“No habla con los amigos de lo que le pasa”, “No quiere ir a terapia”, “Solo se abre conmigo”, “Sus amigos nunca lo vieron llorar”. Son algunas de las frases con las cuales muchísimas mujeres en parejas heterosexuales se pueden sentir conectadas. Es que, con el auge de conceptos como la “carga mental” o el “trabajo doméstico no remunerado”, también se empezó a hablar de cómo en muchas dinámicas de pareja la mujer tiene es responsable del sostén emocional masculino.
¿Qué es el mankeeping?El concepto de mankeeping (que, en español, podríamos traducir como mantenimiento masculino) fue propuesto por la psicóloga Ángelica Puzio Ferrara desde la Universidad de Stanford. Justamente hace referencia al trabajo emocional no reconocido (y, en la mayoría de los casos, tomado por sentado) en donde las mujeres son quienes ayudan a sus parejas varones a mantener vínculos sociales, a comunicarse emocionalmente, a registrar lo que sienten y a sobrellevar momentos difíciles. Es decir, una especie de mezcla entre planificadora, traductora emocional, psicóloga y red de contención.
De acuerdo al estudio publicado por Stanford, este fenómeno se manifiesta principalmente de tres formas: facilitación social (cuando la mujer organiza, recuerda o gestiona las relaciones sociales del hombre. Desde recordarle el cumpleaños de un amigo hasta armarle una salida con alguien); educación emocional (cuando ellas se convierten en guía afectiva, ayudándolo a identificar y poner en palabras lo que siente, o enseñándole a comunicarse mejor) y subcontratación emocional (cuando él depende casi exclusivamente de ella para procesar sus emociones, por no contar con otras redes de apoyo emocional). Es decir, comportamientos que quizá empezaron como un gesto de amor, compañerismo y solidaridad pero que rápidamente se vuelven unidireccionales, sistemáticos y esperados como parte del vínculo, sin reciprocidad ni reconocimiento.
¿Cómo se corta el ciclo?Siguiendo aquel mismo estudio, desactivar el mankeeping no implica dejar de cuidar, sino repartir ese cuidado de forma más justa.
Nombrar lo que pasa: ponerle nombre a este tipo de carga emocional permite identificarla y tomar conciencia de su impacto.Fomentar redes propias: promover que cada quien tenga espacios afectivos fuera de la pareja.Establecer límites claros: acompañar no significa hacerse cargo de todo.Invitar a la reflexión conjunta: ¿cómo se reparten las tareas emocionales en la pareja? ¿quién está sosteniendo a quién?La falta de vulnerabilidad, la soledad y la masculinidad: las raíces del mankeepingPara entender el contexto de esta carga emocional, hay que mirar más allá de la pareja. En los últimos años, diversos estudios revelaron una crisis silenciosa en la vida emocional de muchos varones. En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que el 27 % de los hombres no tiene amistades cercanas, y casi la mitad declara no tener a quién acudir ante un problema personal. Este fenómeno, conocido como “recesión de las amistades masculinas”, está directamente ligado a los mandatos de masculinidad tradicional: evitar mostrarse vulnerable, no hablar de sentimientos, vincularse desde lo funcional y no desde lo afectivo. Las consecuencias son obvias: lo que termina sucediendo es que las mujeres en vínculos heterosexuales suelen convertirse en las únicas fuentes estables de apoyo emocional para sus parejas varones.