La Casa Blanca volvió a poner el foco sobre uno de los casos más polémicos de los últimos meses. Kilmar Ábrego García, un migrante salvadoreño que vivía en Maryland con residencia legal, fue deportado por error y permanece en una prisión de máxima seguridad en El Salvador.
Mientras crecen los reclamos para que regrese a Estados Unidos, Tom Homan, actual zar de la frontera de la administración de Donald Trump, defendió enérgicamente la deportación y anticipó que, si regresa, volverá a ser arrestado.
La posición de Tom Homan: “Nos deshicimos de una amenaza”Tom Homan, quien fue director del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) durante la primera administración Trump, reapareció en Fox News con una postura contundente. En un mensaje que reafirmó la política migratoria del presidente, sostuvo que Ábrego García no fue víctima de ningún error y que su expulsión respondió a una amenaza real.
“Él es miembro de la pandilla MS-13, clasificado como terrorista, y fue removido porque representa un peligro para la seguridad pública. Nos deshicimos de una persona peligrosa”, sentenció Homan, al desestimar de plano la versión de los abogados defensores de Ábrego García, quienes aseguran que su defendido no tiene antecedentes penales ni vínculos con organizaciones delictivas.
El ex jefe de ICE también apuntó contra los representantes demócratas que reclamaron por su caso y que incluso viajaron a El Salvador para exigir su liberación. “Es repugnante que un congresista prefiera defender a un pandillero en otro país”.
El descenso de los ingresos irregulares por la frontera: Homan respaldó la gestión migratoria de TrumpDurante la entrevista, Homan destacó que la administración Trump logró lo que consideró “la frontera más segura de mi vida” y atribuyó el cambio a las decisiones del presidente. Según dijo, en tan solo cinco semanas, la nueva gestión republicana bajó el ingreso irregular en un 95%, sin necesidad de nuevas leyes.
También anticipó una nueva etapa en la política migratoria, centrada en el endurecimiento de medidas contra las llamadas “ciudades santuario”.
Homan reveló que se reunirá con el secretario Noem para planificar el despliegue masivo de agentes federales en aquellas localidades que impiden la cooperación con ICE.
“Si no podemos arrestarlos en la cárcel, los detendremos en las calles. Si no es en las calles, será en sus lugares de trabajo. Vamos a desplegar todos nuestros recursos. Las ciudades santuario no seguirán protegiendo una ilegalidad que está matando a estadounidenses en cifras récord”, afirmó.
El caso Kilmar Ábrego García y el respaldo de BukeleAlgunos días atrás, el presidente salvadoreño Nayib Bukele visitó a Donald Trump en la Casa Blanca. Durante la reunión, ambos líderes reafirmaron su alineación en materia de seguridad y ratificaron su decisión de mantener a Kilmar Ábrego García en prisión, lo que ignora un fallo reciente de la Corte Suprema de Estados Unidos que había ordenado su regreso inmediato.
El tribunal superior había avalado una resolución de la jueza federal Paula Xinis que exigía tratar la situación de Ábrego “como si nunca hubiera sido deportado” y obligaba al gobierno a tomar medidas concretas para corregir el error:
Reconocer su residencia legal como vigente.Coordinar con El Salvador su liberación del sistema penitenciario.Realizar las gestiones necesarias para garantizar su retorno.Pese al fallo, el Departamento de Justicia estadounidense eliminó la palabra “efectuar” de la orden judicial, una maniobra que permitió al Ejecutivo evitar una obligación directa de repatriación. La modificación se apoyó en el argumento de que no se puede imponer a un Estado soberano cómo debe actuar.
La postura de la Casa Blanca: sin obligación de intervenirAnte las presiones para resolver el caso, la secretaria de Justicia, Pam Bondi, aclaró que el gobierno estadounidense proporcionaría un avión si El Salvador decide permitir el retorno de Ábrego. No obstante, subrayó que “la Casa Blanca no puede forzar a un país soberano a aceptar condiciones impuestas”.
En la misma línea, Stephen Miller, secretario general adjunto, criticó lo que llamó una “campaña mediática para debilitar la soberanía de nuestros aliados”. Consideró que el caso se convirtió en una herramienta de presión contra los acuerdos de seguridad vigentes y defendió la posición conjunta con el gobierno de Bukele.
Frente a este escenario, Tom Homan cerró su intervención con una advertencia: si Kilmar Ábrego García lograra volver a Estados Unidos, las autoridades lo detendrían nuevamente. “Vamos a cumplir la promesa del presidente Trump. La prueba está en los resultados”, insistió.
Aunque el fallo judicial sigue vigente, el caso de Ábrego García quedó atrapado entre la política migratoria endurecida del presidente, la cooperación con el gobierno salvadoreño y un sistema judicial que, por ahora, no ha logrado forzar una corrección efectiva del error.