TURÍN.-“Es difícil hablar, supe de él la semana pasada, tengo tantos recuerdos lindos, uno más lindo que el otro. Lo conozco desde hace cincuenta años”, dijo entre lágrimas la prima del Francisco, Carla Rabezzana, de 93 años, que vive en Portacomaro, la ciudad natal de algunos de los antepasados del Papa.
“Hablé con él estos días”, consigue decir entre sollozos y relata que le contó al Santo Padre que se “rompió el pie”. A lo que Francisco le contestó -según sus palabras- con su humor inconfundible: “Menos mal que no te rompiste la cabeza”.
“Giorgio estaba preocupado, porque ya no soy muy joven, y así terminó todo. Lo único que sé ahora es que no lo volveré a ver”, musitó.
Por la tarde, los periodistas se congregaron frente a su casa, en la ciudad rodeada por colinas y viñedos. La anciana se asomó a la ventana con incredulidad.
“Es un hombre maravilloso, no hay otro como él ni lo habrá jamás. Intercambiamos algunas palabras, porque le faltaba el aire. Me dijo: ‘Mejórate’”, recordó.
Los recuerdos van luego a la visita pastoral de noviembre de 2022, con parada en su casa, en un entrañable gesto por su cumpleaños. “No puedes llorar cuando tienes 90 años”, le había dicho el Papa. “No lloro, no lloro, no quiero llorar. Oh Giorgio, qué hermoso es volver a verte...” fue su respuesta. Su menú del día incluía roast beef, verduras, agnolotti y bunet, uno de los postres típicos del Piamonte. “Uno de los días más hermosos de mi vida", recuerda Rabezzana.
La emoción de la prima del Papa terminó por desbordarse al recordar el deseo de volver a escucharlo: “Tengo el corazón que explota. Yo especialmente pensaba que lo habría superado… que hubiera salido de la enfermedad… que tal vez volviera a hablar. Y no es así. No es así“.
Con otro pariente, Armando Bergoglio, de 79 años, hubo un apretón de manos. El bisabuelo del hombre, nacido en 1850, era hermano del bisabuelo del Pontífice. “Soy el último de la familia Bergoglio”, dijo. No hay otros parientes varones con este apellido. Pero sigo soltero”.
Asti había concedido la ciudadanía honoraria al Papa y un comité le había enviado una botella de vino local dedicado a él, Grignolino Laudato.
En la provincia de Asti, en Tigliole, vive también otra prima, Delia Travo: “él siempre era bromista, tenía un ingenio rápido, ahora me duele no poder abrazarlo otra vez”, declaró hoy.
“Pensábamos que podría recuperarse, pero más allá de los arrebatos de estos últimos días, que nos habían reconfortado un poco, era evidente que su tiempo se acercaba a su fin”, apunta Eraldo Demergasso desde Cabella Ligure, Alessandria. “Mi bisabuelo era hermano de la bisabuela del Papa.
En la zona de Cuneo, en Peveragno, vive otra prima, Nella Bergoglio. El propio Jorge Mario Bergoglio, en un libro-entrevista de 2010, cuando todavía era cardenal en Buenos Aires, decía que su “padre era de Portacomaro y mi madre de Buenos Aires, con sangre piamontesa y genovesa”, apunta.
Su bisabuelo nació en Portacomaro Stazione, una aldea de Asti, en la localidad de Bricco Marmorito, luego su padre emigró a Argentina.
Agencia ANSA