Por su sabor, practicidad y aporte nutricional, la naranja es una de las frutas más elegidas. Aunque suele consumirse fresca, en jugos o postres, también destaca por sus propiedades beneficiosas para la salud renal.
Su alto contenido de agua (90%), sumado a su aporte de vitamina C, flavonoides y betacarotenos, convierte a las naranjas en un alimento que ayuda a mantener la hidratación de los riñones, un aspecto esencial para su correcto funcionamiento.
Naranjas vs. bananas: ¿qué elegir para cuidar los riñones?Mientras que la naranja favorece la salud renal, otras frutas, como la banana, pueden ser menos convenientes para quienes padecen enfermedades renales. Esto se debe a su elevado contenido de potasio, un mineral que, aunque esencial para funciones nerviosas y musculares, puede acumularse peligrosamente en el organismo de personas con función renal disminuida.
Por cada 100 gramos de banana, se aportan 200 miligramos de potasio, y una porción promedio contiene 329 miligramos, según la Fundación Española de la Nutrición (FEN). En contraste, las naranjas ofrecen una opción más segura para mantener hidratados los riñones y evitar riesgos asociados al exceso de potasio.
¿Cuántas naranjas consumir al día?El consumo de naranjas debe adaptarse a las necesidades de cada persona. Para quienes tienen enfermedades renales, se recomienda limitarse a una pieza diaria, ya sea como fruta entera o jugo, para evitar sobrecargar estos órganos.
En cambio, las personas sin problemas renales pueden consumir hasta dos naranjas enteras o incluso cuatro si se eligen en forma de jugo. Sin embargo, la fruta fresca sigue siendo preferible, ya que el jugo contiene menos fibra y una menor concentración de vitaminas y minerales.
Incorporar naranjas a la dieta diaria puede ser una forma efectiva de cuidar los riñones, siempre teniendo en cuenta las necesidades individuales. Moderación y elección consciente son las claves para aprovechar al máximo las propiedades de esta fruta, mientras se mantiene una salud renal óptima.