Sebastián Ortega: la vuelta del universo de El marginal con En el barro y cómo recrear una cárcel de mujeres sin caer en lugares comunes

“La idea es mantener el concepto a nivel universo de El marginal no solo en temas estéticos, porque esto es una cárcel de mujeres, sino en el método que nos lleva a meternos en la historia y conocer a los personajes”, dice Sebastián Ortega y en su cabeza el más sorprendente éxito de continuidad en la producción audiovisual argentina de los últimos años adquiere en un mismo movimiento la perspectiva de un final y de un nuevo comienzo.

Desde la amplia oficina que ocupa en la sede de Underground, ubicada en el corazón de lo que hoy se conoce como Palermo Hollywood, Ortega adelanta en un extenso mano a mano con LA NACION todo lo que hay que saber sobre el primer desprendimiento en forma de serie que tendrá El marginal. Desde el jueves 14 estarán disponibles en Netflix los ocho episodios completos de En el barro, cuya trama se inicia con la llegada a la prisión femenina de La Quebrada de un grupo de reclusas encabezada por Gladys Guerra, o La Borges (Ana Garibaldi), el personaje desde el cual la trama de El marginal se conecta con esta nueva historia, ajena y cercana a la vez a su fuente original.

“Es un desafío gigante –continúa Ortega -. Acá no hay solo dos o tres protagonistas sino una gran cantidad de personajes y la idea fue contar de dónde venía cada una y qué era lo que estaba viviendo. Cada situación es muy diferente, de una cirujana-esteticista hasta una chica acusada de asesinar a su novio. El tema de Gladys es la acumulación, por eso su flashback es el más extenso”.

En este nuevo capítulo Ortega asume como creador, showrunner, autor (junto a Omar Quiroga, Silvina Fredjkes y Alejandro Quesada) y director general el mismo compromiso que asumió a lo largo de la historia de El marginal. Y dedica buena parte de la charla a uno de los puntos fuertes de la serie, un poderoso elenco femenino que encabezan Rita Cortese como directora del penal y, encarnando a otras tantas reclusas, Cecilia Rossetto, Lorena Vega, Valentina Zenere, Juana Molina, María Becerra (en su debut actoral), la española Ana Rujas y la recordada exboxeadora Alejandra “Locomotora” Oliveras, fallecida el 28 de julio último.

A ellas se suman Justina Bustos, Juan Gil Navarro, Erika de Sautu Riestra, Carolina Ramírez, Camila Peralta y Marcelo Subiotto. También Gerardo Romano, retomando el personaje de Sergio Antín que entregó en El marginal. No será el único regreso desde el universo original. “Gladys viene arrastrando varios delitos, el último de los cuales fue el secuestro de la mujer de Antin –detalla Ortega-. Lo que nos pareció muy interesante en esta etapa nueva es algo que nos acercó Rodolfo Palacios y comenzó a ser explotado en la realidad a partir de la pandemia. El tema del uso de los celulares y las salidas a través de Internet”.

-Hay en un momento un flashback muy elocuente al respecto. La cárcel en plena pandemia, el corte de las visitas y el reclamo por los contagios. Todo cambió desde allí.

-Y la forma en que se infiltran todos estos elementos en la cárcel son de un ingenio increíble. Lo que queríamos era ampliar la mirada sobre el universo carcelario desde esa perspectiva, los negocios que se generan desde adentro como el tráfico de pornografía filmada dentro de la misma cárcel o el manejo del ingreso a través de las “visitas higiénicas” para tener encuentros personales con algunas de esas chicas. También ampliamos ese retrato con el tema de las presas que entran embarazadas o quedan dentro de la cárcel en ese mismo estado.

-Pablo Trapero en Leonera exploró muy bien esa temática.

-Nosotros fuimos un poco más allá porque mostramos la participación de algunos de los personajes en esa trama como el médico del penal, encarnado por Marcelo Subiotto. Y remarcar algunas contradicciones. A veces se quiere hacer el bien mientras al mismo tiempo se trata de sacar una ventaja de eso. ¿Hasta qué punto es lo correcto? La idea de En el barro, como en su momento lo hizo El marginal, es abrir el debate. No están solo los buenos y los malos, sino un montón de grises en el medio que invitan a la reflexión.

-Villanas que en un momento se transforman en heroínas porque quienes están enfrente son todavía más malas.

-En el barro se parece bastante a un circo romano, con varios niveles de maldad y de bondad conviviendo dentro de los mismos personajes. Lo mismo pasaba en El marginal

-Siempre existió cierto morbo detrás de las películas o las series ambientadas en cárceles de mujeres, que a esta altura funciona casi como un género en sí mismo. Y unos cuantos clisés bastante exacerbados de exhibicionismo o degradación que nunca faltan. ¿Evaluaron esos riesgos, los tuvieron en cuenta?

