Para el jueves está convocada la sesión en el Senado para que los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla sean tratados en el recinto y el Gobierno no tiene los votos para que sus dos candidatos (nombrados en comisión, vía decreto presidencial) obtengan el acuerdo de la Cámara alta con los dos tercios de los presentes.
En la Casa Rosada se aguarda la sesión bajo un fuerte secretismo. Distintas fuentes del Gobierno aseguraron que la gestión de Javier Milei no hará esfuerzos para seguir estirando la definición sobre la Corte en el Senado, como una agonía. “Javier no quiere que lo extorsionen más. Ya está, que se sienten y voten”, dijo un importante colaborador oficial a LA NACION.
En la práctica, sin embargo, hubo algunos movimientos llamativos en las últimas horas. En la tarde del martes acudió a Balcarce 50 el titular del bloque de la UCR en el Senado, Eduardo Vischi. Ingresó acompañado por el secretario de Justicia, Sebastián Amerio, y se dirigió al despacho del asesor Santiago Caputo, en el primer piso de la sede de gobierno. Amerio y Caputo son las dos espadas judiciales de Milei.
El titular del bloque peronista en el Senado, José Mayans, anunció que mañana -Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas- reunirá en Buenos Aires a los 34 senadores de su espacio. “Tenemos más de 30 votos para rechazar los pliegos de Lijo y García-Mansilla”, advirtió públicamente el senador del PJ con línea directa con Cristina Kirchner.
Consultado por estos dichos de Mayans, un funcionario soltó hoy en la Casa Rosada: “Antes de juntar los votos en contra tienen que juntar los 37″. Una clara alusión a la mitad más uno de la Cámara que se necesita para habilitar la sesión que da cuenta de posibles intentos oficiales para dificultar el quórum.
El Gobierno, no obstante, juega con todos los pronósticos en contra. El bloque radical tenía previsto hacer una reunión a última hora de hoy y todo indicaba que había consenso en la bancada para dar quórum el jueves.
El frente peronistaCon el peronismo, en tanto, las tratativas se embarraron otro tanto en los últimos días. Los últimos dichos de Javier Milei sobre Cristina Kirchner -pidió que ella “que empiece a practicar cómo escribir sus memorias en los ladrillos de la cárcel”- y los recientes mensajes de la exmandataria dirigidos al jefe de Estado por el caso $LIBRA y el acuerdo con el FMI (los tuits encabezados por “che Milei”) recrudecieron la polarización entre el Gobierno y el kirchnerismo. Como nunca, el Presidente decidió tocar la fibra más sensible de la jefa del peronismo, la vinculada a su situación judicial.
La confrontación se agravó tras la decisión del gobierno de Donald Trump de sancionar a Cristina Kirchner y prohibir su ingreso a los Estados Unidos. Minutos después de que la administración estadounidense hiciera oficial la medida, Milei la celebró en su cuenta de X. La expresidenta interpretó que el Gobierno había incidido en la decisión de Trump. “No pudiste contenerte y saliste a postear enseguida dejando todos los dedos marcados que fue un pedido tuyo”, le escribió ella a Milei.
Eso que se percibió públicamente frustró algunas diligencias que el Gobierno pretendía hacer de forma soterrada para salvar los pliegos de Lijo y García-Mansilla.
Tal como publicó LA NACION, diez días atrás, el Gobierno tenía la intención de negociar por última vez los pliegos utilizando como moneda de cambio “todo el paquete judicial” para intentar alcanzar un acuerdo político y evitar un conflicto institucional. Es decir, estaba dispuesto a discutir con la oposición las decenas de vacantes que siguen pendientes. Allí entraban los 140 pliegos de jueces federales, la Defensoría del Pueblo y el cargo de Procurador General de la Nación. Hubo gestiones concretas para materializar ese ofrecimiento en una mesa de negociación.
“Después eso se suspendió”, aseguró una fuente al tanto de esos movimientos. “Javier se cansó, no quiere que lo extorsionen”, insistió. No se descarta del todo que existan, más allá de la belicosidad evidente entre ambas terminales, contactos de bajísimo perfil entre el Instituto Patria y la Casa Rosada. Ya los hubo en el pasado.
En el Gobierno aseguran que, aunque el Senado lo rechace “García-Mansilla seguirá sentado en la Corte hasta que termine el año legislativo”. Milei nombró a sus candidatos por decreto pero solo García-Mansilla logró prestar juramento y sentarse en el tribunal. Lijo no, porque Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y el propio García-Mansilla rechazaron su licencia como juez federal de primera instancia, lo que generó una tensión adicional para el Gobierno con un actor importante de Comodoro Py.
Cristina Kirchner también mira con expectativa el futuro de la Corte. La defensa de la expresidenta presentó este lunes un recurso de queja ante la Corte Suprema de Justicia para que el máximo tribunal revise su condena a seis años de prisión por la causa Vialidad. Es el último recurso que le queda a la exmandataria para evitar que se ejecute la pena dictada en su contra: si la Corte lo rechaza, la sentencia quedará firme.