Soledad Villamil: la nueva serie que llevó su rostro a Times Square, las exigencias del rodaje y las ganas que no perdió del todo

“La dimensión que tiene esto creo que la estoy tomando más ahora, en el lanzamiento, que durante el rodaje. Ahí te dedicás a filmar, estás muy ocupada tratando de hacer tu trabajo. Y esta experiencia fue de las mejores que haya vivido con tanta gente y tantas áreas tan involucradas, intentando sacar lo mejor de cada escena, de cada momento, de cada día. Pero ahora, cuando veo la marquesina en Times Square, de repente me impacta el nivel de llegada del proyecto; es alucinante”, dice Soledad Villamil, la protagonista de Atrapados, la nueva serie policial de Netflix que se estrena el miércoles 26 de marzo. Hace un rato, antes de que comenzara la entrevista con LA NACIÓN, la actriz vio la imagen promocional de la ficción proyectada en uno de los gigantes carteles publicitarios en el centro de Nueva York y el shock todavía permanece. Hasta para ella, que gracias a su papel en El secreto de sus ojos traspasó las fronteras de la industria local y accedió a la escena internacional, el alcance que tendrá Atrapados resulta inédito.

La ficción está basada en una novela de Harlan Coben, el prolífico escritor norteamericano de historias policiales que en 2018 firmó un contrato con la plataforma para la adaptación de catorce de sus 35 novelas en formato de serie, una lista de la que ya se estrenaron programas como Solo una mirada, Ni una palabra y Bosque adentro, realizadas en Polonia, Por siempre jamás, ambientada en Francia y El inocente, de España. Ahora, uno de los relatos de Coben viajó a Bariloche, donde transcurre la historia de Ema (Villamil), una periodista que mientras investiga un caso de abuso sexual se topa con la misteriosa desaparición de Martina (Carmela Rivero), una adolescente que resulta ser compañera de colegio de su hijo Bruno (Matías Recalt).

-¿Leíste la novela antes de empezar a grabar la serie?

-Sí, diría que la leí casi en paralelo con los guiones. Obviamente la novela es muy atrapante, pero creo que en el caso de los guiones se tomaron muchas decisiones de adaptación muy buenas. Miguel (Miguel Cohan, guionista y showrunner) y su equipo hicieron un gran trabajo. Decidieron pasar del ambiente urbano en el que transcurre el libro a una ciudad pequeña lo que cambia mucho el tono del relato. Además sumaron el tema del grooming y el acoso virtual que no estaban en la historia original. En la novela hay una chica que desaparece, pero los motivos son otros. Igual no tiene sentido ir marcando diferencias entre la serie y el libro. Finalmente ambos son policiales cautivadores.

-Y en el caso del programa es muy local también. A pesar de ser una historia que podría ocurrir, y de hecho fue pensada para ocurrir, en otro lado al mismo tiempo tiene características propias porque la acción transcurre mayormente en Bariloche.

-Me parece que todo resulta muy verosímil. Estos personajes viven en Bariloche, les pasan estas cosas, están en la Argentina. Nada de lo que pasa lo sentís como algo fuera de lugar o fuera de un tiempo concreto. El color local está presente. Poder hacer algo argentino para el mundo, me convocó desde el principio. Me pareció una ecuación muy buena, muy positiva.

-¿Cómo fue la experiencia de grabar la serie en Bariloche?

-Fue espectacular y al mismo tiempo desafiante. Porque era mucho laburo. Creo que es la primera vez en mi carrera que no tengo un solo día libre en un rodaje. Estar en Bariloche nos permitió también estar muy concentrados. Las actrices y los actores nos quedamos todos en un mismo hotel, entonces era como un 24/7 de pensar en las escenas, en los personajes, de juntarnos a pasar la letra, de juntarnos con los directores. Éramos como un equipo de fútbol concentrado antes del Mundial.

-El paisaje, además, es fundamental para la trama.