-Siempre está latente toda esa cuestión, porque estas historias siempre son convocantes, atraen. Lo primero que hicimos para evitar esos lugares comunes fue hacernos de un muy buen elenco. Pilares como Rita Cortese o Lorena Vega te dan cierta tranquilidad. También Juana Molina, que llevaba más de 30 años sin hacer ficción, o traer de vuelta a Gerardo Romano. Y nos tomamos todo el tiempo necesario para visitar cárceles y charlar con muchas mujeres que conviven en el encierro por diferentes razones.

-¿Cómo fue todo ese trabajo previo?

-Muy útil. Estuvimos allí todas las cabezas de equipo, los autores, la directora de arte. Una vez, recuerdo que volvíamos del penal de Ezeiza todos callados bajando la energía y la información que habíamos recolectado allí. Queríamos una convivencia entre reclusas parecida a la que teníamos en El marginal para facilitar la puesta de cámara. Pabellones donde habitaban entre 15 y 20 reclusas. Cada espacio con toques personales.

-El marginal es un caso excepcional de continuidad en las ficciones argentinas. Y una historia que encabezó en su momento una corriente extendida en el audiovisual argentino muy interesada en el retrato de la marginalidad, la delincuencia, las relaciones complejas y a veces muy turbias entre la ley y el hampa. Ahora quedaron prácticamente solo ustedes. ¿Por qué El marginal consiguió mantenerse tanto tiempo?

-Creo que los personajes entraron muy fuerte en el imaginario de la gente. Al día de hoy algunos actores me siguen contando que los llaman por los nombres de sus personajes. A Roly Serrano le quedó para siempre El Sapo. Y a Nico Furtado, no solo acá, también trabajando como ahora mucho tiempo fuera del país, le siguen gritando Diosito por la calle. Con El marginal nosotros podríamos haber seguido tranquilamente diez temporadas, pero en un momento nos dijimos: hay que cerrar acá. Que la serie termine arriba y el público se quede con ganas de más.

-Y ahora tenemos más con En el barro.

-Claro. Y como pasaba eso nos pareció interesante volver a abordar el encierro, pero ahora desde el punto de vista de las mujeres. Y nos encontramos con un mundo diferente con situaciones y sensibilidades distintas. Y sobre todo con muy pocas visitas, a diferencia de lo que pasa en las cárceles de hombres. Las mujeres son realmente marginadas en la mayoría de los casos por las familias. Está muy mal visto que una mujer caiga presa. Y muchas son víctimas de sus propias parejas.

-Los personajes de Valentina Zenere y María Becerra representan esa situación.

-Y si la presa es madre especulan desde afuera con llevarle o no al niño para que la visite. Hay mucha manipulación y a veces no vuelven, las dejan solas. Por eso se genera una unión y una hermandad muy fuerte entre las reclusas. Lazos muy estrechos y a veces relaciones amorosas que ni se habían planteado cuando estaban afuera.

-¿Alguno de los personajes surgió después de ese trabajo previo de investigación y visitas?

-Varios. Hay rasgos de la personalidad y motivos de encierro que se inspiraron en las historias que nos contaron algunas de las mujeres presas con las que conversamos.

-Te voy a pedir un concepto sobre cada una de las actrices que encabezan el elenco. Empecemos por Rita Cortese.

-La conozco desde que hicimos juntos Sol negro. Es una actriz de una contundencia impresionante, capaz de ordenar todo solamente con su presencia. Cuando Rita está en el set hay otra energía. Todos sienten la necesidad de observar lo que hace para tratar de seguirla, porque es una mujer muy profunda y una señora actriz. En términos actorales impone autoridad y nos trajo la seguridad que necesitábamos trasladar al resto del elenco.

-Lorena Vega.

-Lorena también es una actriz contundente, pero sobre todo funciona desde una amplia paleta de colores. Te da todo: emoción, fuerza y resistencia. Como su personaje, la Zurda, tiene ese rasgo característico de querer ir al frente y ofrecer batalla, pero también está allí para brindar algún tipo de consejo maternal.

-Cecilia Rossetto.

-Cecilia es el folclore y el arrabal. En las reuniones previas nos contaba que iba mucho a cantar a las cárceles de mujeres. Mientras la escuchaba, la veía claramente como una líder. En su caso nos obligó a cambiar la dirección e ir por más con su personaje, por eso es un ejemplo de las cosas que fuimos modificando sobre la marcha. No todos los personajes tenían originalmente la edad con la que finalmente aparecen. Y los más jóvenes aportaron una muy interesante cuota de rebeldía. Por eso antes de que la menciones voy al ejemplo de Ana Rujas.

