“El Mojón” es una empresa con campos en Bovril y Federal, Entre Ríos, que toma distancia de la producción tradicional de la región. Así, desarrolla un ciclo completo ganadero (cría, recría y terminación de novillos livianos), tambo, cabaña y agricultura. Tiene 5000 vacas en el rodeo comercial, 600 madres en la cabaña, vende 250 toros por año, ordeña 250 vacas Holando y cultiva 300 hectáreas de soja y 200 de maíz. Es un planteo diversificado en zonas y actividades, que se defiende mejor de los altibajos de precios y de clima. Es llevada adelante por Norberto y Mauricio Mohr y sus cinco hijos trabajando juntos en una empresa familiar.
“La historia de esta empresa comenzó con el abuelo Ricardo en Aldea San Juan, una pequeña localidad cercana a Urdinarrain, en el sudeste entrerriano. Se inició con ganadería de cría extensiva y rápidamente buscó mejorar la calidad genética del rodeo, que tenía muchos animales Shorthorn y cruzas, para lo cual compró reproductores en remates de la feria local y de Gualeguaychú”, rememora Pablo Mohr (34), uno de los integrantes de la firma.
Las sucesivas generaciones siguieron el mismo camino y fueron mejorando el nivel genético del rodeo hasta que llegó un momento que eligieron las mejores vacas Angus negras para producir toros propios. Esa decisión no era caprichosa: la cantidad de vientres había aumentado y se necesitaban muchos toros para el servicio.
Todos los integrantes de la familia apostaron a seguir creciendo en vacas y campo, sabiendo que la tierra es un bien escaso en el mundo frente a una humanidad que crece. Actualmente la empresa tiene cinco unidades productivas de 500 a 800 hectáreas cada una en Bovril (en el este de Entre Ríos) y 600 hectáreas en Federal (más al norte) . En Federal se desarrolla la cría y en Bovril tiene lugar la recría y terminación de novillos, cabaña, tambo y agricultura.
Por su parte, el tambo ya tiene 55 años y comenzó en un momento en que La Serenísima desembarcó en la zona ofreciendo comprar leche. Los Mohr comenzaron con unas pocas vacas Shorthorn y Holando, atraídos por la mayor rentabilidad de la lechería. “Como era un buen negocio, el tambo fue creciendo hasta tener 55 vacas en ordeño en un momento, que luego siguieron creciendo hasta 400”, recuerda Pablo.
Ganadería comercial y tamboEl planteo de producción de carne de El Mojón es de ciclo completo. En los campos de monte de Federal, de menor costo por hectárea que los de Bovril, se producen los terneros que se recrían en Bovril, con una cadena forrajera basada en pasturas, alfalfa pura, verdeos de invierno y rollos. La terminación es a corral y da como producto final novillitos livianos. “Se cargan directo a dos frigoríficos de Buenos Aires que ni siquiera vienen a revisarlos antes de la compra porque ya conocen la calidad de los animales terminados”, se entusiasma Pablo.
“Como consecuencia del mejoramiento genético, del manejo y de la responsabilidad con que trabajamos, nos compran todo lo que cargamos sobre la base de la confianza que se ha generado durante muchos años”, enfatiza.
El tambo llegó a tener 400 vacas en ordeño, pero luego se redujo por sus exigencias de sacrificio con muchos días de trabajo con barro, que fue minando la energía inicial dedicada a la actividad. Hoy se ordeñan 250 vacas y la leche se entrega a una planta de La Serenísima en Buenos Aires.
Los Mohr también desarrollan planteos de agricultura, que tienen como función aportar ingredientes para la alimentación de la hacienda. Comenzó con el boom de la soja de 2005, cuando llegaron a sembrar 800 hectáreas, pero luego cayó por el avance ganadero que se impulsó.
En la actualidad se siembran 300 hectáreas de la oleaginosa, principalmente para limpiar lotes que van a ser implantados con pasturas. También se hacen 200 hectáreas de maíz para la preparación de los toros y para las vacas del tambo. La función de los cultivos, además de generar forraje para la hacienda, es diversificar el planteo productivo y los riesgos de altibajos de precios de las distintas actividades.
CabañaComo se dijo, el mejoramiento genético en El Mojón surgió inicialmente para disponer de buenos toros para el servicio de un rodeo grande de vacas. Así, se fueron incorporando reproductores de pedigrí que uniformaron y elevaron la calidad de la hacienda de cría. Pero llegó un momento en el que se vislumbró una vertiente comercial al mejoramiento genético. Por eso, la incorporación de sangre con mérito genético permitió disponer de toros para la venta, que se llevaron a remates de Villa Elisa, Basavilbaso y Gualeguaychú con muy buena aceptación.
Posteriormente, los Mohr compraron vaquillonas puras controladas, lo que generó un nuevo salto de calidad en el rodeo. El paso siguiente fue el ingreso a la Asociación Argentina de Angus, que permitió incorporarse a los programas de la entidad y los habilitó a participar en las exposiciones auspiciadas. En estas muestras fue creciendo la cantidad de toros presentados, que fueron objeto de activa demanda.
Con el correr del tiempo, la cabaña notó que había pedidos de Angus Colorado y entonces incorporó ese segmento. Hoy el 60% de la producción de la cabaña es Angus negro y el 40% Colorado. “Es un tipo de hacienda que tiene buena demanda, sobre todo para cruzamientos en el sur de Corrientes, donde hay rodeos con mucha sangre índica y se requieren razas británicas para mejorar la calidad de carne y el ritmo de crecimiento’, explica Pablo.
En 2012 incorporaron las razas Brangus y Braford. En la cabaña, actualmente tienen 600 madres entre las tres razas, de las cuales 80 son Brangus, 70 Braford y el resto Angus. Se producen 250 toros por año, con predominio de Angus, que han ganado varios premios en exposiciones y tienen fluida demanda en los remates de la cabaña. Este año es el décimo y tendrá lugar el 27 de agosto en la Sociedad Rural de Villaguay.
En la cabaña está incorporada la inseminación artificial desde hace muchos años, con repaso con toros puros de pedigrí. Lo mismo para el rodeo comercial que suma 5000 vacas propias. La inseminación artificial se realiza con semen de Select Debernardi.
Ventajas del modeloLlevarse bien en una empresa familiar numerosa no es difícil si todos comparten un mismo objetivo. “Que trabajen siete personas en la dirección de la empresa da una ventaja comparativa: permite que haya siempre alguien en el campo para atender un parto o para ordeñar un domingo; por eso, queda muy poco librado al azar’, destaca Pablo.
Disponer de mucha mano de obra gerencial también permite mantener un planteo productivo diversificado, en el que la cabaña El Mojón es la cara más visible, pero que no es la única actividad, lo que defiende de los altibajos de precios. “Además, habiendo tantos patrimonios juntos, se puede seguir creciendo comprando campo, algo que resultaría mucho más difícil para un productor individual”, concluye Mohr.