Tan artificial, tan oscura y tan hermosa

“No se puede forzar una historia que no quiere ser contada”, dice la poetisa estadounidense Eileen Myles y la negativa afirma lo que uno supone: ella quiere contar. El diario The Boston Globe la definió como “esa criatura rara, una rockstar de la poesía” y la publicación acá de Chelsea Girls, el libro que se convirtió en una obra de culto en los Estados Unidos, ubica a una mujer en su época, la ciudad de Nueva York en los 70 y los 80, ese lugar que sueño visitar y al que nunca podré ir. Las noches desenfrenadas, los artistas en plena experimentación, los abusos del alcohol y las drogas, el amor por las mujeres o las mil y una picardías para que alguien “no descubriera que no era una chica normal”: las memorias de Myles son disruptivas, desordenadas y caóticas como son los recuerdos.

Excéntrica y tímida, a los veinte años sentía que estaba en constante reparación: “Todo lo que hacía era para arreglar algo de mí”. Criada en una familia católica de clase laburante con un padre alcohólico del tipo melancólico, ella se mudó a Nueva York para ser poeta y vivir como quería en una noria interminable de empleos precarios y fiestas salvajes que duró más de una década. Los recuerdos son espasmódicos. Aparecen marcas de ropa, títulos de muestras, apellidos de artistas (como Smith, Patti, que ofreció su versión propia de esos años en su libro Éramos unos niños) o nombres de pila de amigos tan anónimos como un revoltijo del Ejército de Salvación: ignoro quiénes fueron Ted y Alice, o Judy y Chris, pero ellos estuvieron ahí en ese momento y sus vivencias, algunas íntimas o vergonzosas, ilustran la escena contracultural más vibrante de la segunda mitad del siglo XX. Estas memorias de juventud se detienen en los discos que escuchaban (“White Album, de los Beatles, WAR, Otis Redding, Mixed Bag, de Richie Havens, y Creedence”), las fiestas que (des)organizaban, las personas que besaban, los sitios que frecuentaban o las drogas que tomaban. Son episodios de la gran comedia humana.

El monólogo interior llega a las páginas de Chelsea Girls con la indulgencia del olvido y la crudeza del recuerdo. Autora de performances sobre sí misma, expresadas en sus libros de prosa poética en primera persona que influyeron sobre otros artistas, Myles describe con detalle clínico qué pasó la noche que la violaron mientras estaba ebria y el dietario alcohólico emparenta este libro con Black Out, la crónica cimarrona de María Moreno sobre sus años de borrachera. Allá y acá, los mitos literarios de la generación setentista se cimentaron en las noches de bares y las mañanas de resaca. El apagón que provoca el chupi bloquea episodios enteros de la vida de la narradora. Funde a negro. Y aun así, en los raptos de lucidez, que son muchos, la implacable autoconciencia: “Era una borracha sin remedio. Se me notaba”.

Las noches desenfrenadas, los artistas en plena experimentación, los abusos del alcohol y las drogas, el amor por las mujeres o las mil y una picardías para que alguien “no descubriera que no era una chica normal”

Muy lejos de las alusiones espirituales o fantásticas, la sombra y la luz se combinan en estas memorias de aquellos años neoyorquinos, probablemente el mejor lugar del mundo para estar vivo si uno tenía ciertas aspiraciones. “Es tan artificial/ tan oscura y tan hermosa”, escribió Myles en su poema “Nueva York” como tributo a la ciudad donde si uno logra hacer algo lo puede hacer en cualquier lado. Y muchos años después, concluyó: “Ahora se me ocurre que también estaba hablando de mi vida”.

ABCA.

Nacida en Cambridge en 1949, Eileen Myles se mudó a Nueva York a los veinte años y allí se integró a la vida contracultural de la ciudad.

B.

Su prosa poética en primera persona usa su vida como masa madre para su obra y tuvo influencia en generaciones posteriores de artistas.

C.

El libro de memorias Chelsea Girls se publicó en 1994 y ahora sale por primera vez en castellano, con adaptación al argentino de Flor Braier: excelente.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/tan-artificial-tan-oscura-y-tan-hermosa-nid24082025/

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