-¿Cómo llegó Ana Rujas a este proyecto?

-En uno de los viajes de trabajo que hicimos con Pablo Culell, un productor español nos habló de una serie de Los Javis que no conocíamos y especialmente de Ana Rujas. Yo no la conocía y cuando vimos la serie me enloquecí. Hacía mucho que no veía una actriz con tanta potencia, soltura y desfachatez. Quería sumarla a la segunda temporada de En el barro, pero terminó haciendo la primera. Nos unió el destino, porque no habíamos encontrado todavía a la actriz para el personaje que terminó haciendo. Ana es muy hermosa, pero su belleza no opaca lo intimidante y sádica que puede ser en la historia.

-Valentina Zenere.

-La vi por primera vez a través de mis hijos por lo que hizo en Élite. Es muy irreverente en el mejor sentido de la palabra y lleva todo ese atrevimiento a sus personajes. Cuando la vi haciendo de Nahir Galarza terminó de convencerme. Queríamos un personaje a primera vista frágil, pero a la vez con muchas capas y ese misterio que lleva a preguntarnos al verla si es culpable o inocente.

-María Becerra.

-Nos llamó y nos dijo que quería participar porque es fanática de El marginal. Nos sorprendió a todos, porque tiene un talento para la actuación que va a dejar a todo el mundo con la boca abierta. Tiene muchísimas condiciones. Se para bien, mira bien, dice bien. Y tiene una enorme sensibilidad en la mirada. Lo que tenía que hacer no era nada fácil y superó por completo mis expectativas. Además aportó la cortina musical.

-Nos queda Ana Garibaldi.

-Ana es contundente y sensible al mismo tiempo. Puede manejar una banda de matones y enfrentar a toda una mafia, como lo hizo en El marginal, y al mismo tiempo quebrarse por la pérdida o la caída de algún familiar con la misma fuerza. Con Gladys se metió en la piel del público. Mostrarla ahora sin la contención que le brindaban los Borges, desolada y despojada de todo eso, es muy atractivo. Tiene algo muy potente en la mirada, con esos ojos azules que te endulzan y te intimidan a la vez. Nos dio todas las garantías actorales y un gran carisma. Es nuestra nave insignia para entrar desde El marginal al mundo de En el barro.

-Y Juana Molina. ¿Es cierto que su personaje originalmente iba a ser más episódico?

-No, fue al revés. A Juana la llamamos en principio para que hiciera a Cecilia Moranzón, la directora del penal, pero lo que ella quería hacer no coincidía con el perfil de un personaje que teníamos bastante delineado y terminó en manos de Rita Cortese. Lo mismo pasó cuando le ofrecimos interpretar a La Zurda, el personaje de Lorena Vega.

-¿Y qué pasó?

-Le dije que teníamos otro personaje, el de una mujer que anda divagando por la cárcel y maneja un nivel de locura que la mantiene al margen de cualquier pelea o bando. Puede entrar a todas partes y es cómplice de todos. “Dale vos el color que quieras, que hable, se vista y se comporte como a vos se te ocurra”, le propuse. Quería darle toda la libertad para que activara ese mecanismo de espontaneidad que tiene al actuar. Ahí nos entendimos. Sentí en ese momento que ella nunca iba a sentirse limitada para crear.

-¿Cuánto tiempo llevaba tu productora, Underground, sin hacer ficción en la Argentina?

-Casi un año. Estuvimos supervisando unos cuantos proyectos fuera del país, pero acá llevábamos entre nueve y diez meses sin hacer nada. Se hizo bastante larga la espera. Ahora tenemos un par de estrenos pendientes como una serie que grabamos el año pasado en Uruguay y la segunda temporada de En el barro.

-¿Ya está lista?

-Las grabaciones sí. Hicimos todo el rodaje en un lugar que iba a entrar en demolición, 14 manzanas. Logramos que se retrasara un poco ese proceso para poder construir una cárcel ahí adentro. Por eso grabamos las dos temporadas de corrido, sin descanso. Al día siguiente de terminar la última escena de la temporada 1 estábamos empezando con la segunda.

-¿Cómo observás el estado actual de la industria audiovisual argentina?

-Hubo un pico con exceso de contenidos y la gente quizás se empalagó porque la oferta era demasiada. Mi sensación es que se estaban comprando cosas que no habían tenido un análisis previo lo suficientemente minucioso. Después la cosa se fue acomodando un poco y ahora está un poco más regularizada.

-¿Y cómo está parada Underground en todo este contexto actual?

