“¿Por qué no tenemos una pared roja? Algunos prefieren el impacto, espacios más shocking, pero a nosotros nos gusta la serenidad: que no se note que es una casa de escenógrafos". Así nos recibe Jorge Ferrari, reconocido escenógrafo, director de arte y vestuarista de cine y teatro. Junto a su colega y compañero de cuarenta años, Juan Mario Roust, reformaron esta propiedad mientras creaban el universo visual de éxitos como “Tango Feroz”, “Las viudas de los jueves”, “Cabaret” o “Enrique IV”. Con una inspiración tan variopinta, es sorprendente que le hayan dado forma a este escenario de líneas netas y conservadoras.
“Esta casa pertenecía a otro escenógrafo, Jorge Sarudiansky; muchísima gente recuerda haber estado en fiestas o reuniones acá. Es más, una amiga modelo entró, y en el acto le volvió a la mente su primer beso, en la escalera”, comparte Juan.
Custodios de la impronta“Yo soy amante de San Telmo, ya era fanático desde antes de llegar en el 92. En los ochentas veníamos a la feria los domingos, era un lugar de resistencia gay. A nivel artístico sucedían muchas cosas: el Parakultural, Cemento, Palladium… había un imaginario de bohemia urbana", evoca Ferrari. “Nos comprometimos cada vez más con la preservación del barrio. San Telmo tiene una estética ligada a la piedra París, al color arena, y eso intentamos conservar, tanto en la fachada como en los interiores”, añade Roust.
Los tiempos cambiaron y el centro porteño también, pero ese espíritu creativo es fundante para este PH de calle Chacabuco al que llegaron en el 2000, tras algunos años viviendo en un departamento a tres cuadras.
La propiedad había sido reciclada en los 70, así que el desafío fue revertir algunas de esas refacciones y recuperar la impronta original de los ambientes. En muchas paredes había molduras de madera a media altura, que decidieron cubrir con esmalte sintético hasta el piso para generar la sensación de una boiserie (pequeño truco escenográfico).
“Hay una mezcla entre lo vintage y lo contemporáneo. El estilo racionalista nos gusta mucho y, aunque la arquitectura es art déco, le sumamos una impronta muy neta, inspirada en Le Corbusier y Mies Van Der Rohe”, revela Jorge Ferrari. “En cuanto a las obras que tenemos, son de amigos, regalos o tienen un valor afectivo. Las pinturas del living de Pancho Luna, fotos de Claudio Larrea, o cuadros que nos ha regalado Renata Schussheim, además de algunas mías”, cuenta Juan Mario.
“Somos fanáticos de los objetos verdes. Según el feng shui, detalles verdes ubicados en determinados lugares generan tranquilidad y armonía”.
Al principio, solo usaban el living para recibir visitas; al incorporar el escritorio doble, comenzaron a habitarlo más.
“La iluminación es fundamental tanto en las escenografías como en la casa: preferimos las luces cálidas y abajo, no en los techos ni por encima de la altura humana”, declara Roust.
Lo que vale“Para nosotros, los objetos son importantes; esconden mil historias y les tomamos cariño. Muchos elementos de la casa han aparecido en películas, obras, series. Todo tiene un valor afectivo grande”, dice Juan Mario Roust. “Los ambientes pueden ser cuidados visualmente; pero, a la vez, frescos, vividos, auténticos; no una cosa puesta ahí sólo para generar un efecto”, agrega Ferrari.
La pintura marítima fue rescatada de un galpón de San Justo mientras buscaban utilería para un rodaje, lo mismo sucedió con la lámpara estilo arts & crafts, que ya “actuó” en varias películas.
El preferidoPegadas al pequeño patio, dos habitaciones se unieron para transformarse en el ambiente preferido del día a día. El estar diario es mi rincón favorito; miramos series y películas, es un espacio muy disfrutado. Las plantas y las vistas del patio lo vuelven sumamente agradable”, dice Ferrari.
“En el estar diario había un entrepiso sostenido con vigas doble T, yo pasaba raspando: lo primero que hicimos fue tirarlo abajo”, dice Roust.
“A mi me pasa algo muy lindo con esta casa: todo el tiempo me proporciona placer estético. La disfruto, aprecio los detalles y los rincones… Cuando pasás 25 años de tu vida inmerso en un proyecto así, es imposible no enamorarte”, dice Jorge Ferrari.
“Cuando vino el técnico del aire, quiso poner el split para el frente y casi lo matamos: tuvo que instalar 15m de caño hasta el patio. ¡No íbamos a arruinar una fachada del casco histórico!”.
La cocina tenía originalmente una puerta al patio, que decidieron transformar en ventana incorporando una pequeña barra debajo. En este caso no pensaron tanto en la decoración, sino en potenciar la practicidad, aprovechando los escasos metros con muebles diseñados a medida.
Escaleras arribaTras más de dos décadas en este PH, siempre queda algún pendiente o tarea de mantenimiento que tachar de la lista, pero ambos siguen eligiéndolo como el primer día. Aunque en un momento consideraron venderlo para mudarse a un departamento, el amor fue más fuerte y decidieron quedarse, amoldándolo a esta nueva etapa de sus vidas.
“Nos encanta desayunar en la terraza, entre las plantas. No es muy grande pero se aprovecha mucho en una casa tan urbana.” Ferrari
En el frente del primer piso ubicaron dos dormitorios idénticos en espejo, que usan por separado cuando los horarios de teatro y filmaciones provocan desfasajes en la rutina.
El espacio de trabajo fue la primera remodelación que abordaron, en una época en la que el presupuesto indicaba obra húmeda solamente cada dos años.