¿Por qué dejar Argentina? Luciana Rinaudo, una mujer casada y con hijos, estaba muy bien en su rincón de Córdoba, un lugar en el mundo donde la acompañaba el aire de las sierras, los mates compartidos, y el mar de estrellas en el cielo. Irse, sin dudas, no era una necesidad, pero cuando en 2019 a su marido le llegó la propuesta de un traslado laboral, la idea, de pronto, se vislumbró tentadora, con sabor a puro aprendizaje y aventura.
El destino, Curitiba, Brasil. Mismo continente, otro idioma. ¿Qué más podría haber ahí para ellos? Luciana determinó que, a pesar de que irse implicaba renunciar a su carrera laboral, se trataba de una oportunidad para conocer otro país y que sus hijos sean bilingües. Para su esposo, por otro lado, significaba un ascenso laboral importante en su camino.
Fue así que decidieron esperar hasta que el año terminara y, en la cuenta regresiva, estudiaron portugués con esmero. Asimismo, el matrimonio viajó unas cuantas veces a su nuevo destino con la ilusión de un suave desembarco.
La familia y los amigos quedaron sorprendidos: ¿acaso no estaban muy bien en su Córdoba querida? A pesar del impacto, el apoyo fue absoluto, y tras una despedida emotiva colmada de música y amor, un día de diciembre de 2019, Luciana partió hacia un nuevo comienzo junto a los suyos, sin imaginar que allí, más allá de la frontera, también aguardaba algo grande para ella.
Curitiba limpia, ordenada y ecológica: “La calidad de vida sentimos que mejoró 100%”Luciana y su marido conocían Curitiba, pero, entre los trámites y la organización de la mudanza, no habían podido detenerse a apreciarla en su totalidad.
En su arribo definitivo quedaron encantados con la ciudad limpia, ordenada y tan organizada. Para toda la familia este fue un impacto inesperado que los inspiró a comprometerse con el cuidado del medio ambiente de una ciudad con hermosos parques, paseos y actividades sin costo alguno para realizar con sus hijos.
“La calidad de vida sentimos que mejoró 100%”, asegura Luciana. “Desde el tiempo compartido en familia -que aumentó- pasando por el hecho de salir a caminar, la seguridad, cuidar nuestra salud, hasta tener tiempo para leer... Vas hacer un trámite y lo hacés, todo funciona acá”.
“Pero la comida, por ejemplo, a mí me costó. Le sentía otro sabor a la leche, al agua, a todo. Y si bien me acostumbré, siempre comimos más al estilo argentino que brasilero. El idioma también me costó. En casa siempre hablamos español. Cada vez que salía volvía con anécdotas y malos entendidos del idioma”, agrega Luciana entre risas.
Reencontrarse como familia y lograr cosas inimaginables: “Nada de esto hubiera sido posible si seguía viviendo en Argentina”Tras un verano de metamorfosis y nuevos comienzos, llegó febrero de 2020, el mes que marcaba el inicio de las clases de los chicos, pero que pronto se transformó en la antesala de uno de los acontecimientos más impactantes del mundo.
La idea era vivir dos años en Brasil y volver. En Argentina, Luciana se desempeñaba como psicopedagoga en escuelas y daba clases en la universidad. Llegó a Curitiba dispuesta a renunciar temporariamente a su vida laboral, y nunca imaginó lo que aquel suelo extranjero tenía preparado para ella.
La pandemia le dio inicio a una nueva aventura. Significó reencontrarse como familia, los cinco solos. Sin salir, hicieron cosas antes inimaginables, como campamento en casa, cine, MasterChef, karaoke, jugaron a las casas de Harry Potter: “En un aniversario de casados los hijos nos organizaron la cena y ellos eran los mozos con vela y todo”, agrega sonriente. “Hicimos de todo”.
Pero fue también en pandemia, que nuevas puertas se abrieron para Luciana. Las nuevas modalidades mostraban que las distancias geográficas no eran un impedimento, y comenzó a dar charlas y cursos sobre educación, lo que la abrió a un mundo nuevo, ser emprendedora y hallar a su vez el tiempo para transformar un deseo oculto en una realidad: escribir su primer libro, Laberintos Educativos: 18 preguntas con reflexiones desde las inteligencias múltiples. que vio la luz en marzo de 2023.
“Y como todos nos adaptamos muy bien decidimos quedarnos. Ahí yo comencé a buscar trabajo, me llevó tiempo encontrarlo pero me decía a mí misma: vamos Lu, confiá, ya va aparecer un trabajo”, continúa Luciana, quien durante ese tiempo desarrolló asimismo su canal de YouTube y dictó clases de español.