-Gracias a Dios estamos en un momento de bastante movimiento, trabajando con proyectos en desarrollo para casi todas las plataformas de streaming. Algunos ya grabados que se están terminando de editar y otros en etapa de escritura. Hoy estamos abocados íntegramente a los contenidos para plataformas. Hubo un intento en un momento de hacer una doble ventana entre un canal abierto, que era Telefe, y una plataforma, pero hoy los recursos que te brinda el streaming son mucho más generosos. En la TV de aire es prácticamente imposible hoy hacer ficción.

-Ese proyecto de una súper serie que ustedes originalmente iban a hacer para Telefe, El extraño del pelo largo, ¿no se va a concretar?

-Sí, la vamos a hacer, pero no en Telefe. No te puedo contar más.

-A diferencia de otras productoras locales, ustedes hace tiempo que al menos en una lectura inmediata están medio fuera del radar. ¿Hace cuánto que no escuchábamos hablar de Underground?

-Estuvimos en el último tiempo con la atención más puesta en proyectos realizados fuera del país, pero tampoco queríamos volver de forma improvisada. Nuestra intención siempre fue mantener un nivel de producción similar al que veníamos realizando.

-¿Qué significa eso en los términos del lugar que ocupa Underground como parte de una marca tan poderosa en el universo latino y de habla hispana de la industria del entretenimiento como Telemundo?

-Al principio nos concentramos en supervisar algunos proyectos de Telemundo que se estaban haciendo en el exterior y aportar nuestra mirada a otras ideas a las que fuimos sumándonos. Apenas nos integramos a Telemundo tuvimos que grabar dos temporadas completas de El marginal en plena pandemia, lo que fue toda una hazaña. Construir una cárcel entera, hacer los tests todos los días. Quedamos bastante agotados. Después tomamos un poco de aire para encarar proyectos importantes como Diarios de un gigoló y Los secretos de la familia Greco. Y el tiempo que estuvimos sin grabar se invirtió sobre todo en la escritura.

-Ahora volvieron a producir y a filmar.

-El año pasado se nos armó una especie de embudo, llegamos a grabar al mismo tiempo tres proyectos en tres países diferentes. En el barro acá, otro en Uruguay y un tercero, muy ambicioso, en Colombia. Hubiésemos preferido empezar con uno y después pasar al otro, pero no siempre logramos acomodar el calendario y tener la disponibilidad que nos gustaría.

-¿Y cómo se sigue desde el atalaya de Telemundo la situación del audiovisual argentino?

-Ya no se habla más de un solo lugar. Las situaciones son globales al igual que los contenidos y las plataformas. A excepción de los canales de aire, que manejan información más local, todo el resto funciona a partir de lanzamientos mundiales. Y las tendencias son bastante similares. Yo veo un parate generalizado. En Europa, en Estados Unidos, en Latinoamérica. Por eso los compradores se volvieron más selectivos.

-¿De qué manera?

-Por ahí tienen un presupuesto ya no tan grande para invertir en contenidos. Ahí entran a jugar los estudios de mercado, las tendencias, los famosos algoritmos. Todo va cambiando cada vez más rápido, las formas de consumir contenidos también. Para nosotros significa también hacer un aprendizaje de cosas nuevas a toda velocidad. Además, todos estos requerimientos por parte de NBC y Telemundo nos alejaron un poco del camino que habíamos iniciado en el cine con El ángel. Pasó bastante tiempo de eso, pero el año que viene volvemos con otra película bastante grande.

-El ángel se filmó a mediados de 2017 y se estrenó un año después.

-Fue antes de la pandemia, que nos complicó a todos. Cuando empezábamos a poner un pie en una corporación de la magnitud de Telemundo nos mandaron de vuelta a casa y todo fue desde ese momento por Zoom, con una incertidumbre muy grande. El nuestro no fue un aterrizaje común. Se demoró bastante hasta que nos terminamos de acomodar. Hoy estamos felices, cómodos y súper incentivados para hacer muchas cosas más.

-¿Y qué imaginás o proyectás para el futuro inmediato desde tu experiencia y conocimiento?

-Depende de dónde lo miremos. Mirando la realidad desde el contenido que hacen algunos influencers en YouTube o las empresas de streaming como Olga, Blender o Luzu, lo que se vuelve cada vez más familiar es la rapidez con la que entran y salen los contenidos. Antes lanzábamos una tira y la ola duraba todo el año, de febrero a diciembre. Hoy los tiempos cambiaron. Ayer estábamos en las noticias con una cosa y a los 2 minutos apareció otra y la tapó. Nadie volvió a hablar de ella. El vértigo por un lado es bueno y por otro no, porque te empezás a preguntar por el sentido de trabajar dos años seguidos sobre un mismo tema.

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Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/personajes/sebastian-ortega-la-vuelta-del-universo-de-el-marginal-con-en-el-barro-y-como-recrear-una-carcel-de-nid10082025/

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