“Este fue un proyecto muy personal”, cuenta el arquitecto Francesco Minervini, italiano de nacimiento, que vive en Buenos Aires desde hace más de 10 años, cuando llegó para completar un doble diploma en Arquitectura. Es que, más allá de su rol como socio del estudio CMA (Callegari Minervini & Associati), se trató del primer departamento que iba a compartir con Gastón, su pareja.
Lo que me atrajo de Buenos Aires fue esa mezcla de intensidad, vitalidad y belleza fuera de lo común.
Arq. Francesco Minervini, dueño de casa y socio de CMA
“En el Estudio nos dedicamos a la restauración de edificios y viviendas antiguas. Por ejemplo, estamos trabajando en el Hotel Bolívar, y tuvimos la oportunidad de restaurar la fachada de la Embajada de Italia”, nos cuenta. Aquí, toda esa experiencia entró en diálogo con su propia vida, y sus intereses e ideas, reflejados en cada ambiente.
Espacio y tiempoSituado en la última planta de un edificio de principios de siglo XX en el barrio de Retiro, este departamento logra que el pasado esté presente sin resignar funcionalidad. Con ese objetivo, durante la obra que duró 9 meses, pusieron en valor la estructura y respetaron la distribución que tenía, aunque potenciando la comunicación entre ambientes.
“Para que la experiencia de vivir en un edificio de 1910 se percibiera también en el interior, recuperamos elementos originales, como los pisos y las ventanas, y los hicimos parte de la actualidad".
El techo de yeso con molduras de esta parte fue hecho a nuevo copiando el del living, que estaba en buen estado.
En el pasado, el departamento tuvo al artista plástico Pablo Suárez (1937- 2006) entre sus dueños, y algo en la elección de objetos, esculturas y colores hace pensar en él.
Dos continentes−¿Cómo creés que tu formación y comienzo en Italia contribuyeron a este presente en Buenos Aires?
−Mi formación en la Universidad IUAV de Venecia, con una especialización en restauración y construcción, fue fundamental. La escuela veneciana tiene una postura muy conservadora ante la preservación del patrimonio, pero al mismo tiempo está muy orientada a la investigación tecnológica. Con esa base, me gradué como arquitecto en 2014.
Al margen, siempre me inspiraron los grandes diseñadores industriales y arquitectos que representan lo mejor del “made in Italy”, figuras como Gio Ponti, Ettore Sottsass, Bruno Munari, Gae Aulenti, Joe Colombo o los hermanos Castiglioni, que supieron crear diseños que trascendieron su tiempo. Te diría que lo que más me atrae son los objetos concebidos como pequeñas obras de arte, y me gusta integrarlos a los espacios para generar una atmósfera auténtica y cargada de sentido. Esa búsqueda me llevó a fascinarme con la decoración y el interiorismo, entendidos como formas de dar carácter a los ambientes y de vincular emocionalmente el espacio con quienes lo habitan.
Una caja uniforme“La mayoría de las paredes están pintadas de gris (tirando al verde para acercarlo al hormigón, o más oscuro, como los muebles de la cocina). Hicimos muchas pruebas de color para que hubiera una armonía”.
El departamento tiene entrada hacia el living o hacia el pasillo, lo que permite ir al área privada sin pasar por la social y viceversa. “Eso nos da la independencia suficiente como para que en casa haya planes paralelos”, relata.
Antiguo y moderno“Compramos esta unidad para refaccionar y las sorpresas no tardaron en aparecer. Tener que consolidar el techo de hormigón estuvo entre las malas, pero nos puso muy felices descubrir estas mayólicas bajo un piso vinílico”
El piso de mayólicas originales, que restauraron una a una y volvieron a colocar, fue el disparador para la paleta de toda la casa.
Espacio propio“Profesionalmente, Argentina me ofreció un contexto muy diferente del italiano: acá, el trabajo tiene que ser práctico, eficiente y adaptarse rápido a los cambios de un país dinámico y, muchas veces, imprevisible", cuenta Francesco, y sigue: “Esa necesidad de encontrar soluciones creativas y resolver sobre la marcha es una gran fortaleza del profesional argentino, y en mi caso fue una experiencia complementaria a la formación más teórica que recibí en Venecia. Esa combinación de enfoques es la que hoy trato de aplicar en cada proyecto.
“Me quedé a vivir en Buenos Aires por una serie de circunstancias, no solo laborales (estos proyectos que estamos desarrollando y que me fascinan), sino también porque encontré un hábitat personal y social que me da sostén, constituido por muchos amigos sinceros que quiero y en particular por mi pareja, Gastón", dice.
Durante la obra, agregaron un toilette y tomaron metros de un antiguo cuarto de servicio para agrandar el baño principal.