MIAMI.- (Enviado especial). El calor pega fuerte en Miami, las autopistas hierven y en las calles ya se empiezan a ver camisetas variadas: de Boca, del Real Madrid, de Palmeiras, del Inter Miami. Hay olor a café cubano, parlantes que suenan fuerte y acentos de todos lados: argentino, portugués, árabe. La ciudad, que ya es parte del mapa del fútbol global, se prepara para recibir el nuevo Mundial de Clubes, que por primera vez se disputa en Estados Unidos y tiene varias sedes. En una de ellas, en su casa, aparece Lionel Messi.
Pasaron casi diez años desde su último partido en esta competencia, cuando fue campeón con el Barcelona en Japón, tras vencer en la final al River de Marcelo Gallardo, partido en el que convirtió uno de los goles del 3-0. En aquel momento, Inter Miami todavía no existía. Hoy, a punto de cumplir 38 años -los celebrará durante el torneo-, Messi vuelve al Mundial de Clubes en otro momento de su carrera, con la chance de medirse frente a los mejores equipos del planeta y seguir poniéndose a prueba de cara a lo que podría ser su última gran cita: el Mundial de 2026, que también tendrá partidos en Miami. Este sábado, desde las 21, protagonizará el partido inaugural ante el Al-Ahly de Egipto.
Messi será uno de los 106 argentinos que participarán del Mundial de Clubes -el país nación con mayor representatividad es Brasil, con 141-, y también quien concentrará todas las miradas. El 10 convoca por sí solo, en cualquier cancha y en cualquier torneo. Pero esta vez no estará solo: tendrá hinchada propia. En Miami viven más de 50.000 argentinos, y a ellos se suman los miles de hinchas de Boca que viajaron para los partidos ante Benfica y Bayern Munich, y que también aprovecharon para sacar entradas para ver a Inter.
Aun así, la FIFA debió bajar los precios para intentar llenar el Hard Rock Stadium, el mismo escenario donde Messi levantó su último trofeo con la selección: hasta hace unos días, apenas se habían vendido 20.000 de las 64.767 localidades disponibles, un fenómeno que también se repitió en la última Copa América. Desde la llegada de Messi en 2023, el fútbol estadounidense creció en visibilidad, nivel e inversión, pero aún sigue lejos de la convocatoria de otros deportes, como el béisbol, el fútbol americano y el básquet.
Messi fue tres veces campeón del Mundial de Clubes, siempre con Barcelona: en 2009 frente a Estudiantes, en 2011 ante Santos y en 2015 contra River. Acumula cinco goles en el certamen y es el segundo máximo artillero histórico, a solo dos de Cristiano Ronaldo -quien no disputará esta edición- y con la misma marca que su actual compañero en Inter Miami, Luis Suárez. Sin embargo, el contexto es otro. Ya no cuenta con una maquinaria como la del Barsa detrás, ni es aquel futbolista que parecía capaz de resolverlo todo por sí solo, aunque todavía marque diferencias en una liga de rango medio como la MLS.
El martes, ante Colombia, tuvo una de sus últimas funciones con la selección antes del Mundial de 2026, que empieza a asomar en el horizonte. Aunque no tuvo su mejor noche, mostró pinceladas de su talento, asistió a sus compañeros y fue el que más disparos realizó entre los jugadores argentinos. En lo inmediato lo espera otro tipo de reto: su equipo compartirá grupo con Al-Ahly, campeón de tres de las últimas cuatro Liga de Campeones de África; Palmeiras, campeón de la Libertadores 2022; y Porto, referente portugués. En caso de avanzar, se enfrentaría en octavos de final al PSG, su ex club y flamante campeón de la Champions, o al Atlético de Madrid de Diego Simeone, en una prueba más que exigente para sumar roce internacional de calidad y prepararse pensando en el Mundial.
“Es un torneo lindo, y una ilusión poder jugarlo. Tengo otra expectativa, distinta a cuando estaba en otros equipos, pero con muchas ganas de competir con los mejores e intentar hacer un buen papel. Vienen equipos muy grandes de todo el mundo, que mueven mucha gente. Son equipos con jugadores importantes, a los que la gente quiere ver. Es un torneo diferente, nuevo, y una buena oportunidad para ver a los mejores en Estados Unidos. Para los equipos sudamericanos también es una buena chance para medirse con los europeos, los grandes, los que son potencia y referencia a nivel mundial”, dijo Messi en una entrevista con el sitio de la FIFA.
Messi no se sentía tan local en este estadio desde los partidos de la selección en la Copa América. Ahora, con Inter Miami, está más cerca de casa que nunca. Aunque el equipo juega sus partidos en el Chase Stadium, en Fort Lauderdale -la ciudad donde él vive, a solo media hora de distancia-, ya se empieza a sentir la fiebre cerca del Hard Rock Stadium. Algunos hinchas buscan las camisetas oficiales de Lionel -que no son baratas, cuestan 139 dólares- y las entradas para el partido, mientras que otros, que prefieren no gastar tanto, aprovechan para pasear entre los murales dedicados a Messi y sacarse fotos frente al estadio, llevándose un recuerdo aunque sea solo en imagen.
El Mundial de Clubes constará de 63 partidos, divididos en ocho grupos de cuatro equipos cada uno. El formato es casi igual al del Mundial de selecciones: los dos primeros de cada grupo avanzan, y los otros dos quedan afuera; aunque esta vez no habrá partido por el tercer puesto. Según estimaciones de las autoridades, se espera que el torneo atraiga a más de 600.000 visitantes a Miami y sus alrededores. En el Hard Rock se jugarán siete partidos, entre ellos los cruces de Messi contra Al-Ahly y Palmeiras; la presentación de Boca ante Benfica y Bayern Munich; y el esperado duelo entre el Real Madrid y Al Hilal.
El torneo repartirá una bolsa de premios histórica de 1.000 millones de dólares, lo que lo convierte en el campeonato de clubes con más plata en juego. Esa cifra se distribuye entre los 32 equipos participantes, pero no todos se llevarán la misma porción: el monto varía según la confederación a la que pertenecen y también por criterios deportivos y comerciales. Por ejemplo, los equipos sudamericanos percibirán 15,21 millones de dólares cada uno, mientras que los europeos pueden recibir entre 12 y 38 millones. Además, se pagarán dos millones por victoria y un millón por empate en fase de grupos. El campeón embolsará 40 millones, y el segundo, 30..
Messi es, sin dudas, el gran imán de este Mundial de Clubes. Su presencia no solo entusiasma a los hinchas argentinos que llegaron a Miami, sino a todos los actores del fútbol, en lo deportivo y lo comercial.
En la ciudad, de a poco, la llama del torneo empieza a prender. Los primeros grupos de hinchas ya empiezan a juntarse en bares y playas, aunque todo muy medido, sin grandes concentraciones. Ahora, Messi vuelve a competir en la élite, en busca de una versión que lo acerque otra vez a su mejor nivel. Esa que lo vuelve único y hace felices a todos los argentinos, más allá de la camiseta que lleven.