Después de ocho años y por segunda vez en más de dos décadas, el Congreso será escenario de una puja en las urnas por la jefatura de la Asociación del Personal Legislativo (APL), el gremio más numeroso y emblemático de los trabajadores legislativos que conduce desde hace cinco mandatos el peronista Norberto Di Próspero.
Cuando nadie lo esperaba, a Di Próspero le surgió un retador en la figura de Ricardo Sablich, también de extracción peronista y que quiere volver a detentar el cargo de secretario general de APL que ejerció durante 12 años y tres mandatos, entre 1992 y 2004. La disputa entre las listas Verde (oficialista) y Azul (opositora) será en poco menos de un mes, el próximo 19 de agosto.
Acorde con la permanente tensión interna que impera dentro de las huestes oficialista, operadores políticos lanzaron a correr versiones que planteaban la disputa sindical como un enfrentamiento entre los presidentes de ambas cámaras legislativas que fueron desmentidas de manera tajante en ambos lados del palacio legislativo.
“Bajo ningún punto de vista nos vamos a meter en esa disputa”, dijeron a LA NACION cerca de Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, para negar cualquier tipo de apoyo a la postulación de Sablich. Con el mismo énfasis negaron allegados a la vicepresidenta Victoria Villarruel tener algún tipo de simpatía o respaldo a la candidatura de Di Próspero.
La puja sindical volverá a enfrentar a quienes supieron ser aliados hace ya más de dos décadas. Antes de enfrentarlo y arrebatarle la conducción del gremio, Di Próspero fue secretario adjunto y aliado de Sablich en sus dos primeros mandatos.
Como suele ocurrir en estas lides, la leyenda dice que la relación se rompió luego de que Sablich no cumpliera la promesa de, tras conseguir su primera reelección, cederle el mando a su delfín. Así fue como Di Próspero decidió romper la alianza, bajar al llano y esperar su turno.
El momento llegó en 2004, cuando Di Próspero le arrebató la conducción del sindicato a Sablich. Se volvieron a ver las caras 12 años después, en 2016, cuando el actual oficialismo volvió a ganar, en esa ocasión por un aplastante 85% de los votos. Por lo tanto, esta será la tercera vez que se enfrenten estos enemigos sindicales que supieron ser aliados.
Apuesta al “efecto Milei”Aunque Di Próspero sigue siendo amplio favorito y nadie cree que Sablich pueda retomar a sus 69 años la conducción de APL, los pronósticos hablan de una elección más reñida, al menos mucho más que la última vez que se vieron las caras.
De hecho, la lista opositora basa sus esperanzas apostando a explotar, al estilo sindical y a escala del Congreso, la misma veta que lo llevó a Javier Milei al Poder Ejecutivo: mostrarse como la opción para desplazar lo viejo, lo establecido.
Se montan, además, en el descontento que impera en amplios sectores de los trabajadores parlamentarios, que ven cómo sus salarios pierden poder adquisitivo ante los acuerdos paritarios del último año y medio, que marcharon a un promedio por debajo del 1,5% mensual.
Los trabajadores del Congreso siguen perdiendo frente a la inflación.
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En el oficialismo reconocen ese descontento, pero aseguran que esos aumentos son los acuerdos que se pueden alcanzar en el actual contexto. “No podés ser irresponsable y pedir el 40% cuando se sabe que Economía no va a mandar los fondos”, se defienden cerca de Di Próspero para responder las promesas de campaña de la lista de Sablich, que asegura que pedirá una recomposición salarial del 50%.
Otro factor que podría emparejar la elección es el desgaste de más de 20 años de gestión que arrastra Di Próspero. “Se ha ganado muchos enemigos, siempre quedan heridos cuando repartís categorías y les das a unos y a otros no”, cuenta un hombre del Senado y agudo observador de varias décadas los vaivenes de la vida sindical en el Congreso.
“No podemos cambiar el pasado, pero podemos construir un futuro diferente”, dice el eslogan de campaña de la opositora lista Azul. “La historia nos respalda. El presente nos convoca”, replica el oficialismo desde un afiche pegado en una de las paredes del edificio anexo. En menos de un mes se sabrá a cuál de los dos mensajes le darán su apoyo los más de 8000 afiliados de APL.