-Sí, porque Bariloche tiene ese esplendor geográfico que también aporta mucho en el sentido de lo dramático, de la narración. Ibas al set y había una sensación especial al sentir el aire frío en la cara, el viento de la montaña, el agua...

Prioridades

-¿Entre la serie sobre Cromañón, la película Una muerte silenciosa, de Sebastián Schindel, y Atrapados, te tocó una seguidilla de madres sufrientes, no?

-Sí, puede ser, aunque Ema es algo distinta. Ser madre no parece ser su prioridad. Me pareció un personaje muy rico, no solo en ese aspecto sino en muchos más. Es muy humana y muy falible. Se trata de una mujer que no es la clásica investigadora, la heroína que tiene todo claro y a la que le salen las cosas bien. Es más intrépida que otra cosa. Se manda, tiene mucha pasión por su trabajo. Tiene mucha necesidad de encontrar la verdad detrás de las situaciones, pero bueno, en ese sentido se lleva puesta no solo la relación con su hijo adolescente (Matías Recalt), sino también su propia vulnerabilidad, sus propias emociones, sus propios dolores. Ella es como una aplanadora pasando por encima o creyendo que puede pasar por encima de todo, hasta que la vida le demuestra que no es tan así.

-Uno de los temas que atraviesa toda la serie son los vínculos entre padres e hijos. Es una dinámica que aparece en cada aspecto de la trama.

-Es muy interesante porque se muestra un espectro de distintos tipos de familias y cómo en algún momento de la vida de esos padres y esas madres les llega un momento, una situación en la que su hijo se convierte en una especie de desconocido. En Ema hay algo de ingenuidad o omnipotencia cuando piensa que si escucha al hijo no iban a atravesar por las situaciones típicas de la adolescencia. Se siente una madre “progre”, que escucha, que entiende, que no tiene problema en que se hagan fiestas en su casa pero en realidad emocionalmente está bastante desconectada. Me acuerdo que les decía a los autores que yo me imaginaba que cuando el hijo era chiquito, el que iba a las reuniones del jardín era el papá. O que llegaba tarde y le pedía al marido que le contara después. Claramente es una mujer que tiene su libido puesta en el trabajo. Se sale del arquetipo y eso me fascinó.

-El lado de la historia que se enfoca en los conflictos del grupo de estudiantes de secundario también se corre de los usuales retratos de los adolescentes.

-Es que el hecho de vivir en Bariloche hace que tal vez no tengan los mismos estímulos que los chicos de su edad que viven en una gran ciudad y eso hace que los vínculos sociales y los grupos de amigos cobren mayor protagonismo. Y esos lazos en la adolescencia de este grupo se empiezan a poner cada vez más oscuros. De todas maneras, la computadora, las redes sociales y todo lo que implican forman parte de su mundo, más allá de dónde viven. Algo que forma parte central de la trama.

-Una particularidad de la serie son sus protagonistas. Por un lado aparecen intérpretes con larga experiencia como vos, Juan Minujín, Alberto Ammann, Fernán Mirás y Mike Amigorena- y por el otro los actores jóvenes que ponen en marcha la trama como Matías Recalt y Carmela Rivero, que debuta en la ficción con el papel de Martina, la joven desaparecida.

-Me encantó poder compartir la experiencia con este grupo de actores y actrices jóvenes, que no solo son buenísimos sino que creo que tienen esas mismas ganas que yo recuerdo haber tenido cuando empecé, y que creo que no haber perdido del todo. Son ganas de estudiar, de aprender y de entender el mundo de la actuación. Durante el rodaje se sentía esa energía, además eran un grupo bastante sólido que se movía en bloque por Bariloche. Siempre es super valioso trabajar con generaciones diferentes a la propia, ya sean mayores o más jóvenes. Son miradas distintas que aportan un montón a tu interpretación y al proyecto en general.



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/series-de-tv/soledad-villamil-la-nueva-serie-que-llevo-su-rostro-a-times-square-las-exigencias-del-rodaje-y-las-nid26032025/

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