Trump se acerca a los líderes del Golfo y deja a Israel en un segundo plano

JERUSALÉN.- La semana pasada, cuando Trump estuvo en el palacio real saudita y le estrechó la mano al nuevo líder de Siria, para luego prometerle que levantará las sanciones sobre su país, fue la demostración más vívida de que la política exterior del mandatario norteamericano hacia Medio Oriente se ha desentendido completamente de Israel.

“Un tipo duro con una pasado muy fuerte”, dijo Trump sobre el presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, quien solía estar vinculado con Al-Qaeda. Trump anunció el fin de las sanciones contra Siria, muchas de ellas impuestas por gobiernos anteriores, “para darles una chance de grandeza”.

Con esa medida, efectivamente, Trump ignoró la opinión del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para cuyo gobierno Al-Sharaa es un “jihadista”. Israel ha bombardeado Siria cientos de veces desde que los rebeldes liderados por Al-Sharaa derrocaron al gobierno de Bashar al-Assad, en diciembre pasado.

En las últimas décadas, y bajo presidentes de ambos partidos en Estados Unidos, Israel ha gozado de un lugar especial en la política exterior norteamericana para la región de Medio Oriente. Y Netanyahu, que ha estado en el poder durante gran parte de las últimas dos décadas, siempre fue un jugador esencial del debate en la región, por más que en algunas ocasiones haya enfurecido a su contraparte norteamericana. Nada indica que Estados Unidos vaya a abandonar sus históricos lazos con Israel ni que dejará de enviar apoyo militar y económico a ese país. Durante su vuelo a bordo del Air Force One entre Riad, capital saudita, y Doha, capital de Qatar, Trump descartó que estuviera dejando de lado a Israel.

“Para nada”, les dijo Trump a los periodistas. “Es muy bueno para Israel que yo tenga una relación como la que tengo con esos países de Medio Oriente, básicamente con todos ellos”.

Pero la gira de cinco días de Trump por Medio Oriente de la semana pasada dejó expuesta una dinámica nueva en la que Israel, y Netanyahu en particular, queda relegado a un segundo plano. En Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, Trump buscó negociar acuerdos de paz en Irán y Yemen, así como cerrar multimillonarios pactos comerciales con los ricos Estados del Golfo Pérsico.

Y no hizo escala en Israel.

“La sensación general es de un cambio del foco de atención y de percepción de los intereses, principalmente en los Estados del Golfo, donde está el dinero”, señala Itamar Rabinovich, exembajador de Israel en Estados Unidos.

Rabinovich dice que Trump parece haber perdido mayormente interés en trabajar con Netanyahu para resolver la guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza, “porque siente que no tiene sentido, ya que Netanyahu mantiene su postura y no se mueve de ahí. Y Hamas no se mueve de la suya. Parece un punto muerto sin solución”.

Nadav Shtrauchler, exasesor de Netanyahu, asegura que el primer ministro aún mantiene una relación con Trump, pero que es diferente a la que tuvo con anteriores presidentes norteamericanos. “Cuando estaba Biden, Netanyahu podía postergar las decisiones”, apunta Shtrauchler. “Pero ahora, cuando Netanyahu demora las cosas, las decisiones las toma Trump sin su aprobación, y ese es un cambio que le preocupa a mucha gente en Israel”.

Durante su visita a la región, Trump reiteró su deseo de llegar a un acuerdo con Irán para evitar tener que usar la fuerza militar contra sus instalaciones nucleares. El jueves pasado, en Qatar, afirmó que Estados Unidos mantenía “negociaciones muy serias con Irán para alcanzar una paz a largo plazo”, y añadió que sería “fantástico” que se llegara a un acuerdo.

Eso también va a contramano de los deseos expresos de Netanyahu. El primer ministro israelí ha instado reiteradamente al gobierno de Trump a que apoye o hasta participe de ataques militares contra Irán. Hasta ahora, Trump ha optado por la vía contraria, aunque siempre ha mantenido abierta la posibilidad de ataques a gran escala si fracasan las negociaciones. “Por encima de cualquier otra cosa, el meollo del asunto es Irán”, señala Shtrauchler. “Y para Netanyahu, lo que está en juego es su legado”.

La decisión de Trump sobre la forma de tratar con Irán no es muy diferente a su decisión de levantarle las sanciones a Siria. Pero en Israel existe la profunda sospecha de que el nuevo gobierno de Al-Sharaa se convertirá en otra fuerza extremista antiisraelí. En el gobierno de Tel Aviv afirman que los ataques de Israel tienen como objetivo destruir las armas que dejó el régimen de Al-Assad, derrocado por Al-Sharaa, y limitar la presencia de armamento cerca de la frontera norte de Israel.

Por el contrario, el anuncio de Trump sobre el levantamiento de las sanciones es un voto de confianza a las promesas de Al-Sharaa de ser diferente y será el salvavidas económico que necesita desesperadamente para rescatar a Siria.

Alerta entre los israelíes

En conjunto, las acciones de Trump expresan un cambio drástico, incluso con respecto a su primer mandato, cuando eligió Israel como primer destino de sus viajes al extranjero. En aquella visita, uno de sus primeros actos oficiales fue anunciar que Estados Unidos trasladaría su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, una muestra simbólica de solidaridad con Netanyahu.

Ahora el giro tiene consternados a los israelíes.

Y los artículos publicados en diarios israelíes y los titulares internacionales fogonearon esa preocupación: “Ignorado por Trump, Israel está consternado, pero en silencio”; “Los desaires de Trump: el deterioro de la habilidad internacional de Netanyahu y el impacto en su política interna”; “La Casa Blanca está cansada de Netanyahu”; “Trump de gira por Medio Oriente y otra vez Netanyahu lo mira por televisión”.

En su discurso del martes en Riad, Trump anunció “un futuro brillante para Medio Oriente” y elogió a “una nueva generación de líderes de una región moderna y pujante, líderes que están trascendiendo los viejos conflictos de las gastadas divisiones del pasado y están forjando un futuro donde personas de diferentes naciones, religiones y credos construyan ciudades juntas, en vez de bombardearse mutuamente hasta desaparecer”.

A Israel lo mencionó solo de pasada, pero se explayó sobre los líderes del Golfo que durante la última década expandieron enormemente “las relucientes maravillas de Riad y Abu Dhabi”. El enfoque y el tono del discurso marcan un cambio drástico respecto de los pronunciados por sus antecesores. Para Israel, y para Netanyahu, ese giro tiene serias implicaciones a largo plazo, pero hasta ahora el primer ministro ha mostrado nulo interés por modificar su rumbo de gobierno.

De hecho, mientras Trump recorría el Golfo prometiendo “un futuro brillante” para la región, las fuerzas israelíes redoblaban sus ataques en la Franja de Gaza, con un feroz ataque dirigido contra un alto líder de Hamas y una respuesta a los ataques con misiles que terminaron con la vida de decenas de palestinos cerca de la ciudad de Jabaliya. En declaraciones realizadas durante el viaje, Trump reconoció la amenaza de hambruna que se cierne sobre Gaza, a pesar de que los líderes políticos de Israel, incluido Netanyahu, han minimizado esa preocupación. Sin embargo, en general, la atención del presidente durante su gira por Medio Oriente estuvo centrada en otros temas.

Por Michael D. Shear

Traducción de Jaime Arrambide



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/trump-se-acerca-a-los-lideres-del-golfo-y-deja-a-israel-en-un-segundo-plano-nid18052025/

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