Una mujer denunció que su hija fue amenazada por una joven que, según la acusación, la hostiga desde hace tiempo por su aspecto físico. La víctima tiene 13 años y asiste a la Escuela N° 59.
Según advirtieron fuentes oficiales a LA NACION, el hecho ocurrió en la esquina de las calles 122 y 609, en el barrio platense de Villa Alba, donde la menor habría sido interceptada por la acusada, que aún no pudo ser identificada, quien blandió una botella rota para intimidarla.
La denuncia fue radicada por la madre de la adolescente, quien relató que la agresora conoce a su hija de cruzarla habitualmente por el barrio y que la acosa “por linda”.
La mujer remarcó que el ataque a su hija no sería el único. Según denunció, otros estudiantes de la misma escuela también habrían sido víctimas de actos de hostigamiento por parte de la agresora que sería una chica trans y que no forma parte de la comunidad educativa.
Según el testimonio de la denunciante, la acusada contaría con el respaldo de otras personas violentas que suelen frecuentar el barrio, lo que genera temor entre los vecinos y las familias vinculadas al área escolar. Además, la madre de la víctima afirmó en la comisaría que las autoridades educativas estarían al tanto de la situación, pero no habrían adoptado medidas concretas para frenar estos episodios. A su entender, esa falta de intervención agrava el riesgo para los menores.
El hostigamiento entre pares continúa siendo una realidad alarmante en el sistema educativo argentino. Según un relevamiento realizado por el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires en 2024, casi siete de cada diez estudiantes de entre 12 y 18 años sufrieron bullying o conocen a alguien que padeció situaciones de maltrato. Lo más preocupante es que casi una cuarta parte de los afectados (24%) nunca lo comentó con nadie. Aunque la encuesta se llevó a cabo en el ámbito porteño, el fenómeno se replica en todo el país.
En un mensaje dirigido a la comunidad de Villa Alba, la madre de la víctima adolescente manifestó: “A los nenes/as que lean esto sepan que hablar con sus padres si son víctimas de acoso o bullying es lo mejor que pueden hacer. Hablen con sus padres de todo. Y a los padres que se tomen el tiempo de leer esto, escuchen a sus hijos. No es joda lo que pasa en la sociedad”.
La causa quedó bajo la órbita de la Justicia bonaerense, que ya inició las diligencias para esclarecer lo ocurrido. Los investigadores analizan las grabaciones de las cámaras de seguridad instaladas en el barrio y en las calles cercanas a la institución educativa, con el objetivo de reconstruir en detalle el recorrido de la acusada y de los presuntos cómplices que integrarían la banda.
La pesquisa apunta a identificar plenamente a cada uno de ellos, establecer su paradero y determinar si estuvieron implicados en otros episodios de acoso y hostigamiento contra menores en la zona, lo que podría agravar su situación judicial.
Señales para identificar posibles casos de acoso escolarLas repercusiones de estas experiencias pueden ser múltiples y profundas. En el plano emocional, pueden manifestarse mediante ansiedad, depresión, baja autoestima, e incluso a través de pensamientos autodestructivos que generalmente derivan en autolesiones o intentos de suicidio. En el ámbito académico, el impacto suele traducirse mediante el descenso en el rendimiento escolar, ausentismo frecuente e incluso abandono de los estudios.
Son diversas las razones por las cuales muchos niños, niñas y adolescentes eligen callar: miedo a represalias, vergüenza y falta de confianza en los adultos son algunos de los temores que pasan por la mente de los menores en la instancia de pedir ayuda. Frente a este panorama, padres, docentes y cuidadores tienen una responsabilidad irrenunciable: aprender a identificar señales de alerta, prevenir, y crear espacios seguros donde los chicos puedan expresarse sin temor.
Según Lucrecia Morgan, psicóloga clínica y especialista en bullying, existen indicadores físicos y emocionales que pueden advertir sobre la situación de un niño o adolescente. “No necesariamente se presentan todos al mismo tiempo, y aquellas que sí lo hacen, pueden surgir con mayor o menor intensidad”, explicó a LA NACION.
Algunas manifestaciones:
Lesiones visibles como golpes, rasguños, arañazos o moretones. Cambios marcados en la conducta o el ánimo: irritabilidad, ansiedad o hipersensibilidad.Disminución notable de la autoestima.Actitudes agresivas hacia sí mismos u otras personas, o, por el contrario, aislamiento extremo.Síntomas físicos asociados al estrés, como dolores de cabeza o estómago, diarrea, cambios bruscos en el apetito e incluso tartamudez.Insomnio, pesadillas, somnolencia excesiva como forma de evasión. Rechazo marcado a la idea de volver a clases los domingos por la tarde, acompañado a veces de llanto o síntomas psicosomáticos.Pensamientos de muerte, deseos de escapar o de no salir a la calle. Cambios drásticos en el rendimiento escolar. Desinterés en la interacción social.