La noticia sacudió al mundo del tenis apenas dos semanas antes del inicio de Roland Garros. Novak Djokovic y Andy Murray decidieron poner punto final a su vínculo profesional, luego de apenas seis meses en los que el escocés había asumido como entrenador del serbio. La separación fue confirmada este martes por ambos protagonistas a través de mensajes en redes sociales, donde primaron los elogios mutuos y la gratitud por la experiencia compartida.
“Gracias, ‘coach’ Andy, por todo el trabajo duro, la diversión y el apoyo durante estos seis meses dentro y fuera de la pista. Realmente he disfrutado profundizar nuestra amistad”, escribió Nole, de 36 años, que este año intenta reconquistar su mejor versión, en medio de una temporada con más dudas que certezas.
La respuesta del escocés no tardó en llegar. “Gracias a Novak por la increíble oportunidad de trabajar juntos y gracias a su equipo por todo el trabajo duro. Le deseo lo mejor para el resto de la temporada”, expresó Murray, quien se retiró del circuito profesional tras los Juegos Olímpicos de París 2024 y dio su primer paso como entrenador junto a uno de sus históricos rivales.
La decisión de Djokovic de sumar a Murray a su cuerpo técnico sorprendió al mundo del tenis a fines de 2024, poco después de cerrar una etapa exitosa junto al croata Goran Ivanisevic. Consciente de que sus mejores años están detrás, el serbio apostó por rodearse de alguien de plena confianza y con una mirada distinta del juego. Nadie mejor que quien supo ser su rival más exigente en la primera mitad de su carrera.
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“Estoy encantado de contar con uno de mis mayores rivales en el mismo lado de la red que yo”, había dicho Djokovic en noviembre. Pero los resultados no acompañaron.
Desde que comenzó a trabajar con Murray, el actual número seis del ranking ATP acumuló un récord de 12 victorias y 7 derrotas, sin títulos. Su mejor actuación fue la final del Masters 1000 de Miami, donde cayó ante el joven checo Jakub Mensik. Antes, había alcanzado las semifinales del Abierto de Australia, instancia en la que se retiró por lesión frente a Alexander Zverev.
Más allá de ese par de torneos destacados, el resto fue cuesta arriba. Cayó en su debut en Doha e Indian Wells, volvió a perder en primera ronda tanto en Montecarlo como en Madrid, y decidió no competir en el Masters 1000 de Roma, último torneo previo a Roland Garros. Su ausencia alimentó los rumores sobre un posible parate, e incluso algunos especialistas especulan con que podría bajarse del Grand Slam parisino para enfocar sus energías en Wimbledon y el US Open.
Djokovic y Murray compartieron 37 enfrentamientos oficiales, siete de ellos en finales de Grand Slam. Entre 2011 y 2016, protagonizaron duelos memorables que marcaron una era en el tenis masculino. En 2016, se disputaron mano a mano el N°1 del mundo, que terminó en manos del británico tras ganarle al serbio en la final del Masters.
Convertir esa rivalidad en una sociedad técnica fue un experimento que despertó curiosidad y expectativa. Y aunque el proyecto no dio los frutos esperados en lo deportivo, ambos dejaron claro que la experiencia fortaleció el vínculo personal entre dos leyendas del tenis.
“Creía que nuestra historia común había terminado, pero finalmente hay un último capítulo”, había dicho Djokovic en noviembre al anunciar a Murray como su nuevo entrenador. Ese capítulo, al menos dentro de la cancha, ya llegó a su fin.
Mientras Murray define si continuará vinculado al circuito como entrenador de otro jugador, Djokovic encara una etapa decisiva de la temporada sin un entrenador confirmado. Su próxima aparición está prevista en el ATP 250 de Ginebra, una semana antes de Roland Garros. De confirmarse su presencia, será su vigésima participación en el Abierto francés, torneo que conquistó en tres ocasiones (2016, 2021 y 2023).
Con 24 títulos de Grand Slam en su vitrina y 36 años en su espalda, el serbio aún persigue la gloria. Pero este 2025 ha sido hasta ahora un año atípico: por primera vez desde 2018, llegó a mediados de mayo sin haber ganado un solo título.