En su casa de José Ignacio. Pocho Lavezzi y Guadalupe Tauro presentan a Vittorio y hablan de amor y de la etapa más difícil del ex futbolista

Recuperado, con sonrisa plena y su hijo Vittorio en brazos, Ezequiel Lavezzi (39) está disfrutando de un momento de mucha felicidad. Después de un tiempo difícil, en el que enfrentó desde problemas legales hasta de salud, “Pocho” aprendió a mirar con otros ojos, perdonar y perdonarse, dar vuelta la página y empezar de nuevo. Sensible e inteligente, descubrió que ningún golpe es definitivo, supo transformar lo peor que le tocó vivir en experiencia, y ahora está dispuesto a no perder la chance de este renacimiento. En pareja con Guadalupe Tauro (28) –la mamá de Vitto, su amor y su apoyo más incondicional–, el ex futbolista –papá también de Tomás (19), fruto de su relación con Débora, su novia de la adolescencia– que colgó los botines en 2019 tras su paso por el Hebei Fortune de China (antes vistió las camisetas de San Lorenzo, Paris Saint-Germain y Napoli, además de la de la selección argentina) imagina un futuro en familia, rodeado de la paz y el bienestar que le ofrece José Ignacio. Y en ese escenario posó en exclusiva para ¡HOLA! Argentina junto a Guadalupe y Vitto.

–¿Por qué decidieron instalarse en Punta del Este?

Ezequiel: Elegimos este lugar por la tranquilidad y por la buena vida que podemos llevar acá para criar a nuestro hijo, mientras disfrutamos de los cambios que él va teniendo con el correr de los meses. Esta es una etapa muy linda para él y para nosotros, y queremos vivirla al máximo.

–¿Qué es lo que les gusta de Punta del Este?

Ezequiel: Tener más tiempo, el aire libre, la vegetación, la playa… Tratamos de sacarle el mayor provecho a todo esto que es bárbaro y también de disfrutarnos nosotros.

Guadalupe: Este lugar tiene una energía particular y por cómo es Ezequiel, disfrutamos mucho de cada momento. Estamos frente a la playa y nos encanta el mar. También nos gusta tener tiempo para leer un libro o caminar por la playa.

–¿Cómo es la rutina de un día cualquiera?

Guadalupe: Hoy la rutina está marcada por la llegada de Vitto: él nos cambió completamente todo.

Ezequiel: Nos vamos adaptando día a día a él y a su ritmo, sin dejar de hacer las cosas que veníamos haciendo, trabajando un poco también, porque con el teléfono estamos conectados todo el tiempo. Además de lo que tiene que ver con hacer cosas juntos con Guada, ya sea con el nene o no. Por ahí, la madre de ella nos da una mano con Vitto, y así podemos disfrutar de nuestros momentos también.

–¿No tienen niñera?

Guadalupe: Nosotros dos nos hacemos cargo 24/7 del gordo. No hay nadie que nos ayude salvo, a veces, mi madre. Gracias a Dios tengo la posibilidad de estar al ciento por ciento con él, y lo disfruto mucho. Obviamente que en algún momento quiero retomar mi vida, no solamente por la salud mental de Vitto, sino también para que el gordito crezca con ese ejemplo, el de ver a sus papás haciendo cosas, de ver a sus papás trabajando. Eso es muy importante para nosotros.

–¿Cómo fue para vos volver a ser papá a los 39?

Ezequiel: Fui papá muy joven y, por el hecho de irme a jugar afuera, no disfruté mucho de las cosas pequeñas, de los cambios que los chicos van teniendo, y siempre estuve lejos de Tomi físicamente, más allá de estar presente. Hoy tengo una madurez diferente, comparto con Vitto muchísimas cosas y lo estoy disfrutando de una manera especial. Estoy muy contento y haciendo un montón de cosas que no me tocó hacer con Tomi.

–¿Cambiás pañales y lo bañás?

Ezequiel: ¡Sí, hago todo! . Estoy muy feliz de poder vivir toda esa parte, que con mi primer hijo me perdí.

