El reparto de victorias y pole position en cinco grandes premios que exhiben los pilotos de McLaren imponen a la escudería de Woking en la cima del Mundial de Constructores con una ventaja de 77 puntos sobre Mercedes, su primer perseguidor. La igualdad entre Oscar Piastri y Lando Norris, separados por apenas diez unidades en el campeonato, invita a imaginar un reñido mano a mano entre los representantes de la estructura que lidera Zak Brown.
El empresario estadounidense guió al equipo a este presente, a recuperar después de 26 años el título entre las escuderías y, en particular, sobrellevar aquel hundimiento en 2017. El mejor auto de la grilla, un motor confiable y dos jóvenes con talento es el resumen del combo que diseñó McLaren para dominar en la Fórmula 1, que el fin de semana desandará el sexto episodio del calendario en Miami. La tarea de conjunto no demuestra grietas, aunque en Woking saben de las tormentas que se desatan en los garajes con dos pilotos de jerarquía que pulsean por la primera conquista en el Gran Circo.
McLaren es el equipo a batir y los dos pilotos demostraron en el arranque del campeonato que en Woking no hay preferencias. “Corren con intensidad. Corren con mucha limpieza y tienen libertad para competir. Estoy seguro de que tendremos mucha emoción a lo largo de todo el año, también de que aún no vimos una batalla épica entre ambos: creo que es cuestión de tiempo…”, analizó Brown, acerca de lo que enseñaron los pilotos en la pista.
Una situación que no es novedosa, aunque el año pasado las críticas arreciaron contra los líderes del muro –Brown y el jefe de equipo, Andrea Stella, los apuntados-, por no estipular prioridad de un piloto sobre otro. McLaren logró el objetivo de imponerse en el Mundial de Constructores, corriendo a un segundo plano la oportunidad de pulsear con Norris por la corona de pilotos.
Las mentalidades de Norris y de Piastri son muy diferentes, y se refleja dentro y fuera de las pistas. El británico demostró autoflagelación ante cada error frente a los medios y en múltiples oportunidades, mientras que el australiano no revela los sentimientos que lo envuelven en la victoria ni luego de un mal gran premio.
Las inseguridades, en el deporte, suelen ocultarse con la única razón de no demostrar debilidad al rival. “Me complico la vida. No tengo instinto asesino como probablemente la mayoría de los pilotos, o la mayoría de los campeones, porque no fui educado de esa manera: haré todo lo que pueda para ganar un campeonato, pero quizá no sacrifique mi vida”, fue la respuesta a The Guardian, después de la visita a Yedá, tras el error en la qualy que lo relegó a la 10ma posición en la grilla y a desandar una carrera en la que escaló hasta el cuarto escalón. En las batallas con Max Verstappen en 2024, la agresividad del neerlandés desgastó la figura de Norris, al extremo de asomar como un piloto vencido.
La amistad y la estima que Norris dispensó en la juventud a Verstappen, apenas dos años mayor y con el que se midió en karting, fue una relación que se resquebrajó el año pasado en Spielberg, con el incidente en el que afloró la belicosidad de MadMax al sentir que un rival jaqueaba su dominio. “Nunca querrías tener contacto con un amigo, pero al final eso también forma parte de las carreras”, se defendió el neerlandés; en el ADN del tetracampeón no existen las concesiones en las batallas.
La posición de Lando resultó mucho menos combativa: “Si no pide disculpas, le perderé el respeto”, comentó el británico, ofreciéndole una segunda oportunidad. Conducir a la perfección y estirar los límites es la búsqueda natural de los pilotos que pretenden dejar una huella, y Norris está en esa búsqueda, pero los fallos en situaciones sin margen lo estresan, frustran y no logra disimularlo. “Quiero marcar la pole, quiero ganar y quiero ser perfecto… Y creo que tengo que aceptar que no voy a ser perfecto y que estoy cometiendo errores porque estoy tratando de ser perfecto”, comentó en el podcast oficial de la F.1.
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At his 110th attempt, @LandoNorris finally claimed that elusive first victory in Miami!#F1 #MiamiGP @McLarenF1 pic.twitter.com/od4qwHpEph
El hundimiento en el que cae Norris ante la adversidad contrasta con el temple que exhibe Piastri, luego del trompo que dibujó en Melbourne, una acción que le impidió treparse al podio. “El gran punto positivo fueron las otras 56 vueltas de la carrera, y no tengo nada que demostrar”, disparó el australiano, que no dejó de aceptar que se trató de un error suyo y no del equipo el que lo privó de alcanzar una posición destacada en la carrera en su país.
Arrancar el año 23 puntos por detrás de su compañero de equipo no lo desanimó y las cuentas lo reflejaron en los cuatro siguientes capítulos: ganó en China, Bahréin y Arabia Saudita, y terminó tercero en Japón.
La maniobra con la que derrotó a Verstappen en los 160 metros que distancian el semáforo de partida con la primera curva en Yedá, fue una superación con la firma del método con el que el neerlandés intimida a los rivales y una declaración sobre la actitud de Piastri.
“La gente lo olvida rápidamente, pero es sólo su tercera temporada en la F.1 y demostró que es muy sólido, muy tranquilo en su enfoque. Eso me gusta. Cumple cuando tiene que hacerlo, apenas comete errores y eso es lo que necesitas cuando quieres luchar por el título”, destacó MadMax, que en la declaración expuso la ventaja psicológica del australiano sobre Norris.
En la preparación y los consejos de Mark Webber, expiloto y manager de Piastri, a su representado podría encuadrarse la imagen desangelada, aunque firme, que enseña el joven de 24 años. “Cuando las emociones son negativas tienen un impacto negativo, así que intento estar tranquilo y relajado: hay mucho esfuerzo consciente en ello. También hay emociones positivas: si al ganar el GP de China una cámara hubiera enfocado mi cara, me hubieran visto muy emocionado. Hay más cosas de mí que no se ven bajo el casco, pero así es como lo afronto”, puntualizó Piastri.
McLaren juntó a dos opuestos, y el ingeniero Stella, como cabeza del garaje, definió las características de las dos espadas que intentarán pulsear por el título y ratificar la supremacía de los autos de Woking. “Norris funciona mejor cuando está al 99% de su potencial. Cuando intenta extraer el 100%, en realidad las cosas se tropiezan un poco. Piastri tiene talento natural, actitud y valores. No tiene reacciones nerviosas, no se irrita innecesariamente, no añade tensión a los comentarios y no necesita darse méritos”, expuso el italiano, que en Ferrari trabajó con Michael Schumacher, Fernando Alonso, Kimi Räikkönen…
En el circuito de Miami, un año atrás, Norris logró su primera victoria en la F.1. Un escenario para realzar su estima y pulsear nuevamente con Piastri, el compañero de garaje y a la vez el enemigo íntimo en la carrera por la corona.