Hasta hace poco, Praia do Rosa sonaba en el imaginario popular porteño como un antiguo destino de veraneo adolescente. Allí, hace unos 15 años, vacacionaban miles de adolescentes y universitarios de la ciudad de Buenos Aires y de la provincia.
Edgardo, argentino y dueño de Pousada Álem, recuerda que en esa época el pueblo brasileño se transfiguraba cada Año Nuevo y se convertía durante todo enero en “una especie de viaje de egresados permanente”, con todo el caos que ello implica. La situación cambió cerca de 2008, recuerda, cuando, tras una ordenanza municipal que reguló y limitó la actividad nocturna, Praia viró hacia un turismo principalmente familiar.
Praia do Rosa tiene una playa larga, dividida por nombres según sus distintas bajadas desde el pueblo
Los grupos de amigos porteños de entre 18 y 25 años optaron en los años siguientes por otros balnearios brasileños, como Ferrugem o Morro de São Paulo. Cuando el tipo de cambio lo volvió conveniente, se pusieron de moda destinos locales como Pinamar y Mar del Plata. En los últimos tres años, Chapadmalal se sumó a la lista, tomando especial protagonismo entre los más chicos.
Hoy, en vísperas del verano 2025-2026, y en medio de una situación cambiaria que favorece el turismo en el exterior, muchos grupos de amigos de la ciudad de Buenos Aires y de la provincia que buscan combinar playa y noche están regresando a Praia do Rosa, fenómeno que encuentra entre sus explicaciones factores económicos, practicidad y una cuota de tendencia: por algún motivo que nadie tiene del todo claro, el destino simplemente se puso de moda.
Los dueños de hostels se hicieron eco de la movida durante el verano pasado, cuando los chicos argentinos coparon sus instalaciones y Rosa Norte, el balneario por predilección de los argentinos. Entre los turistas que pasaron la segunda quincena de enero de 2025 ahí hay quienes relatan que caminando por las calles del pueblo lo que más se escuchaba eran acentos argentinos, y que en la playa sucedía lo mismo. “Por momentos hasta te olvidabas de que estabas en Brasil”, cuenta uno de ellos, de 23 años y oriundo de San Isidro, quien el año pasado viajó a Praia junto a un grupo de amigos del colegio.
“Ya desde el año pasado se ve que el mes de enero está prácticamente destinado al público de 25 años para abajo, tanto en nuestro hostel como en otros lugares de Rosa. Generalmente son grupos de amigos grandes”, dice la argentina Daniela Matar, dueña del hostel Paraíso, el primero de Praia do Rosa, fundado hace 15 años. Este año, por las reservas que viene teniendo, intuye que sucederá lo mismo, y lo ve como una buena noticia.
El tipo de cambio no es un factor menor a la hora de analizar el fenómeno. “El pasaje ida y vuelta nos salió unos 300 dólares, y el hospedaje de 10 días, unos 7000. Gastamos aproximadamente unos 1000 dólares”, cuenta Clara Gutiérrez, publicitaria, de 28, que viajará a Praia do Rosa este verano junto a cuatro amigas. “Elegimos el lugar porque había vuelos baratos, era fácil de llegar y sabíamos que era lindo”, explica.
El comparativo con los precios argentinos todavía no es posible, aunque pueden hacerse algunos razonamientos preliminares, destaca el agente de viajes Tomás Novick. “Todavía no están disponibles los precios del lado argentino, pero sí los del lado brasileño, que se mantienen constantes en dólares. La situación económica es clave para que la demanda vaya para un lado o para el otro. Con un dólar pisado, viajar al exterior es más barato, es una ecuación clásica que nunca falla”, afirma el fundador de la red de agencias Travel Connect.
El fenómeno responde también, en parte, a una moda, destacan los turistas y los locales “Hay lugares que, por alguna razón, se ponen de moda. El año pasado tenía en el hostel una chica de Areco que me decía: ‘en Areco se puso muy de moda Rosa. Todos quieren venir’. Y así como recibimos chicos de areco, recibimos chicos de un montón de lados, grupos grandes, de seis chicos o chicas para arriba de Azul, Capital, Zona Norte, Zona Sur...”, cuenta Matar.
Praia do Rosa es un pueblo chico ubicado entre morros. Hay un centro pequeño con bares y restaurantes. También tiene boliches, la mayoría alejados del centro, pero ubicados a uan distancia caminable, destacan los turistas consultados. Toda la vida de verano se puede hacer a pie, y ese detalle no es menor para quienes eligen pasar las vacaciones ahí.
Así lo destaca Milagros Piralli, oriunda de Olivos. Viajó a Praia junto a cinco amigas hace dos años, cuando el retorno de los adolescentes argentinos recién comenzaba a tomar forma. “Había un par de grupos. Yo filmé un video contando recomendaciones del viaje. Al día de hoy, pasaron dos años, pero tanto el año pasado como este año me siguen hablando chicas todo el tiempo pidiéndome datos de Praia do Rosa: desde hospedaje y cosas para hacer hasta formas de ir desde el aeropuerto de Florianópolis hasta ahí”, cuenta.
“A mí me encantó el lugar. Es ideal para descansar. No hay tantos autos, hacés todo caminando y las playas son divinas”, dice.
Entre las actividades más elegidas, los turistas y también los locales destacan los trekkings de 20 o 30 minutos por los morros, que permiten llegar a playas más alejadas y menos concurridas, y también a miradores. El surf ha sido históricamente lo que más ha atraído a los argentinos hacia esta costa. Hoy se mantiene como una de sus principales actividades, tanto entre locales como entre turistas.