vez piensan en mí, quiero estar preparado. Si ocurre, sería cumplir un sueño, un deseo que tengo.

–¿Te sentís preparado?

–Sí. Estoy en un buen momento de mi vida, con energía, joven, con experiencia y tratando de adaptarme a los nuevos tiempos, siguiendo todas las ligas, como siempre lo hice. Tengo muy claras las cosas de mi filosofía. Imagino que todos los directores técnicos de la LNB y los 100 que no están trabajando dirían que están preparados. No creo alguno diga que no y que no es un sueño dirigir a la selección argentina. Soy parte de todo ese grupo. Mi sueño en el básquet es participar en Juegos Olímpicos, algo que no hice como jugador. Me dije que voy a ir a como entrenador, asistente, tercer asistente, scouter, utilero o lo que sea, pero tengo que ir.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/basquetbol/lucas-victoriano-instituto-y-el-sueno-de-america-cuando-competimos-internacionalmente-hacemos-magia-nid17042025/

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