“Necesito un trabajo formal”: se jubiló con 33 años de aporte y la plata no le alcanza para comer

Una cama de una plaza, una mesita, un anafe eléctrico, un roperito con la ropa justa y necesaria, un televisor de tubo, de esos grandes y pesados, y una radio que está siempre encendida y es, dice, su compañía. Eso es todo lo que Egidio Mamani, un jubilado de 65 años, tiene en la piaza en la que vive.

Egidio se jubiló en 2023 con 33 años de aportes. Aunque trabajó toda su vida, nunca pudo comprarse una casa. Por eso, desde que se separó, hace 15 años, alquila una de las habitaciones de una casona de Barracas y comparte el baño con 10 personas.

Su último trabajo antes de jubilarse, el que sostuvo durante 20 años, fue como taxista. Manejaba hasta 12 horas por día. Podía pagar, “cómodo”, el alquiler. Pero ahora que cobra una jubilación apenas superior a la mínima, de unos $360.000 más el bono de $ 70.000, tiene que destinar casi la mitad de ese ingreso, unos $220.000, a pagar el alquiler de su pieza, que agradece no le aumentan desde hace seis meses.

“Nunca me había puesto a pensar cómo sería mi vida de jubilado, pero jamás me hubiera imaginado estar así de mal”, asegura Egidio, que tiene dos hijas a las que no quiere “molestar con sus problemas”.

Para sumar a su jubilación, Egidio trabaja “de lo que sea”. Por lo general son changas eventuales y por poca plata: ayuda con mudanzas o se suma como ayudante de electricistas, gasistas, carpinteros o pintores. Más o menos, cada vez que tiene una changa, le pagan 20 o 30 mil pesos, que suele usar para comprar comida. “El tema es que hay semanas que no me sale ninguna. Yo necesito un trabajo permanente, para poder complementar mi jubilación y estar más tranquilo”, explica Egidio.

Casi todos los días arranca igual: Egidio sale a recorrer las calles de Barracas y Constitución en busca de algún trabajo. “Me acerqué a restaurantes, estacionamientos, todo tipo de negocios. Cualquier cosa me vendría bien, pero por la edad no me toman”, cuenta. Por eso, en mayo decidió anotarse en una escuela de oficios para estudiar y conseguir la matrícula de electricista. “Con eso espero conseguir algo más seguro”, asegura.

Su historia refleja un drama creciente en la Argentina: dos de cada 10 personas en edad jubilatoria que trabajan lo hacen en la informalidad y por una cuestión de subsistencia, es decir, para pagar gastos básicos, tal como lo reveló una reciente investigación de LA NACION.

“Siempre trabajé”

Dos tardes por semana, Egidio camina las 10 cuadras que separan su casa de la escuela. Entra a las seis y sale a las nueve de la noche, así que vuelve en colectivo porque “de noche el barrio es peligroso”. Lleva al hombro una mochila azul donde guarda un destornillador, cables, una birome y el cuaderno donde toma apuntes.

Esa parte de su vida le recuerda a cuando era un adolescente y asistía a una escuela técnica en Ledesma, en la provincia de Jujuy, donde nació y vivió hasta los 17 años. Un año antes de terminar el secundario, lo abandonó para mudarse a Buenos Aires en busca de un mejor futuro. “Todos me decían que allá no había trabajo pero acá sí. Y era verdad”, cuenta.

Durante sus primeros años en la ciudad, trabajó en una pizzería en la calle Juncal que cerró hace varios años y como operario calificado en Neiman, una fábrica de llaves de autos, y en Peñaflor, una de las principales productoras de vino del país.

Después, fue empleado ferroviario durante 10 años. Aunque le tocó ir a San Juan y a Chaco, la mayor parte del tiempo trabajó en la línea Belgrano Norte, en Retiro. Cuando lo despidieron por los recortes en el ferrocarril, consiguió empleo como chófer de la línea 168, que conecta La Boca con San Isidro. Tras ocho años allí, decidió cambiar levemente de rubro y volverse taxista. Manejó entre otros, un Renault 12, un Peugeot 405 y un Toyota Etios. Lo hizo durante 18 años, hasta que en 2023 se jubiló.

Egidio también formó una familia. Sus hijas tienen 28 y 30 años. Una entró en el Ejército y la otra vive en Jujuy y está a una materia de recibirse de programadora. Él está muy contento por la vida que construyeron ambas. “Ellas también viven con lo justo. Nunca me gustó tener que pedir ayuda y siempre intenté rebuscármelas como sea. Yo no quiero ser un peso para nadie”, dice el jubilado.

