Un mendocino y una sanjuanina unidos por la religión: “Hablamos de casarnos en la segunda cita”

Matías Ortiz, oriundo de San Rafael, y Ruth Chacón, de San Juan, cruzaron por primera vez sus miradas en 2014 durante un campamento de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Ambos, como líderes, de 24 años, llevaban largo tiempo coordinando esos encuentros ya que reunían los requisitos que la iglesia exigía: eran fieles a la religión, solteros y estaban en la franja de 18 a 30 años. Aquella primera mirada fue el punto de partida de una gran historia de amor que hoy se prolonga en Utah, Estados Unidos.

A más de 10 años de aquella charla, su mensaje es claro: en un mundo donde a menudo se habla de relaciones tóxicas, ellos quieren demostrar que el amor verdadero no solo es posible, sino que puede florecer incluso en circunstancias inesperadas.

El encuentro que transformó sus vidas

Matías y Ruth habían compartido el mismo entorno durante los cuatro años anteriores, aunque nunca se habían cruzado antes. Ruth recuerda con cariño cómo, a pesar de haber estado en los mismos lugares y tener amigos en común, nunca habían coincidido físicamente. “Teníamos fotos en los mismos grupos, pero nunca nos habíamos visto, hasta que llegó ese momento”, relata y advierte: “Cuando nos vimos supimos que era algo importante”.

A pesar de estar en diferentes etapas de sus vidas, sin buscar nada en particular, sintieron una conexión instantánea. “Era como si algo nos dijera que lo que iba a suceder era trascendental”, cuenta Ruth. Tras ese primer encuentro, la comunicación entre ellos comenzó a fluir por Facebook, aunque ella, que estaba en una situación sentimental, no aceptó la solicitud de amistad de inmediato. “Estaba en otro momento, pero después de un tiempo, cuando ya estaba completamente soltera, decidí aceptarla y comenzamos a hablar”, recuerda.

El 1 de enero de 2015 volvieron a encontrarse, esta vez en San Rafael, Mendoza. En esa misma visita, sin haber sido pareja aún, comenzaron a hablar de ¡casarse!.

“Sí. Sentimos que éramos el uno para el otro, como si fuera una revelación personal”, recuerda ella, para agregar que fue algo profundo. Algo que ninguno de los dos había experimentado antes.

Un viaje que los unió aún más

Aunque al principio pensaron que la relación podría ser a largo plazo debido a la distancia (Matías vivía en San Rafael, Mendoza y Ruth en San Juan), su conexión fue tan fuerte que el destino no tardó en demostrarles que debían seguir juntos. Ruth, profesora de educación física, se encontraba inmersa en su proyecto de gimnasio, mientras Matías estaba en su cuarto año de ingeniería informática. Pero, a pesar de la distancia y los compromisos, algo en ellos les hacía saber que este era un camino que debían recorrer juntos.

Matías, decidido a no esperar más, sorprendió a Ruth el 14 de febrero de 2015, viajando a San Juan con un ramo de rosas. “Fui pionera en zumba en San Juan y él me sorprendió viniendo a ver mi proyecto. Eso me mostró que estaba dispuesto a integrarse a mi vida y mis sueños”, relata.

La relación avanzó rápidamente y, en pocos meses, Matías decidió mudarse a San Juan para estar más cerca de Ruth. Pidió el pase a la facultad de ingeniería de la provincia: “Me asustaba un poco, pero él estaba dispuesto a dar ese paso”, evoca ella.

“Ahí conoció todo el proyecto loco que yo estaba montando. Mis clases de zumba cada vez eran más y más grandes, pasé de tener 10 personas a casi 100 por clase y por hora. Matías se tuvo que subir al tren, a mis proyectos”, reflexiona ella y añade: “Decidimos casarnos. Fue en julio y él no conocía a la mitad de los invitados, como yo tampoco a su gente. Es que fueron solo tres meses de novios y dimos el paso”, recuerda.

“Sus papás son profesores de Educación Física y sus tres hermanos también, por eso él conocía el ambiente y tenía mucha información sobre los gimnasios”, acota. Matías se reinventó: abandonó la carrera de ingeniería, comenzó a dar clases de gimnasia, a involucrarse y a estudiar el instructorado para dar entrenamiento personalizado. Creamos un nuevo proyecto y él lo engrandeció”, subraya.

Una vez juntos, Matías se integró al gimnasio de Ruth, que había crecido enormemente gracias a sus clases de zumba. “Él me apoyó en todo, incluso se sumó al proyecto y lo llevó a otro nivel. Nos convertimos en un equipo, no solo como pareja sino como socios”, señala.

Un hijo y la necesidad de explorar nuevas oportunidades

Después de nueve años de trabajar juntos, creando proyectos y administrando el gimnasio, la pareja vivió un momento crucial en 2018, cuando Ruth quedó embarazada de su primer hijo. “Fue un momento tan esperado, un cambio lleno de amor para nuestra familia”, expresa. Sin embargo, ese mismo año, Matías comenzó a sentir la necesidad de un cambio en su vida.

La economía en Argentina y la dificultad de mantener un negocio le hizo pensar en emigrar. “Quería explorar nuevas oportunidades”, comparte.

Tras muchas conversaciones y decisiones difíciles, Matías y Ruth decidieron cerrar su gimnasio y emprender un nuevo camino en los Estados Unidos, en Utah. “La pandemia fue un punto de inflexión. Decidimos orar y meditar juntos, sabíamos que estábamos dejando atrás algo que habíamos construido con mucho esfuerzo, pero sentíamos que era el momento de un cambio”, explica.

El proceso de emigrar no fue sencillo, pero los unió más que nunca. “Emigrar es uno de los desafíos más grandes que hemos enfrentado, pero nos fortaleció como pareja”, comenta.

Hoy, después de casi tres años viviendo en Utah, la familia Ortiz-Chacón está más unida que nunca, con dos hijos, Jordy y Enzo, y una vida llena de nuevas experiencias. “Nos unió como pareja, como familia. Llegamos tres, y ahora somos cuatro”, dice Ruth con una sonrisa.

El matrimonio como base de todo

Para Matías y Ruth, el matrimonio es una unión sagrada. “Lo que hemos logrado, lo hemos hecho juntos, con respeto y paciencia”, afirma y sentencia: “No es fácil estar juntos tantos años, construir proyectos, criar hijos, pero la clave está en elegir cuál es la dificultad que uno quiere afrontar”.

La pareja destaca la importancia de la comunicación, el respeto mutuo y la transparencia como pilares fundamentales de su relación. “Es crucial tener un espacio para comunicarnos todos los días, ser vulnerables, transparentes y acompañarnos en todas las emociones”, dice Ruth.

Además, el aspecto espiritual es un pilar esencial en su vida. “Nos conocimos en un ambiente donde elegimos estar en nuestra iglesia y sentimos que fue Dios quien nos unió en el momento adecuado. Siempre creemos que hay que escuchar a nuestro corazón y saber esperar el momento adecuado”, reflexionan juntos.

Hoy, Matías y Ruth siguen creyendo que el amor verdadero no solo es posible, sino que es una elección diaria, un esfuerzo compartido y una bendición. “Queremos ser un ejemplo de que sí se puede tener una relación sana, amorosa y duradera. El esfuerzo y el amor mutuo son la clave”, concluyen con esperanza.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/un-mendocino-y-una-sanjuanina-unidos-por-la-religion-hablamos-de-casarnos-en-la-segunda-cita-nid09052025/

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