Reinventarse a la edad jubilatoria: tienen más de 60 años y hacen cursos para conseguir un trabajo en blanco

De niño, las enciclopedias eran su ventana al mundo que lo intrigaba. Quería saber cómo funcionaban las cosas: trenes, autos, relojes y hasta las cafeteras. Ese interés se transformó en su pasión y más adelante en su profesión, cuenta Alfredo Pinkus, que hoy es ingeniero electrónico. Ya jubilado y a sus 66 años, afirma que esa cualidad hoy le es clave para continuar en el mundo del trabajo, no solo porque quiere, sino porque lo necesita.

“Tengo 37 años de aportes entre mis trabajos en relación de dependencia y como monotributista. Cobro un poco más de la mínima y llego a fin de mes con lo justo porque estoy alquilando. Imaginate los que están abajo mío. Es triste, pero están en el horno”, dice a LA NACION Alfredo, quien la última vez que trabajó en relación de dependencia fue a los 56, en una empresa de tecnología en comunicaciones.

Después de esa experiencia y mientras buscaba un trabajo estable, comenzó a hacer asesorías y soporte de ventas para pymes. “En un momento me dije, hay cuestiones endógenas que no puedo manejar, por ejemplo, que muchas empresas no quieren emplear a viejos. Así que hace unos años hice cursos de reinserción laboral, decidí cambiar de rumbo y estudié programación. Me amplió las posibilidades”, dice aún con entusiasmo.

Como Alfredo hay cada vez más personas en edad de jubilarse o ya jubiladas que comienzan a estudiar algo que les permita reinsertarse en el mercado laboral formal, explica Mariana De Fazio, directora ejecutiva de Diagonal, una asociación civil que se creó en el año 2000 para capacitar a adultos de más de 45 años para que puedan conseguir un trabajo en blanco o realizar un emprendimiento propio.

“Quienes tienen más de 60 quieren seguir trabajando por diferentes razones: porque viven más años, sienten que pueden seguir activos o simplemente porque lo necesitan. Es por eso que la jubilación ya no es una etapa a la que se quiera llegar para dejar de trabajar”, dice De Fazio.

La especialista explica que en los últimos tres años aumentó un 25% la cantidad de hombres y mujeres de más de 60 años que van a realizar capacitaciones a Diagonal con la intención de extender su vida laboral por una cuestión no solo de inquietudes, sino por “necesidad económica”.

Según una investigación que realizó LA NACION a partir de un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, dos de cada 10 personas en edad jubilatoria trabajan. De ese universo de personas activas, apenas el 36% logra un empleo pleno. El resto consigue un trabajo precario (42%), generalmente informal, o directamente hace changas para subsistir (22%).

Un nuevo comienzo a los 66 años

Con la intención de mantenerse en el mercado laboral, Alfredo explica que realizó cursos de coaching vocacional en Diagonal y allí le recomendaron que hiciera una capacitación en programación. Si bien tenía algunos conocimientos, fue un nuevo comienzo. Gracias a eso, comenzó a programar nubes y sistemas de catálogos para la pyme de un amigo y para su hermano que es arquitecto.

“Aún busco un trabajo más estable en una empresa, pero se me abrió un mundo de conocimientos nuevos que quiero seguir explorando”, dice Alfredo, que es divorciado, tiene dos hijos de entre 35 y 30 años y siente que se reinventó a la edad en la que simplemente podría estar jubilado.

Si en la contratación en general hay muchos sesgos o filtros que las personas deben superar, para los adultos mayores esas dificultades se multiplican. “El edadismo es la tercera causa de discriminación en el mundo del trabajo después del sexismo y el hecho de ser joven o no tener experiencia. Y lo preocupante es que es un fenómeno muy invisible porque se los piensa como inactivos, cuando en realidad las nuevas longevidades son activas, no es como hace 30 años o más”, indica De Fazio.

Como Alfredo, son muchas las personas jubiladas que no pueden reinsertarse en el mercado de trabajo formal. De hecho, el 70,2% de las personas que cobran una jubilación y trabajan lo hacen en actividades informales, según revela un análisis de LA NACION Data hecho en base a la Encuesta Permanente de Hogares del primer trimestre de 2025.

Además, ese informe expone que el 50% de los jubilados que además trabajan informalmente, apenas logran sumar, entre sus haberes y ese trabajo, unos $ 580.000. Este contexto explica, en gran medida, la última cifra de pobreza difundida por el Indec: el 16% de las personas de 65 años o más viven en la pobreza, el doble que hace ocho años, cuando rondaba el 7%.

“Evitan jubilarse”

“Jubilarme no es una opción para mí”, cuenta a LA NACION Gabriel Katz, en su departamento de Balvanera, en la zona de Once. Tiene 67 años y trabajó toda su vida en el área comercial de empresas nacionales y multinacionales, por lo que viajó mucho y a pesar de los vaivenes económicos, pudo formar la familia que soñó con su esposa.

Tiene una hija y dos hijos varones de entre 34 y 39 años. “Son profesionales, trabajan bien y me dieron seis hermosos nietos, qué más puedo pedir”, dice con orgullo Gabriel, que hace un par de años enviudó y muestra con emoción las fotos familiares que hay en su biblioteca.

Hace ocho años, a sus 59, se quedó sin trabajo y decidió hacer un curso de coaching laboral en Diagonal. Al poco tiempo, consiguió un trabajo en relación de dependencia como soporte comercial en una empresa que da soluciones informáticas a multinacionales del rubro energético.

“Tengo la edad para retirarme y supero los años de aporte, pero aún no quiero jubilarme. Y de hacerlo, seguiría trabajando y me seguiría capacitando”, explica. Lo que cuenta Gabriel ilustra otro fenómeno que se está dando en los últimos años, según Eugenio Semino, Defensor del Pueblo de la Tercera Edad.

“Cuando antes las personas se acercaban a preguntar cómo se podían jubilar, hoy hay cada vez más personas que consultan cómo pueden evitar jubilarse para seguir trabajando”, dice Semino, que trabaja hace más de 30 años representando a los adultos mayores. Y agrega: “Y quienes se jubilan y cobran la mínima, empiezan a buscar trabajo desesperadamente porque primero se comen los ahorros y después empiezan a ver cómo se va degradando su calidad de vida”.

En cuanto a la calidad del empleo al que pueden acceder, el sociólogo Enrique Amadassi, de la Fundación Navarro Viola, una organización que trabaja para transformar la realidad de las personas mayores, insiste en que el trabajo registrado es más bien excepcional: “Hay mucho menos trabajo en blanco que entre los sub 60. Los puestos a los que acceden se caracterizan por su menor calidad. Son trabajos del estilo precario. En la jerga de la OIT, es trabajo no decente. Y con un peso de las changas mayor que entre los sub 60″.

Más informaciónDiagonal es una asociación civil que acompaña a las personas de más de 45 años a reinsertarse laboralmente. Si querés saber más y te interesa contactarlos, podés entrar a su cuenta de Instagram haciendo click aquí.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/comunidad/reinventarse-a-la-edad-jubilatoria-tienen-mas-de-60-anos-y-hacen-cursos-para-conseguir-un-trabajo-en-nid21082025/

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