Paloma San Basilio se despide: su trayectoria, los mitos urbanos y una gira de agradecimiento

Si se trata de buscar números redondos para ponerle el broche de cierre a una carrera artística, 2025 es un buen número para Paloma San Basilio, porque se cumple medio siglo de la publicación de su primer álbum. Pero, con ella, nunca se sabe.

Los amagos son de larga data. Hace más de una década habló de dar un paso al costado de los tours pero, siempre inquieta, buscó diversificar sus actividades todo lo posible, incluso con la publicación de una autobiografía. Así fueron pasando los años, entre propuestas de pequeñas giras, grabaciones de discos o espectáculos del mundo del musical que le demandaron exigencia física. ¿La actual gira de despedida va en serio? Habrá que esperar para sacar conclusiones.

Mientras tanto, se la puede ver cantando por América Latina o España, con un espectáculo de amplio espectro, como ha sido toda su vida artística, desde mediados de la década del setenta. Hay claves que quizá tengan que ver con esa versatilidad. Nació en Madrid, hace 74 años, cuando el siglo XX comenzaba su segunda mitad. Pero su infancia transcurrió en Sevilla y su adolescencia en Lugo. Esas mudanzas del centro de España a sus extremos (primero a Andalucía, luego a a Galicia) le dejó un buen repertorio de postales, recuerdo sonoros y sabores que luego pudo representar sobre el escenario, aunque no pensara su actividad en términos de culturas y regiones sino a partir de una propuesta de canción internacional.

En todo ese trayecto, alternó las grabaciones y los conciertos con espectáculos muy puntuales, gracias a su incursión en los musicales. Su voz se puso al servicio de títulos como Evita, El hombre de la Mancha y My Fair Lady (ambas junto a José Sacristán), Victor/Victoria y Sunset Boulevard, entre otras.

Sus comienzos fueron con canciones que se hicieron a su medida, y versiones en castellano de temas que resultaron, primero, muy populares en inglés. “Sombras”, la canción que dio título a su debut discográfico, en 1975, no era otra cosa que una reinterpretación en castellano de la balada Morris Albert “Feelings”.

Memorias

Tres años después grabó un álbum en vivo, durante un show en Madrid, que compiló buena parte de las canciones con las que más éxito había conseguido, incluidas las versiones de canciones popularizadas en otras voces. En distintos momentos de ese trayecto tomó algunas como “I Say a Little Prayer” (Aretha Franklin), “People” (Barbra Streisand), “Parole, parole” (Mina), “Sweet Sadie the Savior” (Patti Austin).

Cuando en 2014 publicó su libro de memorias, La niña que bailaba bajo la lluvia, contó la anécdota de cuando llegó a Hispavox un demo suyo con versiones de temas de Carole King y Roberta Flack. “Rafael Trebuchelli -uno de los ejecutivos de la compañía- lo tuvo claro: me dijo que les había impactado mi voz y que yo era un diamante en bruto, algo que nunca he tenido claro si es un elogio o un insulto”.

Ya metida en la industria musical, se atrevió con los temas que cantaban Barbra Streisand, Los Beatles, Billy Joel, y con esos que podían atravesar América latina por completo (“El manisero”, en inglés y “Perfidia”, en malograda versión tecno pop). Claro que al promediar la década del ochenta también era capaz de dejar nuevos hitos, que realmente marcaron huella con su voz. Sin duda, “Por qué me abandonaste” fue uno de ellos, aunque en España se recuerda mucho “Juntos”.

Si bien se la intentó encasillar dentro de la música melódica (género que no le sentaba nada mal, tanto por la elección de repertorio como por las orquestaciones que elegía) Paloma supo ya desde esos primeros años de carrera tallar un perfil de cantante internacional de espectro amplio, para públicos que no estaban caracterizados por la exigencia que se podía encontrar en las producciones para audiencias de nicho. Al mismo tiempo, sin abandonar la dinámica de construir repertorios, grabarlos y salir a cantarlos, experimento con otros proyectos. El hecho de que, en 1980, se haya convertido en la Evita del musical de Andrew Lloyd Webber, le dio un nuevo carácter a su perfil artístico.

Logró reinventarse con el paso de las décadas. En 1991 dio un concierto en Miami junto con el tenor Plácido Domingo, que fue editado como disco en vivo y tuvo una versión en video. Y para comenzar el nuevo siglo grabó un álbum que tituló con su nombre, pero escrito al revés, Amolap, que, a instancias de su hija, se convirtió en una producción electropop para actualizar algunos de los temas más famosos de su carrera.

Y a pesar de que su libro de memorias fue una manera de cerrar un capítulo importante de su vida, especialmente el artístico, solo fue una especie de amago, ya que desde mediados de la década pasada se embarcó en nuevos proyectos. Escribió novelas y se puso en la piel de Norma Desmond, para la versión musical de Sunset Boulevard. También se ha dedicado a la pintura y, en tiempos de poner opinión fuera de la escena, se metió en el mundo de los blogs.

El recato

Su vida privada siempre se mantuvo puertas adentro de su hogar. Estuvo casada entre 1972 y 1977 con Ignacio Gómez Pellico, padre de su hija Ivana Vanessa. Luego, Paloma eligió como compañero de vida a Claudio Rey.

En general, la prensa del corazón nunca le puso a los paparazzi en su camino. Sin embargo, hubo un rumor que la molestó mucho: una supuesta relación sentimental con el Rey Juan Carlos I. En 2022, durante una charla con un programa de Telecinco, aseguró. “Yo soy una persona muy cercana y transparente, pero es cierto que creo que uno tiene que preservar su intimidad. Siempre he sido muy normal. Yo en su momento ya aclaré la leyenda urbana que decía que había sido novia del rey Juan Carlos I y no quiero hablar más de este tema“, decía, notablemente incómoda en ese momento de la charla. Y para salir de toda duda, aseguró: “No era mi tipo”. De hecho, jamás nadie mostró pruebas de que hubiera existido una relación entre ambos.

En gira

En 2013, Paloma comenzó una gira de conciertos que tituló Hasta siempre. Como ella misma admitió en algunas entrevistas, prefería decir gracias en vez de hablar de despedidas. Aunque el título que le dio al tour refería a dejar de viajar y subir a los escenarios. De ningún modo representaba una manera de pasar a cuarteles de invierno, porque los años venideros demostraron que se dedicaría a la pintura, a escribir novelas y a los musicales, una de sus grandes pasiones que había comenzado a desarrollar en su juventud.

Desde sus últimas actuaciones en el Teatro Gran Rex, no ha regresado a las tablas argentinas. De hecho, por el momento no hay actuaciones agendadas en nuestro país, dentro de este periplo que viene realizando y que, esta vez sí, llama “Gracias”.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/musica/paloma-san-basilio-se-despide-su-trayectoria-los-mitos-urbanos-y-una-gira-de-agradecimiento-nid31052025/

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