El chamanismo es una práctica espiritual y terapéutica que se origina en las culturas indígenas y tradicionales en muchas partes del mundo. Se basa en la comunicación con el mundo espiritual y la naturaleza para ir en búsqueda de conocimientos y sanación. “Desde un enfoque más actual, el chamanismo transcultural busca integrar las prácticas y principios chamánicos de diferentes culturas y tradiciones en un contexto moderno y universal”, señala Flavio Santía, desde hace más de 35 años dedicado a técnicas de sanación, práctica en consultoría chamánica, técnicas de chamanismo transcultural avanzadas y curación chamánica.
También aclara que se trata de un método, no una religión: una práctica espiritual basada en experiencias personales que llevan a obtener información, curación, conocimiento y sabiduría.
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“La palabra chamán tiene su origen en el lenguaje tungus (Siberia) y hace referencia a una persona que hace viajes a la ‘realidad no-ordinaria’ en un estado ampliado de consciencia. Y la práctica del chamanismo ha estado presente en todos los continentes habitados desde hace 40.000 años, desde los aborígenes australianos, los indios americanos, los mongoles, los siberianos y los africanos, entre otros”, continúa Santía.
Básicamente, el practicante de chamanismo emprende el viaje chamánico y va a otros mundos donde trabaja con espíritus de amor y compasión para incrementar conocimiento, aliviar sufrimiento y obtener curación desde un punto de vista espiritual.
“Es una práctica espiritual y terapéutica que se basa en la comunicación con el mundo espiritual y la naturaleza para ir en búsqueda de conocimientos y sanación”, afirma Santía, también especializado en sanación energética, reiki y radiestesia.
Originado, investigado y desarrollado por Michael Harner, hace particular énfasis en el mencionado viaje, “uno de los métodos visionarios más importantes usado por la humanidad para acceder a la realidad espiritual y explorar ese mundo invisible para muchos”.
Valeria Cicconi “Uni” es practicante de chamanismo transcultural, formada en técnicas avanzadas en la Foundation for Shamanic Studies de Michael Harner, con 37 años en el camino espiritual.
Asegura que la curación chamánica es específica del cuerpo espiritual, pero no cura todo. “Se realiza trayendo ese poder espiritual de esa realidad a la nuestra. La persona puede tener síntomas físicos o emocionales, pero solo se aliviará con este método si el origen de su enfermedad está en un desequilibrio del cuerpo espiritual, sino no se curará. El chamanismo es muy efectivo en la enfermedad espiritual, pero el chamanismo no cura todo”, advierte Cicconi.
En este sentido, explica, el chamanismo transcultural, es una forma de chamanismo contemporáneo que toma grandes denominadores comunes de prácticas y métodos de muchos pueblos distintos del planeta, sistematizando la esencia de la práctica por similitudes.
“Los chamanes creen que todo en el universo está interconectado y que la salud y el bienestar dependen del equilibrio entre el individuo, la comunidad y el entorno natural. Tras pasar una situación traumática un fragmento de la mente puede tener la necesidad de marcharse a un lugar seguro, dejando a la persona sin algunas de sus propias habilidades para tener una vida plena. Entonces, a través del sonido y de técnicas de movimiento natural y cantos, el chamán puede ayudar a una recuperación de alma, cuando está separada del cuerpo físico”, sigue Santía.
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Surge así otro tema clave de esta práctica: en el chamanismo se da por sentado la existencia de un alma o espíritu; se cree que el alma puede perderse y ser recuperada a través de rituales y ceremonias específicas. Para ello, el chamán tiene como aliados principales a sus espíritus familiares y guías, con los que se vincula cambiando su estado de conciencia ordinario a un estado alterado de conciencia, también llamado trance o “estado de éxtasis” de la conciencia. El cambio se produce de maneras diversas, a través de la repetición rítmica de sonidos de las maracas o el tambor, incluso de la danza.
“En el chamanismo hay un postulado principal. Todo es espíritu. Todos somos parte de un gran espíritu que crea y es lo creado también. También se lo llama Gran Misterio”, comparte Cicconi.
Respecto de las sesiones, pueden realizarse sentados o acostados, recibiendo la sanación a través del guía. Vale aclarar que en la práctica de chamanismo transcultural el consultante no ingiere ninguna sustancia, y que las experiencias así como su duración pueden variar según el estado de ánimo de la persona, sus expectativas y su nivel de apertura a la experiencia.
“Entre otras sensaciones físicas, puede experimentarse una relajación profunda, cambios en las emociones y estados de ánimo como paz y tranquilidad, conexión con la naturaleza o sensación de unidad. También sensaciones visuales y auditivas y/o físicas como salirse del cuerpo o flotar”, concluye Santía.