La conexión de un garaje de Tigre con una banda que robaba en casas de San Isidro

Eran casi las diez cuando Mariano T. abrió la puerta de su habitación de la planta alta de su casa de Beccar. En ese instante fue sorprendido por dos delincuentes. Lo forzaron a entrar; allí estaba su esposa, Ana María. Fueron atados de pies y manos. Les taparon las cabezas con sábanas. “¿Dónde está la plata?“. ”¡Sabemos que tenés caballos de polo!”. “¡Sabemos que vendiste una casa”!. Todo eso le gritaban, mientras le exigían dinero.

Después de revisar los distintos ambientes de la casa de San Isidro, los ladrones huyeron con 1000 dólares, 50.000 pesos, un violín, una guitarra eléctrica, una alianza de oro, un anillo con diamantes y una medalla de la Virgen de Guadalupe.

Al principio, Mariano T. no entendía cómo los delincuentes habían logrado ingresar en su casa. Ninguna puerta o ventana había sido violentada esa mañana de octubre pasado. Pero todo se aclaró cuando observó las imágenes de las cámaras de seguridad de su domicilio: la puerta principal había sido abierta con las llaves, sin forzarla.

La duda de la víctima se convirtió en el desafío de descubrir cómo los ladrones habían obtenido las llaves para abrir la puerta de su casa.

El misterio fue develado por la fiscal de Boulogne, María Paula Hertrig, la secretaria Jésica Isetto, el equipo de trabajo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) y los detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro: las copias de las llaves habían sido hechas mientras las víctimas fueron a un casamiento de un familiar en el Rowing Club de Tigre y habían dejado el auto estacionado en el estacionamiento Mateo, situado en Pizarro al 1500.

La banda de las llaves: desbarataron una banda que robaba casas en San Isidro

Así surge del dictamen de la fiscal Hertrig presentado ante la jueza de Garantías de San Isidro Andrea Rodríguez Mentasty donde pidió la detención de Martín Rettori, “propietario o, de mínima, empleado” del garaje Mateo, y de otros nueve sospechosos, acusados de integrar una asociación ilícita que se dedicaba a robar casas en San Isidro.

Las víctimas, según consta en el expediente, fueron clientes de ese garaje, según explicó la funcionaria del Ministerio Público en el dictamen, al que tuvo acceso LA NACION.

“Queda demostrado que se trata de una organización destinada a la comisión de diversos delitos, no solo contra la propiedad, sino también en lo que respecta a los automotores en los que se desplazan para la ejecución de los hechos. Esto es: obtienen las llaves del estacionamiento, hacen las copias, las prueban, realizan una ‘inteligencia’ consistente en el estudio minucioso del lugar: no concurren de una vez a perpetrar el hecho ni lo hacen inmediatamente después de hacerse de las llaves. Con paciencia, dejan pasar un tiempo, se hacen de la información y con todo chequeado previamente para asegurar el éxito –saben si hay o no cámaras, circuitos privados de vigilancia, garitas, perros, alarmas, cuánta gente vive en la casa, saben la identidad de las víctimas y los llaman por sus nombres, lo que genera más temor aún–, irrumpen violentamente en las casas con sus ocupantes dentro, privándolos ilegalmente de su libertad utilizando precintos para inmovilizar a las víctimas y, así, completar el botín que van a buscar para luego huir en autos ‘lateados’, es decir, robados, con patentes cambiadas para evitar ser identificados por la policía. Incluso se ha llegado a acreditar que, en ocasiones, contaban con la frecuencia de los móviles policiales, teniendo así ‘liberada la zona’’ para trabajar con tranquilidad”, sostuvo la fiscal Hertrig al fundamentar el pedido de detención de los sospechosos.

Tras allanamientos realizados entre ayer y anteayer fueron detenidos Rettori y otros siete sospechosos, entre ellos, un empleado de la Municipalidad de San Isidro y dos presos alojados en cárceles del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). El personal de la Policía de la Provincia de Buenos Aires todavía busca a dos prófugos.

“La Municipalidad de San Isidro abrió un sumario contra el empleado detenido ayer a la mañana, imputado como miembro de una banda delictiva. Está acusado en una causa judicial por formar parte de una asociación ilícita. Trabajaba en el municipio como empleado de planta permanente desde hace más de diez años. Ingresó en el año 2013 en el área de Tránsito y luego pasó por distintas dependencias. Sus últimas funciones eran de vigilancia en un puesto fijo en un predio municipal”, explicaron a LA NACION fuentes oficiales.

Ayer a la mañana, al tomar conocimiento de su detención, la decisión del Municipio fue sumariarlo para poder despedirlo y ponerse a disposición de la Justicia de San Isidro para colaborar con la causa.

Otros episodios

El robo que sufrieron Mariano T. y su esposa Ana María no fue el único golpe que se le adjudica a la banda en San Isidro. El 29 de noviembre pasado la organización criminal protagonizó un robo en una casa de Boulogne. Esa vez, las víctimas también fueron atadas de pies y manos con precintos. Los ladrones se alzaron con un botín de 100.000 dólares, 700.000 pesos y escaparon en una SUV Volkswagen Taos que había sido sustraída y a la que le habían cambiado la patente.

Las víctimas de ese asalto habían ido dos semanas antes a un casamiento en Tigre. Dejaron su auto en el estacionamiento Mateo. Cuando entregaron las llaves del vehículo en el garaje avisaron que “la estadía iba a ser larga”.

“El dato de que la estadía sería larga le permitió a Rettori buscar en el vehículo todos los datos necesarios para encomendar a sus cómplices el robo. Información por demás relevante fue la aportada por la víctima en cuanto a que días antes del asalto notó que la puerta del portón de su propiedad se encontraba abierta desde afuera, lo cual se hace únicamente con llave, lo que lleva a pensar que los delincuentes, con la información suministrada por Rettori, fueron días antes a probar las llaves con las que ingresarían en el inmueble el día del asalto”, sostuvo la fiscal Hertrig en el dictamen presentado ante la jueza de Garantías Rodríguez Mentasty.

Para la fiscal, Rettori es el “jefe de la organización criminal”. Las pruebas clave fueron los chats de WhatsApp entre los distintos integrantes de la banda que se pudieron reconstruir durante la investigación.

Por ejemplo, después del golpe que los ladrones protagonizaron en la casa de Mariano T. y Ana María, Rettori recibió un mensaje con una foto de una persona a la que tenía agendada como Lucas3. Se trataba de una foto de la medalla de la Virgen de Guadalupe y el siguiente texto: “Esa no era de oro, boludo, me dio 100 dólares por el otro, 14 gramos . Así que te lo llevo y lo dividimos”.

La medalla de la Virgen de Guadalupe que se veía en la fotografía fue reconocida como Mariano T. como la que le robaron a su esposa.

Si bien la investigación comenzó con dos robos ocurridos el año pasado, las pruebas incorporadas en el expediente indicarían que la banda opera al menos desde 2021.

Al analizar el procesador de una computadora secuestrada en un allanamiento del estacionamiento Mateo se encontró una carpeta en el escritorio que llevaba el nombre “Celu Martín” y tenía mensajes de audios y fotografías que datan de hace cuatro años.

“Para 2021, Rettori aportaba, y así continuó haciéndolo, la información en la que luego se cometerían los ilícitos”, sostuvo la fiscal en el citado dictamen.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/seguridad/la-conexion-de-un-garaje-de-tigre-con-una-banda-que-robaba-en-casas-de-san-isidro-nid08072025/

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