Un equipo de arqueólogos submarinos logró un descubrimiento que podría cambiar la comprensión actual sobre la infraestructura naval del Imperio Romano. Durante una operación de recuperación frente a la costa de Bacoli, en el sur de Italia, investigadores hallaron una imponente estructura de 90 metros de longitud que permanecía sumergida en el fondo del mar. Se trató de un rompeolas romano construido a partir de materiales arquitectónicos reutilizados, una muestra de la sofisticación y el avance tecnológico que tenía la civilización de la época.
El hallazgo tuvo lugar en la zona donde se ubicaba Portus Iulius, la antigua base naval romana situada en Miseno, que sirvió como cuartel general de la Classis Misenensis, la flota del Imperio en el mar Tirreno. Este puerto militar fue de vital importancia durante la primera parte del siglo I, en especial bajo el mando de Plinio el Viejo, quien lideraba la flota al momento de la trágica erupción del Vesubio en el año 79 d.C.
La estructura submarina, que conecta Punta Terone con Punta Pennata, mide aproximadamente 90 metros de largo por 23 de ancho y se encuentra a una profundidad de entre cinco y nueve metros. Los buzos descubrieron que estaba conformada por arquitrabes de mármol con molduras, columnas fragmentadas de mármol y bloques tallados, elementos que alguna vez formaron parte de edificaciones monumentales.
Según los expertos, no se trata de los restos colapsados de un edificio, sino de un diseño intencional. Los fragmentos fueron deliberadamente colocados para formar una barrera contra el viento siroco, típico del Mediterráneo. A pesar del deterioro causado por el paso del tiempo, el mar y los litodomos (moluscos perforadores), el rompeolas conserva evidencias claras de su uso original y del nivel del mar en aquella época.
La operación de recuperación fue llevada a cabo por la Unidad Subacuática de Carabineros, que utilizó tecnología 3D de escaneo, fotogrametría de alta resolución e imágenes hiperespectrales para mapear el área. Por primera vez en Italia, el procedimiento fue transmitido en vivo gracias a la tecnología Naumacos, bajo la dirección del arqueólogo Gabriele Gómez de Ayala.
Durante la intervención se extrajeron dos arquitrabes y una columna completa, que fueron trasladados al Parque Borbónico de Fusaro para su desalinización y restauración. Posteriormente, las piezas serán exhibidas en el Palazzo dell’Ostrichina, en una nueva muestra arqueológica que permitirá al público contemplar de cerca el esplendor arquitectónico del Imperio Romano.
El superintendente Mariano Nuzzo, presente en el lugar durante la extracción, explicó: “Estos fragmentos arquitectónicos probablemente formaban parte de edificios que simbolizaban el poder imperial, estrechamente vinculados al Classis Misenensis. Ofrecen una pista fundamental sobre el panorama político y urbano del antiguo Miseno”.
Este hallazgo no solo pone en valor la riqueza histórica del pueblo italiano, sino que abre nuevas puertas para entender cómo los romanos aprovechaban recursos y conocimientos para desarrollar infraestructura adaptada al entorno marítimo que los ayudara a paliar grandes catástrofes en sus ciudades.