–¿Qué es lo que más los movilizó con la llegada del bebé?

Guadalupe: Yo siempre soñé con ser madre, pero hasta que no te pasa no llegás a dimensionar lo que significa. La maternidad me atravesó por completo, estoy sumamente feliz, me siento plena, soy una mujer mucho más segura y más fuerte. ¡Siento que puedo con todo desde que lo tengo a él! Vitto llegó en un momento complicado, pero fue una bendición: trajo luz a toda la familia. Es un niño que se vive riendo, que se porta muy bien y duerme toda la noche… La verdad es que estamos chochos.

–¿Ser padres les potenció algunos miedos?

Ezequiel: Creo que los miedos siempre existen, pero uno va viviendo experiencias nuevas y reaccionando de la mejor manera que puede para ir resolviendo esos miedos y las cosas que pueden pasar durante el crecimiento del bebé.

Guadalupe: Es que criar a un niño es uno de los trabajos más importantes y desafiantes. Inculcarle valores y hacerlo de la mejor manera posible. Creo que eso es una cuestión que va naciendo de uno, que no lo aprendés en ningún lado y que, quizás al principio, no te sentís preparado para resolver, pero después todo comienza a fluir y va saliendo solo. Los miedos siempre están presentes, pero uno los enfrenta y sigue adelante. Estoy muy feliz porque no he tenido problemas ni durante el embarazo ni durante la cesárea. Tuvimos un obstetra excelente, Hugo Arizaga, de Rosario, que nos hizo sentir muy bien, cómodos, y que logró que todos esos miedos que yo iba teniendo se fueran disipando.

–¿Cómo está Tomás con la llegada del hermanito?

Ezequiel: Está feliz y trata de compartir con Vitto todo lo que puede, aun a una distancia medio larga porque hoy él tiene el objetivo de jugar al fútbol y se dedica a full. Nosotros también queremos que compartan cosas y que tengan ese vínculo de hermanos, que es hermoso. De hecho, dentro de poco vamos a ir a visitarlo con Vitto.

–¿Qué aprendieron de sí mismos en estos meses desde el nacimiento de su hijo?

Guadalupe: Yo soy una persona superlibre, que de alguna manera siempre se priorizaba, y hoy mi vida pasó a un segundo plano por completo: todo gira alrededor de Vitto y de mi familia. También aprendí a ser más paciente. Bueno, yo hice un curso intensivo de paciencia con Ezequiel. . Ser madre es algo espectacular y tengo una profunda admiración por las mujeres que toman este rol, lo hagan de la forma en que lo hagan, porque cada uno lo hace de una manera distinta.

Ezequiel: Sí, sobre eso que decía Guada, trabajar la paciencia, lo que es llevar el día a día con un bebé, porque te cambian un montón de cosas. Cambian los horarios, cambian las prioridades, y uno tiene que estar preparado para asumir esos cambios y estar bien para darle amor y todos los cuidados que él necesita.

Guadalupe: A mí lo que me pasa también es esto de querer ser mejor cada día por él. Para brindarle amor, un buen ejemplo, inculcarle cosas buenas.

Ezequiel: Y estar preparado para cuando haya que darle consejos, enseñarle y hacer lo que haga falta para ayudar a la formación de su personalidad.

–¿Cómo se conocieron?

Guadalupe: Fue acá, en Punta del Este, por eso al principio te hablaba de lo especial que era este lugar para nosotros. Nos conocimos por una persona en común, pegamos buena onda al principio y nos pusimos a charlar muchísimo. Yo en ese momento estaba viviendo afuera, trabajando. Las conversaciones comenzaron a ser cada vez más recurrentes, empezamos a vernos mucho más seguido, hasta que llegó un punto en que tuve que decidir y me vine a vivir con él.

–Cuando se conocieron, ¿qué fue lo que más les llamó la atención del otro?

