De cara a la campaña fina, el mercado de insumos agrícolas se muestra con un mayor optimismo. Aunque la siembra de trigo aún no comenzó oficialmente, para el sector de insumos la actividad ya está en marcha: los productores comenzaron a asegurarse fertilizantes y otros productos clave, impulsados por un perfil hídrico muy favorable y precios que volvieron a niveles históricamente bajos. Ese cambio de ánimo se reflejó en los stands de las empresas durante el Congreso de Distribuidores del Agro, realizado en el Goldencenter de la ciudad de Buenos Aires. Según los representantes del sector, el mercado hoy está más “limpio”, luego de que se absorbiera el exceso de stock que se había acumulado en campañas anteriores.
De todos modos, todavía hay cierta cautela y muchos observan qué hará el Gobierno con las retenciones. Hoy la tasa del 9,5% vigente volvería al 12% en julio próximo, según el decreto de la rebaja temporal de los derechos de exportación.
Las empresas no esperan una demanda anticipada ni compras masivas, como en otras épocas. La expectativa es que los productores compren solo lo que necesiten en el momento justo. Por eso, el gran desafío será garantizar una logística ágil y eficiente, que permita entregar a tiempo y sin demoras.
“El perfil hídrico está muy bien, y eso normalmente termina siendo el termómetro de la campaña fina”, resumió Juan Ignacio Holtzdetten, del área de ventas de Yara, al explicar por qué el ánimo general es positivo. Según contó, aunque la siembra todavía no empezó, los movimientos comerciales se aceleraron en los últimos días, con una toma de posición inicial que ya cubre entre el 10% y el 15% de los insumos para la fina.
Además del buen panorama climático, Holtzdetten destacó la creciente incorporación de tecnología, especialmente en nutrición. “El que quiere tener un buen cultivo de trigo sabe que la nutrición es fundamental, y hoy vemos una adopción muy alta del zinc como nutriente esencial”, afirmó.
Este fenómeno, que comenzó a crecer hace unos cinco o seis años, se aceleró en el último trienio, impulsado por las necesidades de los planteos de alta productividad y las deficiencias detectadas en los suelos.
De cara a la gruesa, el especialista de Yara también se mostró optimista: el temor al spiroplasma que afectó al maíz en campañas anteriores ya quedó atrás, y la expectativa es que el área de maíz, sobre todo de siembras tardías, vuelva a crecer. “Si las redes de monitoreo no emiten alertas, el productor va a sembrar”, proyectó.
Desde Agrefert, Nicolás Hernández también coincidió en que la campaña fina muestra signos de mayor dinamismo respecto a los años recientes. “La campaña ya empezó prácticamente en marzo. Viene mejor que en los últimos años, más parecido a campañas como la de 2019 o 2020”, explicó. En su análisis, la intención de siembra de trigo será superior a la del ciclo pasado y vendrá acompañada de una apuesta mayor a la tecnología, particularmente en fertilización.
Hernández advirtió que para la próxima campaña gruesa el panorama también se presenta alentador. La ausencia de la presión de la chicharrita que complicó campañas anteriores y la expectativa de una buena campaña climática favorecen la decisión de los productores de apostar más fuerte al maíz, tanto en superficie como en manejo tecnológico.
A esta lectura se sumó Juan Bautista Araujo Müller, de Sigma Agro, quien sostuvo que el ánimo del productor está marcado por los buenos rindes de la cosecha gruesa y los perfiles cargados de humedad. “Hoy vemos entusiasmo, ganas de sembrar. Eso ayuda mucho a dinamizar el mercado”, señaló. No obstante, también aclaró: “Hay que ver qué pasa con el tema de las retenciones en junio y cómo el productor arma sus números”.
Sobre la dinámica del mercado de insumos, Araujo Müller observó un escenario más ordenado que en campañas anteriores. Según describió, el sobrestock que acumulaban muchos productores y distribuidores se depuró durante el año pasado, lo que permite que ahora la demanda vuelva a fluir de manera más genuina, aunque también más puntual. “El productor va a demandar cuando realmente lo necesite. No creo que haya un gran stockeo previo”, evaluó.
El ejecutivo advirtió que, aunque habrá disponibilidad de productos, el desafío estará en garantizar la entrega en tiempo y forma. “Si todos salen a demandar juntos y la logística no está aceitada, puede haber estrés operacional”, alertó. Por eso, insistió en que la planificación y la anticipación serán claves para evitar problemas en el pico de demanda.
En cuanto a la campaña gruesa, Araujo Müller coincidió en que el maíz es hoy el cultivo más atractivo desde el punto de vista económico. Con un año neutro en lo climático y perfiles con buena humedad, el combo de un trigo-soja seguido por un maíz de primera aparece como una de las estrategias más competitivas para el productor.
Diego Napolitano, de Laboratorios Peyte SA, coincidió en que la campaña fina arranca con mejores señales, y que el mercado dejó atrás el sobrestock que afectaba su funcionamiento. “La campaña pareciera que viene bien, en principio porque el año pasado lo que vimos es que los stocks se vaciaron. Hoy el desafío no es cómo vender el producto, sino cuándo traerlo”, afirmó.
Según detalló, en años anteriores se caracterizaron por un exceso de mercadería acumulada en distribuidores e insumeras, como estrategia defensiva ante restricciones para importar. “Eso creó un falso stock, había mercadería que realmente no se necesitaba”, explicó. La normalización de ese escenario, consideró, marca un punto de inflexión: “Este es un año bisagra, vamos hacia una normalidad”.
Sobre la logística, manifestó: “El productor va a pedir lo que necesita en el momento. No se va a stockear. Y ahí es donde el gran desafío es la logística. Llegar rápido al distribuidor va a ser la diferencia, más incluso que el precio”. Con planta propia y una red logística aceitada, aseguran estar preparados para responder a esa demanda puntual y dinámica