“A nivel personal y profesional para mí fue un crecimiento enorme. Siento que nada de esto hubiera sido posible si seguía viviendo en Argentina porque yo estaba muy bien y cómoda allá. Estando acá tuve que desafiarme, salir de mi zona de confort, buscar alternativas, surfear las olas de desánimo que a veces venían. Crecer en el autoconocimiento. Tuve que sacar toda mi creatividad y de repente vi que podía aprender otro idioma, que tenía una emprendedora, creadora y autora dentro de mí”, continúa Luciana, quien finalmente halló empleo en el colegio Everest Internacional como psicopedagoga, tarea que le apasiona.
Esperanza en una Argentina mejor y la magia de volver: “Las estrellas de las noches de verano, que en Córdoba para mí brillan más”¿Para qué volver a la Argentina? Lo que para Luciana se vislumbraba como una aventura de dos años, se transformaron en seis. Tiempos inolvidables, ricos, pero sobre todo de autodescubrimiento y un profundo crecimiento personal.
Pero entonces, cierto día como cualquier otro, un llamado inesperado le extendió una dulce invitación: volver a casa. A su marido le ofrecían una oportunidad de trabajo en Córdoba, de la mano de la misma empresa. Sin pensarlo, dijeron que sí emocionados por emprender el regreso a casa. Pero de pronto, a pesar de la alegría, Luciana comprendió que si bien volvía al punto de inicio, ahora ella ya no era la misma. Argentina se presentó ante ella como un lugar familiar para un comienzo diferente.
Dispuesta una vez más a crear un aterrizaje suave en este volver a empezar, en este presente su marido ya emprendió el regreso, mientras ella culmina el ciclo lectivo en en el colegio en el que trabaja, y sus hijos finalizan su año de estudio.
“Hoy nos embarcamos en una nueva aventura la de volver a casa con miles de preguntas: no sabemos dónde vamos a vivir, a qué colegio irán los chicos -están en lista de espera, pero concretamente nadie los recibe por ahora-, con la incertidumbre de dónde voy a trabajar, pero con la gran certeza de que Dios nos acompaña en cada paso y que es el mejor momento para volver a nuestro país”, dice emocionada.
“Volvemos con el corazón agradecido por todo lo que hemos vivido acá. Curitiba es una ciudad que nos conquistó por completo. Pudimos cultivar amistades profundas, encontramos amigos que se convirtieron en familia, la calidad de vida en Curitiba nos encantó”.
“Nos toca volver a una Argentina que está resurgiendo, que está en pleno crecimiento y que si bien se sufre todavía, tengo la esperanza que vamos a volver a levantarnos. Porque resiliencia es algo que se aprende cuando sos argentino. Así como aprendés el valor del encuentro, el mirar a los ojos, el bailar en cualquier lugar o momento, el compartir lo que tengas, el disfrutar sin nada, la emoción de encontrar otro argentino en cualquier lugar del mundo y sentir que ya es tu amigo, el saber hacer de todo y sonreír con esperanza a pesar de todo”, continúa conmovida.
“Para mí la experiencia de migrar fue `un viaje a lo más profundo del corazón´ porque de repente llegás a un lugar que no hablan tu idioma, que tiene otras costumbres, que la comida es diferente, que no tiene las rutinas que habías creado en tu país y esa soledad te lleva a conectarte con vos mismo”, asegura. “Ahora nos toca despedirnos de este país que nos recibió y cobijo por seis años que atesoramos. Nos llevamos los mejores recuerdos, grandes amistades que vamos a cuidar a pesar de la distancia”.
“Me emociona profundamente pensar que estamos volviendo a nuestra tierra y que todo lo que hemos aprendido en el exterior podemos traerlo como idea, como inspiración. Vivimos tiempos complejos como sociedad y es fundamental el compromiso en sembrar valores y aportar nuestro granito de arena para construir un país mejor. Nos emociona pensar que pronto sentiremos el abrazo profundo de nuestros familiares y amigos que desde Córdoba nos dejaron volar, nos hicieron el aguante y hoy nos esperan con mucha alegría y emoción”.
“Volver a casa... el matecito pronto, el aire de las sierras, las guitarras que acompañan los encuentros familiares y las estrellas de las noches de verano, que si bien estamos bajo el mismo cielo, en Córdoba para mí brillan más”.