Guadalupe: Fue un poco de todo. Uno a veces tiene prejuicios con respecto a la gente y cuando lo conocí, Ezequiel me pareció una persona con la que pude hablar de un montón de temas, alguien superinteresante, independientemente de lo físico y de la simpatía que lo caracteriza. Ezequiel es alguien que me hace reír, una persona con un corazón enorme que vive ayudando a los demás, y eso me encanta de él. También es alguien que no se olvida de dónde viene, de sus raíces, y me parece que eso está buenísimo.

Ezequiel: Lo primero que me llamó la atención fueron las charlas que surgieron y la conexión que creamos en ese primer momento. Después, con el tiempo, cuando nos fuimos conociendo un poco más, esa conexión se afianzó y ahí como que nos quedamos agarrados. Sucedió todo muy rápido y ahora somos una familia los tres y estamos felices.

–¿En qué aspectos se parecen y en cuáles no?

Guadalupe: Los dos disfrutamos mucho de las cosas simples… de compartir un mate, de charlar mucho. Creo que la comunicación es fundamental. Después, respecto a las diferencias, él es más relajado que yo, que soy ansiosa y necesito tener todo bajo control. Siento que está bueno porque Ezequiel me baja un poco, o al revés, un día que se despierta sin muchas ganas de hacer cosas, como que yo lo levanto, le cargo las pilas. Y eso también nos complementa.

–¿Qué planes tienen? ¿Habrá boda?

Ezequiel: Estamos más enfocados en disfrutar del bebé y de las cosas que nos están pasando ahora que son hermosas. Con el tiempo, seguramente pensaremos en el casamiento, en tener otro hijo, pero hoy en día nos importa más disfrutar de Vitto, crecer como pareja y hacernos cada vez más fuertes como familia.

–¿Cómo es la vida lejos del fútbol?

Ezequiel: Estoy encontrándome conmigo, con cosas que quiero hacer, y la verdad es que no extraño nada jugar al fútbol. Yo tomé una decisión y sigo respetándola. Fueron muchos años, casi toda mi vida fue jugar al fútbol… es lo que único que hice. Pero hoy disfruto de otras cosas. Disfruto de visitar a mis compañeros, a los amigos que hice con el fútbol, y eso me lleva a estar cerca de lo que hice siempre, pero desde otro lado: sin presiones, sin obligaciones, sin horarios.

–Juntos atravesaron momentos difíciles. ¿Cómo se acompañaron?

Guadalupe: Con esa palabra, “juntos”. Se dijeron y se dicen un montón de cosas que, en su gran mayoría, no son reales. Lo que pasa y lo que vivimos día a día lo conocemos nosotros dos y lo resolvemos puertas adentro. Nuestra energía y nuestro tiempo están totalmente enfocados en nuestra familia, en estar bien nosotros tres. Creo que siempre es preferible tener paz y tranquilidad antes que tener razón.

–Ezequiel, ¿cómo estás de salud? ¿Te recuperaste? ¿Cómo te sentís?

–Estoy muy bien, totalmente enfocado en mi familia, en mis pilares que son Guada, Vitto y Tomi. Estoy muy cerca de ellos, que me dan energía, me ayudan a querer estar bien, a proyectar, a pensar en el futuro para tener la familia que siempre soñé. Quiero hacer las cosas bien, por eso estoy en tratamiento y me siento bien haciéndolo. Lo que más me importa es poder acompañar a mis hijos, a cada uno en lo que le está tocando vivir. Ellos están en etapas completamente diferentes y yo soy el papá de los dos, así que tengo que adaptarme a lo que vive cada uno y tener la valentía y la posibilidad de acompañarlos estando bien, en mi mejor versión, sin llevarles preocupaciones. Lo que quiero es estar con ellos desde el amor. Gracias a mi familia y al tratamiento, creo que de a poco volví a tener ese brillo que tal vez en algún momento me faltó.

Maquillaje: Victoria Silva (@beautyvicky_).



Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-hola/en-su-casa-de-jose-ignacio-pocho-lavezzi-y-guadalupe-tauro-presentan-a-vittorio-y-hablan-de-amor-y-nid05022025/

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