Como Egidio, el 70,2% de las personas que cobran una jubilación y trabajan lo hacen en actividades informales, según revela un análisis* de LA NACION Data hecho en base a la Encuesta Permanente de Hogares del primer trimestre de 2025. Ese informe expone, además, que el 50% de los jubilados que además trabajan informalmente apenas logran sumar, entre sus haberes y ese trabajo, unos $ 580.000. Este contexto explica, en gran medida, la última cifra de pobreza difundida por el Indec: el 16% de las personas de 65 años o más viven en la pobreza, el doble que hace ocho años, cuando rondaba el 7%.

“Al menos hay rebusque”

A pesar de todo, Egidio se considera algo así como un privilegiado. “Hay gente que está mucho peor que yo. Acá en la Capital, por suerte, hay mucho rebusque y algunos apoyos”, asegura. Es que, más allá de su jubilación, cobra dos ayudas del Gobierno de la Ciudad: el subsidio habitacional, una ayuda económica para familias o personas que están a un paso de quedar en la calle, y la ciudadanía porteña, un subsidio destinado a cubrir necesidades básicas que va de 80 mil a 121 mil pesos. Además, de lunes a viernes almuerza en un comedor de PAMI que queda en La Boca, cerca de su casa.

“A ese empecé a ir hace un año, porque me enteré de que existía y queda cerca de mi casa. Pero desde que me jubilé en 2023 que para comer me las rebusco en iglesias u otros espacios”, cuenta Egidio, quien jamás se imaginó que llegaría a una situación así. “Cuando manejaba el taxi, podía parar en cualquier momento del día en algún local y comprarme algo para comer, pero eso ahora me es imposible. Ya no puedo ni ir a tomarme un café, a lo sumo los de maquinita que venden en los kioscos, que salen 1000 pesos”, agrega. Eso sí, los fines de semana, gracias a las ayudas que recibe, puede darse el gusto de comprarse unos bifes y cocinar un rico almuerzo.

Tanto en el comedor como en la escuela de oficios, Egidio se encuentra con otros jubilados y, aunque le cueste creerlo, con algunos que están mucho peor que él: “Me preocupa la gente que cobra la misma jubilación que yo pero no tiene ninguna otra ayuda. Yo entre el comedor, los subsidios y las changas me las rebusco. Sin eso, no sé cómo haría para mantenerme, no llegaría ni a mitad de mes”.

Este año, con lo que ahorró de las changas que hizo pudo comprarse un par de zapatillas nuevas. Le gusta estar prolijo, pero cada vez le cuesta más poder comprarse ropa y solamente puede hacerlo en ferias, donde todo es más barato. “Estoy muy limitado”, remarca.

“Mi padre falleció, pero también fue jubilado después de trabajar toda su vida como ferroviario. Dentro de todo cobraba bien, podía vivir tranquilo. No recuerdo que le faltara nada. Yo pensaba que la mía iba a ser una situación más o menos parecida, pero estoy muchísimo peor”, señala.

“Con un empleo estable, todo sería diferente. Dentro de todo, el de electricista es un trabajo más o menos liviano y yo todavía no tengo problemas graves de salud. Obviamente, nunca me imaginé que iba a tener que vivir así, pero después de más de dos años ya me acostumbré. Mientras pueda, lo único que quiero es conseguir un trabajo fijo que me ayude a complementar la jubilación y me deje vivir tranquilo”, dice Egidio mientras se calza una gorra, se abriga el cuello con una bufanda de polar para protegerse del frío de la ciudad y se calza la mochila azul.

Cómo ayudar a Egidio

Podés hacerlo a través de Lumen Cor, una red de voluntarios que asiste a personas en situación de calle.

Si querés conocer las distintas formas de ayudarlos, entrá a este link y conocé cómo podés hacerlo.*Metodología

Para esta nota, se considera jubilados a los hombres a partir de 65 años y a las mujeres de 60 o más, que viven en un hogar que declaró haber vivido de su jubilación en el último mes. Se excluye a los jubilados que no declaran su tipo de empleo o declaran ns/nr. Los datos corresponden al último periódo publicado en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de Indec, primer trimestre de 2025. Con Asesoramiento del Lic. Muricio Gómez Aguirre (ITBA)



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/comunidad/necesito-un-trabajo-formal-se-jubilo-con-33-anos-de-aporte-y-la-plata-no-le-alcanza-para-comer-nid21082025/

Comentarios

Comentar artículo