Los apodos afectuosos son comunes en las relaciones de pareja, pero algunos expertos advierten que ciertos nombres cariñosos podrían esconder dinámicas emocionales poco saludables.
El psicólogo estadounidense Mark Travers, egresado de la Universidad de Cornell y la Universidad de Colorado en Boulder, señala que tres apodos en particular podrían estar relacionados con vínculos destinados a fracasar si se utilizan como formas de evasión emocional.
En una entrevista con Psychology Today, Travers explicó que, si bien el lenguaje afectivo fortalece los vínculos al liberar oxitocina, conocida como “la hormona del amor”, también puede generar una falsa sensación de cercanía emocional cuando no hay un compromiso real detrás. Los apodos más problemáticos, según el experto, son: “bebé”, “cariño” y “ángel”.
¿Cuáles son los apodos aconsejados para usar con una pareja?Los apodos tóxicos en una parejaEl uso de términos como “bebé” o “nena” en las primeras etapas de una relación puede parecer dulce, pero podría estar simulando una intimidad que todavía no se construyó. “Este tipo de lenguaje activa mecanismos cerebrales de apego, lo que puede hacer que una persona se sienta emocionalmente unida a alguien que aún no ha demostrado solidez emocional o compromiso genuino”, explicó Travers. En estos casos, el apodo puede dar la ilusión de cercanía sin que haya habido un desarrollo real de confianza, volviéndose un disfraz de la vulnerabilidad que no se sostiene a largo plazo.
El término “cariño”, aunque pueda sonar afectuoso, también puede operar como una forma sutil de desestimar las emociones del otro. “Frases como ‘no te preocupes por eso, cariño’ pueden parecer inofensivas, pero suelen utilizarse para evitar abordar temas incómodos o deslegitimar las preocupaciones de la pareja”, detalló el experto. Esta dinámica se conoce como infantilización emocional, que es tratar al otro como si fuera demasiado frágil o irracional para ser tomado en serio. Según Travers, esta dinámica puede deteriorar la salud mental de quien la padece, sobre todo si se repite con frecuencia en momentos de conflicto o necesidad de diálogo.
Otro término común que puede esconder una trampa emocional es “ángel”. En muchos casos, este apodo aparece tras una discusión o situación incómoda, como forma de calmar el ambiente sin resolver el problema real. “Decir cosas como ‘mi ángel, no te enojes’ puede sonar tierno, pero en realidad evita enfrentar la raíz del conflicto”, advirtió el psicólogo. A esta estrategia se la conoce como apaciguamiento emocional, y según el especialista, puede impedir el desarrollo de una intimidad auténtica. “Estas expresiones pueden aliviar momentáneamente, pero si se usan como reemplazo del trabajo emocional profundo, terminan desgastando la relación”, sostuvo.Además de las señales que pueden esconderse detrás del lenguaje afectivo, el profesor Kale Monk, de la Universidad de Missouri, sugiere prestar atención a las relaciones intermitentes, esas que se terminan y reanudan repetidamente. Según sus investigaciones, este tipo de vínculos tienden a presentar mayores índices de abuso, baja comunicación y escaso compromiso. Monk ofrece cinco claves para evaluar si es momento de ponerle punto final a una relación: revisar los motivos de las rupturas anteriores, hablar de los conflictos pasados, analizar las razones para seguir juntos, priorizar el bienestar propio y consultar con un terapeuta.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.