En el medio del Valle de Zonda, en San Juan, un parque con enormes esculturas abrirá sus puertas en mayo. Ahí, en Arte Bestial, el artista Charly Nijensohn creó, junto con biólogos argentinos y alemanes (como el reconocido Frank D. Steinheimer), una impactante estructura de barro, con túneles y un espejo de agua cristalina que se transformó en hábitat de zorros, lechuzas y ranas. Arte y vida se fusionan con sello indeleble en la obra de Nijensohn, convertida en un refugio para la vida silvestre: donde antes había rocas y tierra quebradiza ahora habitan diferentes especies, además de abejas y aves rapaces. Arte Bestial –creado por Ezequiel Eskenazi Storey, con curaduría de Fernando Farina— se encuentra a unos 22 km de la capital de San Juan.
La instalación —viva, en constante cambio— convive con la famosa Ballena de Adrián Villar Rojas, y trabajos de Nicola Costantino y Mariana Telleria aún en proceso. Eduardo Basualdo está terminando una mega escultura y luego hará otra Elba Bairon. “La idea –cuenta Eskenazi Storey— es que los mejores artistas argentinos tengan la posibilidad de hacer una obra a gran escala, algo que no ocurre frecuentemente en el país”.
Para ver qué les inspira el lugar, los creadores pasaron en el parque, que en principio ocupa 200 hectáreas montañosas, donde también hay un viñedo. “Obras que le despierten al artista lo bestial, desde el tamaño, lo cruel, lo disparatado”, pensó Eskenazi Storey. Es que el paisaje es tan descomunal que el desafío radica en concebir una obra que pueda integrarse al escenario natural y, a la vez, estar en escala con él. El visitante tendrá que ir caminando para ver las obras, incluso, subir la montaña. “La obra de Basualdo se encuentra arriba de todo, tras recorrer un camino difícil”, anticipan.
Un lugar donde protegerse y reproducirseEstrategias de regeneración es un proyecto multidisciplinario que Nijensohn desarrolla desde hace seis años y que une arte, ciencia y tecnología, un trabajo de investigación con la Universidad de San Juan y con el Conicet. El observatorio está conformado por tres esculturas de barro, preparadas para ser utilizadas por los animales regionales como refugio. Ofrecen a las especies, al mismo tiempo, refugio contra sus depredadores, protección contra las inclemencias del tiempo y condiciones favorables para la cría y la reproducción. Se diseñaron módulos internos específicos para zorros y cuises, así también como túneles de entrada que se adaptan a sus necesidades.
“Pampas del Zonda”, la primera estación de investigación de Estrategias de regeneración se encuentra ubicada en el corazón del Valle de Zonda. Un equipo de 8 cámaras trampa permitió corroborar los alcances del proyecto y ver a los animales, por ejemplo, en pleno proceso de gestación. Estremece observar a los zorros saltar y jugar en la escultura de barro (el video se puede ver en el Instagram del artista y en el del Museo Nacional de Bellas Artes).
En los próximos meses, se instalará un sofisticado sistema de streaming para poner en relación distintas estaciones de investigación que el artista quiere montar en diferentes latitudes.
Nijensohn tiene mucha experiencia en hacer obras colaborativas en sitios inhóspitos. Lo suyo es sumergirse en viajes que representan experiencias intensas, que marcan su vida. Trabajó en la Antártida. Hizo vínculos estrechos con las comunidades inuits (nombre con el que se autodenominan los esquimales de Groenlandia), donde desató inolvidables obras. Con un sistema de seguridad montado por cualquier imprevisto, fotografió a los inuits sobre témpanos a la deriva.
En el Amazonas, filmó con el agua hasta el cuello. Trabajó con los waimiri atroari, una tribu de Brasil que en los años setenta fue relocalizada compulsivamente tras una inundación planificada para crear una represa.
En este proyecto colaborativo en San Juan participan también habitantes del lugar y un equipo que se dedica a la construcción de viviendas sociales. Ricardo Tamalet y Froilán Paz, dos bioconstructores de la región pampeana especializados en proyectos sociales y en la utilización de los materiales locales, dirigieron el trabajo. También resultaron clave Las mujeres del desierto, una agrupación integrada por artistas de diferentes provincias. “Es un grupo liderado por Desirée De Ridder. El 60 por ciento del barro de las esculturas lo pusieron ellas con mucho amor”, señala el artista.
Para realizar la construcción, Nijensohn viajó entre septiembre y diciembre de 2022, desde Berlín, donde vive, hasta San Juan, para construir y monitorear la estación de investigación. Tres esculturas de diez metros de diámetro por seis metros de alto conforman esta imponente construcción con formas inspiradas en nidos de hormigas y en termiteros. Cada una de las esculturas contiene módulos internos capaces de albergar distintos tipos de vida. También incluye un ojo de agua (3 metros de diámetro por 30 centímetros de profundidad), central en esta construcción.
A partir de las imágenes obtenidas con la cámara trampa que funcionan con energía solar (se dejan en un medio salvaje y cada vez que hay movimiento se activan y filman), el Doctor Borghi, uno de los especialistas, escribió un informe titulado “La vida encuentra su camino”. Como se detectó que un panal que las abejas habían construido se encontraba seco, uno de los científicos del equipo propuso en su informe hacer una serie de agujeros para mejorar la ventilación. Luego, las abejas construyeron otro panal que perduró en el tiempo. También se detectó que algunas lechuzas vizcacheras y otras aves rapaces estaban usando la estructura. En la recolección de datos más reciente, en enero de 2025, se observó que en el espejo de agua había renacuajos. Se preguntaron, entonces, cómo habrían descubierto los anfibios ese ojo de agua para desovar.
Con esta pieza, Nijensohn pone en cuestión cuáles son los alcances del arte. ¿Hasta dónde se puede interactuar y potenciar uno con otro? Cada estructura de barro se pensó para los posibles habitantes. Tan adecuada resultó la construcción que allí el 20 de enero tuvieron cría los zorros y hoy, aún, viven en el mismo sitio. Resulta hipnótico verlos.
Desafiante, su próximo paso va más allá. El artista quiere desarrollar diferentes estaciones en otras partes del mundo, trabajando colaborativamente con universidades regionales y grupos de biólogos y pobladores de la zona. Hará un streaming continuo para analizar los movimientos en los distintos sitios. Y luego, a partir de todo el material recolectado —y el que ya tiene de San Juan— trabajará en una videoistalación inmersiva, multipantalla. Piensa en sitios que conoce bien, como Groenlandia. A través de internet, con cámaras, micrófonos y sensores que proporcionen una visión integral del desarrollo interno en las estructuras, las imágenes se transmitirán en tiempo real. Una vez más el sueño de unir arte y vida puede ser realidad.